La venta de la tortilla descendió entre 20 y 30 por ciento en el país, como saldo del incremento en el precio que registró en enero y aun cuando el gobierno federal pretendió estabilizarlo en 8.50 pesos con el acuerdo firmado hace casi tres semanas con algunos de los empresarios de la cadena maíz-tortilla, aseguró Rafael Ortega Sánchez, director general de la Cámara Nacional de la Industria de Producción de Masa y Tortilla (CNIPMT).
“A nosotros nos interesa mucho que el precio de la tortilla baje más de los 8.50 porque la alejamos mucho de las mesas de las familias que la consumen. El impacto fue brutal en el descenso de las ventas del sector, conformado en su mayoría por pequeños negocios familiares”, aseveró el dirigente.
Incluso mencionó que los pequeños productores de masa y tortilla más perjudicados con el llamado pacto de la tortilla fueron los de las zonas conurbadas de las principales ciudades del país, ya que por el precio ofrecido en los supermercados y tiendas de autoservicio se vieron forzados a abaratar el alimento, aun cuando ya habían pagado muy caro el maíz.
Ortega Sánchez criticó la tardanza con la que actuaron las autoridades contra los acaparadores de maíz cuando desde principio de año el sector denunció que en los estados del centro había bodegas llenas con el grano básico.
En lugar de actuar de inmediato contra los acaparadores, consideró que al optar por el acuerdo para estabilizar el precio de la tortilla de alguna manera se oficializó el alza en el costo de la harina al permitirse que se vendiera a precios que hasta entonces no se habían alcanzado.
Hasta antes del pacto firmado hace casi tres semanas entre el gobierno federal y algunos de los empresarios de la cadena del maíz y la tortilla, la harina se vendía por debajo de los cinco pesos el kilo, pero después del citado pacto que agrupaciones como el CNIPMT se negaron suscribir se oficializó el alza.
“El maíz no estaba tan caro, pero la harina sufrió dos aumentos fuertes. Realmente el sector harinero no puso nada en el acuerdo porque se comprometieron a no venderlo por encima de los cinco pesos por kilo cuando nunca antes lo habían vendido así ya que lo tenían entre 4.6 y 4.8, por eso les fue mejor con el pacto”, precisó.
Lamentó también que a pesar de que las procuradurías General de la República (PGR) y Federal del Consumidor (Profeco) descubrieron 118 mil toneladas de maíz en bodegas de Jalisco ni siquiera se haya detenido o se señale directamente quiénes son los responsables de haber acaparado el grano. Dudó que poner en el mercado ese grano incida favorablemente y de inmediato en el precio de la tortilla, pues dijo que en todo caso se espera lograr eso con la primera cosecha de maíz que se obtenga de Sinaloa.
Dijo que si bien el precio de la tortilla comienza a generalizarse entre los ocho y 8.50 pesos por kilo fijados por el gobierno federal y algunos de los empresarios del ramo, en regiones de las fronteras norte y sur, como son los casos de Tijuana o Cancún, se vende más caro que en el resto del país.
No desestimó que en la estabilización del precio del alimento haya contribuido la autorización adelantada y ampliada de las importaciones de maíz de la Secretaría de Economía, pero dijo que debido a que la mayoría de los productores de la masa y la tortilla tienen negocios pequeños y familiares no pudieron organizarse a tiempo para inscribirse en la compra de los cupos mencionados.
Fuente: La Jornada
