Agroindustria

Balance sexenal negativo para café

Cuando está por terminar el sexenio foxista el balance para el sector cafetalero es negativo. En este tiempo, el aromático sufrió una baja considerable en precio, producción y consumo. La falta de apoyos y programas institucionales agudizó el abandono de cafetales, la decepción y la migración de los pequeños productores mexicanos.
Sara Antonio

El café enfrenta una situación de crisis desde hace 15 años por los precios internacionales y la baja en su producción. Productores y exportadores del aromático indican que durante el ciclo 1999-2000 se produjo la cosecha más alta de café en México, con 6.2 millones de sacos; sin embargo, para el periodo 2004-2005 la producción cayó a la mitad al ubicarse en 3.4 millones de sacos.

Nuestro país ocupó el tercer lugar de productores de café en el mundo, ahora se sitúa en el séptimo. En el periodo 1999-2000 las ventas al exterior fueron de 5.2 millones de sacos, para el periodo 2004-2005 presentaron una baja considerable, al exportarse sólo 1.9 millones de sacos.

Lo anterior se refleja en que los ingresos por exportaciones del aromático hacia nuestro país llegaron a ubicarse en 980 millones de dólares; hoy apenas alcanzan 300 millones.

La disminución en la producción de café es resultado de una serie de factores en cadena que provocan el abandono de cafetales; la falta de apoyos, los precios internacionales, la marginación, la pobreza y la migración son los principales eslabones.
Alfredo Moisés Ceja, vicepresidente de comercio exterior del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), sostiene que el gobierno debe proporcionar asistencia técnica a los pequeños productores para que no abandonen sus fincas, como ocurre en Oaxaca, donde por falta de apoyos y capacitación, los productores de café han decidido emigrar hacia Estados Unidos.

Oaxaca llegó a producir un millón de sacos de café; hoy su producción ha disminuido en forma sustancial, pues obtiene sólo tres o cuatro mil sacos de aromático. El estado de Puebla atraviesa por una situación similar, expone Alfredo Moisés, también exportador de café.

Chiapas es considerado por el exportador como el estado que tiene la mejor calidad de café, por su mano de obra y porque es un lugar mucho más barato para producirlo en comparación con el resto de la República.

Para Moisés Ceja, de mantenerse esta calidad, en 10 o 15 años el estado sureño será el único productor y comercializador de café en México.

Veracruz, estado productor de buen café, tiene en la actualidad un problema de migración de pequeños productores y de fraccionamiento de fincas cafetaleras para venderlas como áreas urbanas, sobre todo en la zona de Coatepec, por lo redituable que resulta ese negocio; esto lo ha llevado a perder muchas hectáreas de cafetales, comenta el directivo del CNA.

Programas vacíos

En los tres primeros años de este gobierno, las organizaciones de productores negociaron y concretaron algunos programas como el Fondo de Estabilización de Precios, el Programa de Fomento Productivo y el de Apoyo a Proyectos Integrales, los cuales pretenden beneficiar a pequeños productores de café.

Sin embargo, los productores señalan que a pesar de que se otorga presupuesto para esos programas, éste no se ejerce.

Fernando Celis, asesor de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Cafetaleras (CNOC), asegura que del presupuesto aprobado por la Cámara de Diputados por 1,600 millones de pesos en varios programas para la rama, en 2005 no se ejerció ni la mitad de los recursos.

La Organización de Desarrollo Integral Café Zapoteco reconoce ser beneficiaria de los programas de estabilización de precios y fomento productivo, «pero no es suficiente, porque a nivel estatal siempre son los mismos los que se ven beneficiados. De los 100 mil productores del estado de Oaxaca, 90 mil no saben de los apoyos. Los productores pobres están en el abandono», expresa Damián Bautista presidente de esta organización.

El adiós del Consejo Mexicano del Café

Para el sector cafetalero, un acontecimiento importante en este sexenio fue la desintegración del Consejo Mexicano del Café (CMC) en 2004, organismo que integraba la cadena productiva, productores, comercializadores, exportadores e industriales.
Las opiniones sobre este hecho, coinciden en que fue un error haber desmantelado ese organismo.

«Unilateralmente la Secretaría de Agricultura decide liquidarlo y aún no está claro el porqué. Muchos dicen que fue porque no hubo capacidad por parte de sus funcionarios para operar los programas», comenta Fernando Celis.

«Fue un error haber desmantelado el CMC; yo creo que se dieron cuenta de ello y ahora tratan de formar una nueva figura jurídica con el Sistema Producto Café. Ojalá al consolidarse esta figura se tome en consideración que en México no existe asistencia técnica para los pequeños productores de café», expresa Alfredo Moisés.

El CMC dejó un trabajo para promocionar el consumo de café, al cual se le debe dar seguimiento. El Sistema Producto Café es una buena alternativa, pero se debe tener cuidado en que se incluya por igual a todas las organizaciones de cafetaleros, y que las decisiones no sólo las tomen los de arriba», puntualiza Damián Bautista.

Para que el Sistema Producto Café funcione adecuadamente tendría que existir por parte del gobierno federal una entera disposición para operar los programas que plantean los productores, así como el compromiso de ejercer los presupuestos aprobados, considera Fernando Celis.

Para que no lo dejen

Frente a la crisis que sufre el sector cafetalero, los pequeños productores han resuelto que la única forma de hacer frente a los problemas es estar organizados.

«Tenemos que mostrar directamente a la gente nuestro café y hacerles ver que nuestro producto es tan bueno que puede competir con el de los países de más renombre, como Colombia y Brasil», señala Damián Bautista.

Al toparse con el muro desleal del intermediarismo, el productor descubrió la importancia de estar organizado frente a la situación del mercado libre.

«Cuando quise vender mi café como materia prima me daban un precio muy bajo por él, pues decían que mi café estaba tierroso, húmedo, viejo y de mala calidad. Me daban muchos argumentos como sistema de presión, para que les dijera «sí te lo dejo, dame lo que sea.»

Frente a lo que Damián Bautista define como «un acto de humillación», decidió formar la Organización de Café Zapoteco. Se acercó a organizaciones como la Confederación Nacional Campesina, la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo y Coordinadora Estatal de Productores de Café de Oaxaca, entre otras, pero no tenía respuesta concreta a sus peticiones. «Para el productor oaxaqueño, la única manera de sobresalir es mediante el trabajo independiente, sin tener afiliación o compromiso con alguien.»

La organización de Desarrollo Integral Café Zapoteco comprende dos comunidades -San Juan Yetzicovi y Santo Domingo Roayaga-, su ideal es que se integren 18 comunidades de Oaxaca que faltan por organizarse. Las comunidades iniciaron sus trabajos de organización en 2000 y en 2004 se constituyeron legalmente.

La organización realiza todo el proceso: cultiva, cosecha, tuesta, muele, empaca y comercializa su producción bajo la marca Café 10 Zapoteco. También enseña nuevas técnicas y proporciona capacitación a los productores que la integran; «alentamos a los productores para que no abandonen la producción de café a pesar de los principales enemigos que son los bajos precios y la migración».

Hoy los productores del sector social encuentran en la organización un camino viable -aunque difícil- para sobrevivir ante los embates del mercado. Unidos evitarán abandonar la herencia de sus antepasados: el cultivo del café.

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