Subsidiar el precio del maíz y de la tortilla, como lo anunció el pasado jueves el presidente Felipe Calderón Hinojosa, es una medida contraproducente y “únicamente provocará distorsiones en el mercado que terminarán beneficiando a la gente que no lo necesita”, alertó el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
De acuerdo con el organismo, para que los subsidios surtan efecto es necesario contar con un padrón de la población objetivo. Pero, de cualquier forma “estas medidas no son la solución al problema de fondo, ya que no contribuyen a elevar la productividad del campo”.
En un estudio denominado Precios, inflación, productividad y salarios, la institución planteó que para solucionar de fondo la crisis que vive la producción de maíz en México se requiere de dos acciones: un cambio estructural encaminado a fomentar la competencia y reforzar la vigilancia ante abusos.
“En el caso del campo, para aumentar la productividad es necesaria la modernización, destinar mayor inversión y tecnología para que los cultivos tengan un mejor rendimiento”, detalló.
Respecto del incremento en los cupos de importación de maíz, “es necesario evitar la intermediación por medio de la organización de productores que importen al país directamente, contribuyendo a mejorar la distribución del producto a precios más baratos. Finalmente, con el fin de evitar que las tierras estén ociosas, el gobierno puede proveer incentivos para la producción, con el fin de apoyar la participación de más productores en el mercado”.
Acerca del plan de choque firmado la semana pasada por el gobierno y los sectores productivos para evitar un mayor encarecimiento en el precio del maíz y de la tortilla, el organismo presidido por Claudio X. González alertó que “el efecto de introducir subsidios al consumo únicamente provocaría distorsiones en el mercado que terminarán beneficiando a la gente que no los necesita, por lo que al final serían contraproducentes”.
“Para que fueran efectivos —añadió— tendría que contarse con un padrón que permita identificar plenamente a la población que se desea beneficiar, por lo que en ese caso sería más efectivo recurrir a programas del gobierno, que garanticen que los recursos lleguen a manos de las familias más necesitadas.”
De cualquier forma, “estas medidas no son una solución al problema de fondo ya que no contribuyen a elevar la productividad del campo”.
El CEESP consideró que, además de destinar una mayor inversión al campo y mayores recursos tecnológicos a fin de incrementar su productividad, también es urgente desarrollar un esfuerzo similar en otros cultivos que enfrentan la misma problemática, “como es el caso de la caña de azúcar, ya que el menor abasto nacional de maíz amarillo seguirá presionando la demanda para consumo humano, para la extracción de fructosa o para la producción de etanol en el largo plazo”.
Fuente: Milenio
