Agroindustria

Cómo plantar, cultivar y mejorar el agave 1

Para comenzar con el pie derecho una plantación de agave se requiere tener aciertos en todo el ciclo del cultivo y no errores costosos.

Hemos confiado en la rusticidad del agave, pero los últimos años nos han enseñado que es mejor tener una actitud preventiva en su producción y comercialización.

Mejorar cultivos encierra cierta dificultad, toda vez que es necesario incluir en el sistema de trabajo nuevas prácticas, cambiar la mecánica laboral de muchos años.

Si las aplica, los graves problemas de enfermedades no lo sorprenderán. Si desea desarrollar en serio su negocio de agave, puede planear, hacer, supervisar y corregir. Es recomendable empezar por lo más complicado y comparar los resultados obtenidos.

Establecimiento de la plantación

Por las características actuales del mercado del agave, resulta atractivo invertir en él, si al mismo tiempo hacemos una previsión para su comercialización y una visión nueva para el logro de objetivos.

Son conocidas las enfermedades que han aniquilado grandes plantaciones y el costo para controlarlas. Además, se observa el deterioro y pérdida de la fertilidad de los suelos por un manejo inadecuado de insecticidas y herbicidas, así como de fertilizantes químicos.

El reto es tener mejores rendimientos de agave sin enfermar la tierra, ya que si la degradamos el cultivo estará más expuesto a los trastornos. Para mejorar esta situación puede utilizar su valiosa experiencia de años y entonces realizar lo que le ha dado buenos resultados, pero además siga las recomendaciones que aquí presentamos.

Con el uso de nuevos productos agroquímicos y maquinaria en la agricultura, los técnicos requieren estar actualizados, estudiar los nuevos productos y tecnologías, así como sus efectos benéficos y perjudiciales. Si no recibe asesoría técnica, tiene el doble trabajo de prepararse para conocer acerca del funcionamiento de los productos y decidir qué es lo realmente costeable a corto y largo plazos.

Para empezar bien, seleccione, analice, prepare y haga enmiendas de suelo oportunamente, lo mismo en la selección y preparación de plantas. Haga su plan y calendario de actividades, recuerde la supervisión y los cuidados en el proceso de plantación.

La importancia del clima

Un aspecto inseparable en la selección de las tierras en las que se plantará es el clima. Aconsejamos buscar información climática antes de sembrar, así podrá anticiparse o prevenir los efectos indeseables de heladas, baja precipitación, alta humedad relativa y otros factores.

Esta información es poco consultada porque asumimos que este cultivo lo aguantará todo.

El cultivo de agave tiene una amplia resistencia a climas, desde el nivel del mar hasta los dos mil metros. La altitud es importante, pues a nivel del mar las zonas son más calientes que las regiones altas. La calidad que usted busque estará relacionada con los requerimientos de su cliente tequilero. No hay una mejor altitud, simplemente hay diferentes características y ventajas según la altura.

Una desventaja de las zonas altas podrían ser las heladas, mientras que en regiones bajas o en cañadas pueden presentarse altos porcentajes de humedad relativa. Recuerde que su enfoque de la calidad estará determinado por el consumidor, ¡entonces pregúntele a su cliente qué es lo mejor para él!

De acuerdo con estudios realizados en Jalisco, las temperaturas óptimas para el crecimiento del agave azul son 30 grados durante el día y 15 grados durante la noche. Es susceptible a las heladas cuando la temperatura es menor de 3 grados centígrados.

La humedad disponible se relaciona con la lluvia y con la capacidad del suelo para almacenar y ceder agua a la planta. Los cultivos de agave se encuentran en condiciones de 600 a 800 mm de lluvia total anual con una probabilidad de ocurrencia de 70 por ciento. ¿Qué quiere decir esto? Que al menos siete veces en 10 años llueve en esos lugares una cantidad de agua que tendría una lámina o altura de 60 a 80 centímetros.

Los días nublados y con excesos de humedad ambiental son un medio excelente para que crezcan hongos, la prevención y la lucha contra las enfermedades obliga a estar informado sobre estos aspectos y hacer aplicaciones oportunas. Para la zona de Los Altos de Jalisco, en Arandas por ejemplo, se tiene una altura de dos mil 020 metros y ocho de cada 10 años se tienen de 125 a 155 días con riesgo de heladas.

Si está decidido a plantar aun cuando hay riesgos de heladas, se le recomienda tomar las siguientes precauciones: mantener libre de maleza el cultivo, trazar los surcos de plantación a favor de los aires dominantes y usar calentones si existe el costo beneficio redituable.

Selección de suelos y su topografía

El suelo ideal para plantar agave no lo encontrará en cualquier sitio, pero sí puede adecuarlo y evitar plantar en suelos con drenaje deficiente, es decir, los que filtran rápido el agua. Algunas veces los suelos parecen drenar bien, pero en temporal de lluvias tienen mantos de humedad muy cerca de la superficie, motivo por el cual requieren de canales de desagüe. Los excesos de humedad son dañinos para el agave. Cuando el agua se encharca en una plantación, ésta se queda estancada y sin desarrollo, con las hojas de la base marchitas y, con el tiempo, pueden aparecer pudriciones en la base del tallo de la planta.

Para tener mejores resultados en la producción de cualquier cultivo, se requiere de un buen manejo del suelo y adecuar las actividades agrícolas también con respecto a su inclinación. Los agaveros que no cuidan y no manejan bien su suelo siempre se quejarán de enfermedades o fallas de rendimiento. Si usted ya lo ha observado, y aquí se lo recordamos, tómelo en cuenta para su inversión en este negocio.

Cuando un suelo se preparó bien pero no se niveló, es frecuente que esos manchones de plantas queden retrasados. Si se trata de un terreno con una inclinación (topografía con pendiente), la lluvia –al no encontrar obstáculos– se llevará el suelo y con éste los nutrimentos.

No es raro que las escorrentías en plantaciones jóvenes provoquen un crecimiento defectuoso y las plantas se debiliten y muestren cogollos chuecos y delgados.

En plantaciones adultas, los primeros síntomas de las enfermedades bacterianas, como la secazón o marchitez causadas por Erwinia, se observan en plantas donde la corriente del agua (escorrentía) ha dejado erosionado el suelo.

Tipos de suelo

Los suelos rojos, cafés o pardos, con textura media, es decir que tienen una mezcla de partículas de suelo que le permiten una buena aireación y drenaje, serán los adecuados para el agave. Evite los suelos claros (arenosos) o grises y negros que se agrietan cuando se secan.

Las raíces de las plantas necesitan espacios porosos con aire limpio para respirar. Usted reconocerá en su suelo si hay capas endurecidas o tepetates, también si hay nacimientos de agua; evítelos o mejore su condición con una buena preparación. Es preferible que no se siembre en suelos muy claros y arenosos que tienden a perder el agua y nutrimentos (nutrientes), o en suelos negros de lugares bajos que tienen textura arcillosa.

Después de haber seleccionado el predio por su tipo de suelos y otros factores (vías de comunicación, otras plantaciones de su propiedad, registros de alta productividad), lo que sigue es el análisis de suelos, éste le servirá para realizar desde un principio las enmiendas que requiere y el manejo adecuado para conservar su calidad.

El suelo tiene vida y es una reserva de alimentos para las plantas y para los organismos que habitan en él. Gracias a esto, la tierra permite la agricultura. Los suelos pobres tienen poca vida y fertilidad, por lo tanto son limitados para producir. A simple vista, uno no aprecia las características químicas y biológicas de un terreno; a veces ni las físicas, como la mezcla de partículas de diferentes tamaños.

Por esta razón son necesarios los análisis de suelo. Las características físicoquímicas y biológicas son cuantificadas con procedimientos realizados en laboratorio. Igual que a un paciente, los análisis sirven para hacer un diagnóstico, pero también para definir las dosis y tipo de fertilizantes y las aplicaciones por realizar; también para el laboreo de suelos y para calcular las dosis y tipo de pesticidas que se deben aplicar.

Acidez y encalado del suelo

Se puede medir la acidez con un papel colorimétrico, o evaluarse en laboratorio con el análisis de suelo. El pH para una nutrición adecuada de los cultivos es el 7, pues los nutrimentos están disponibles para las plantas. Si el pH es muy bajo, entonces hay acidez en el suelo, tal y como sucede en el estómago de los seres humanos. Abajo del 7 los pH son ácidos y arriba son alcalinos.

Los suelos mezcaleros tienden a ser ácidos porque los elementos químicos que neutralizan el pH son lavados por la lluvia a capas más profundas, y por el mismo material de las rocas que originaron dicho suelo.

También, si utilizamos sulfato y nitrato de amonio como fertilizantes y estiércoles, éstos acidificarán el área del suelo donde trabajan. La forma de neutralizar la acidez es con la aplicación de cal y con el uso de fertilizantes adecuados para suelos ácidos. Los hongos proliferan en suelos ácidos, razón por demás para medir el pH y dar protección al agave de infecciones.

Si la naturaleza del suelo tiende a la acidez, y además aplicamos incorrectamente fertilizantes y abonos, no es raro que estemos afectando negativamente la nutrición del agave y promoviendo el crecimiento de hongos que causan enfermedades. Para contrarrestar la acidez se requiere de un neutralizador como la cal, su mismo laboratorio de análisis de suelo le podrá ayudar en la decisión a tomar en el material encalante y el programa de encalado (dosis y aplicación).

Nunca mezcle los estiércoles con la cal pues se forman compuestos químicos que la planta no puede asimilar. En el suelo todo se relaciona, por lo que un programa de encalado tendrá efecto sobre la materia orgánica que se utilizará y otras aplicaciones al suelo. Recuerde que es un programa de enmiendas y no solamente una ocasión de encalado. Tendrá que nivelar otros programas de aplicación de abonos orgánicos y fertilizantes con el encalado. Sin duda requerirá de asesoría en la materia.

La materia orgánica en el suelo

La vida del suelo depende mucho de lo que llamamos materia orgánica, que son todos los productos vivos que se han descompuesto e incorporado al suelo.

En esta fracción se acumulan seres vivos microscópicos que ayudan a la nutrición y a la defensa de las plantas; también, gracias a las características de la materia orgánica los suelos tienen más “cuerpo”, mayor capacidad para absorber agua, para retener a los fertilizantes y que no se pierdan, y para desarrollar medicinas que controlan a los patógenos de las plantas.

Un suelo fértil ayuda a que crezcan sanas las plantas, pues en él viven los micoductos vivos que se han descompuesto e incorporado al suelo.

Preparación de suelos

El objetivo de la preparación es dejar un suelo mullido donde el cultivo se establezca y enraíce para tomar los nutrimentos y el agua. Un paso de subsuelo, otro de arado y uno de rastra serán suficientes para suelos donde se tiene una buena capacidad productiva. Cuando se realiza laboreo excesivo, la tierra queda tan suelta que la erosión se facilita, además se acelera la pérdida de nutrimentos.

Una buena preparación y manejo de suelos sería la base para un manejo de baja labranza que ayude a conservar la fertilidad.

Los terrenos con pendientes pronunciadas tendrán el riesgo de erosionarse, procure por el bien de su suelo, del cultivo y de su bolsillo, hacer curvas de nivel para establecer la plantación.

Otras prácticas recomendadas en suelos con declive son: dejar una cubierta vegetal (maleza u otros cultivos) para disminuir la erosión y hacer zanjas con bordos para la absorción del agua de lluvia (terrazas).

Si su terreno ya presenta zanjones: haga presas con piedras, también llamadas “cadenas”, para disminuir la velocidad del agua y por lo tanto, evitar el socavamiento de su suelo.

1 Extracto del Manual para Agaveros 2000. Editado por Tequila Cazadores.

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