Agroindustria

El 80% de los residuos agropecuarios podría convertirse en energía

Su tratamiento es esencial por su potencial como insumo energético y, a la vez, para evitar el deterioro del ambiente.

Argentina.- Hacia el año 2050, se prevé que disminuyan las reservas petroleras y aumente la necesidad de fuentes de energía alternativas.

Al mismo tiempo, el planeta enfrenta la amenaza del cambio climático, vinculado a la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Algunas de esas emanaciones pueden recuperarse y aprovecharse y, así, contribuir a preservar el ambiente y mitigar la escasez energética.

Graciela Magrín, del Instituto de Clima y Agua del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Castelar y una de las coordinadoras del V informe del Panel Intergubernamental sobre la temática, dijo: “En el sudeste de América del Sur estamos en una de las regiones que tiene un impacto muy considerable”.

Según la especialista, “la amenaza más grande es el cambio del uso del suelo y los impactos mismos de ese cambio en el calentamiento del planeta”. Además, señaló la destacada intensificación de los eventos climáticos extremos, en especial relacionados con lluvias y sequías. “Tuvimos un cambio en las medias de los valores climáticos, pero también un cambio en la variabilidad del clima”, comentó.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el mundo las principales fuentes de emisión son la producción y el procesamiento de alimentos (45%), el metano que libera la digestión de las vacas (39%) y la descomposición del estiércol (10%).

En la Argentina, después del sector energético, la mayor parte es ocasionada por la ganadería, que aporta el 35%. La intensificación de las producciones pecuarias trae aparejados el aumento y la concentración de efluentes y, sin un adecuado tratamiento, su consecuente impacto ambiental.

Por otra parte, la red para la distribución de energía –gas y electricidad– no es uniforme a lo largo de la Argentina. Según Marcos Bragachini, del INTA Manfredi –Córdoba–, “la bioenergía puede ser una solución inmediata al límite de crecimiento o desarrollo que tiene una gran región del país por falta de energía, ya sea aprovechando residuos pecuarios o agroindustriales o generando cultivos energéticos para ese fin”.

En la producción pecuaria, la alimentación se basa principalmente en maíz, soja, sorgo, trigo y pasturas. “El sistema digestivo del animal no es tan eficiente para aprovechar toda la energía o la proteína que tienen estos forrajes, por lo que en el desecho –estiércol y orina– quedan partes de nutrientes y energía no aprovechados por el animal”, afirmó Bragachini. Por eso, no manejar los residuos implica, además del deterioro ambiental, una fuga de energía que podría aprovecharse para producir biogás y biofertilizantes.

La producción de biocombustibles de segunda generación emplea como materia prima residuos de cultivos alimentarios, como tallos de maíz o cáscara de arroz y, también, sorgo o desechos de cosecha de la caña de azúcar. Aprovecharlos representaría un beneficio ambiental y la posibilidad de desarrollar regiones con necesidades energéticas no cubiertas.

Fuente: ON24

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