Agroindustria

Fertilización y manejo de suelos en agricultura orgánica

Las plantas sanas son capaces de resistir el ataque de diferentes organismos nocivos, esta resistencia está relacionada con la síntesis de proteína por la planta que puede ser alterada por el efecto directo de los plaguicidas o por una nutrición desbalanceada del cultivo, la interrupción de la síntesis de proteína ocasiona que se acumulen y circulen en el tejido de las plantas, azúcares solubles, compuestos nitrogenados y aminoácidos libres, los cuales constituyen una fuente de nutrientes para las plagas que favorecen su reproducción y supervivencia.
(FRANCIS CHABOUSSOU, Teoría de la trofobiosis, 1966)

Cuando los insectos invaden tu campo, ellos solamente vienen como mensajeros del cielo para avisarte que el suelo está enfermo.
(SABIDURÍA VEDA, 1600 años a.C.)

Todos los nutrientes se encuentran en proporciones distantes. Para cada mil 500 partes de nitrógeno se necesita una de cobre. Para cada 35 partes de fósforo se necesita una de zinc, 50 a cien partes de potasio necesitan una de boro.
Si hay 200 partes de potasio y sólo una de boro, cien partes de potasio no hacen efecto o pueden tener hasta un efecto negativo fácilmente apreciable en las curvas de producción.
Ningún nutriente aumenta constantemente la cosecha. Llega al límite donde el aumento continuo del nutriente baja la producción. Chaboussou (1983) explica eso en su tratado sobre “trofobiosis”, o sea, la vida en función de la alimentación.
Con plantas enfermas la vida tendería a degenerarse y se extinguiría. No habría más vida en nuestro planeta. Por eso los “descomponedores” son programados a través de enzimas, para poder solamente descomponer sustancias que la planta no logra formar hasta el estado final. Por ejemplo, si una proteína queda en la mitad del camino como aminoácido, éste puede ser atacado. O si un azúcar queda de poco peso molecular en vez de formar un azúcar de elevado peso molecular, puede ser atacado. Los productos vegetales permanecen en la mitad del camino cuando los enzimas, que deben auxiliar en las reacciones químicas en la planta (como catalizadores), quedan sin el mineral o minerales que los activan. El proceso químico no se realiza o lo hace de manera muy lenta, el producto preformado se acumula en la savia y el aroma “llama” a los parásitos para eliminarlos o expulsarlos. Este olor atrae a los enemigos de los parásitos para auxiliar a las plantas. En regiones donde se usan agrotóxicos, los enemigos “naturales” no existen más. La planta los llama en vano (Ana Primavesi).
En la estación de investigación del Ministerio de Agricultura (ARS/USDA) de Estados Unidos se han descubierto hasta hoy 12 sustancias con que las plantas llaman a los enemigos de parásitos que los atacan. Es una especie de alerta muy parecida al sistema inmunológico de los animales.
Por ejemplo, el hongo Puccinia tritici (chahuixtle) en trigo solamente ataca si la planta está con deficiencia de boro y cobre. Phytophthora (mildio) en girasol aparece cuando la planta tiene deficiencia de boro. La oruga del brote del maíz depende también de la deficiencia de boro. El Elasmopalpus lignocellus (barrenador del tallo o saltarín) solamente come plantitas de frijol y maíz cuando el suelo es deficiente en zinc. La larva del repollo, coliflor y brócoli solamente come sus hojas si las plantas son deficientes en molibdeno, La avena tiene bacteriosis cuando falta manganeso. Brusone (Piricularia oryzae) solamente ataca el arroz cuando falta cobre y manganeso, etc. Un nutriente puede desequilibrar varios otros, por ejemplo el exceso de nitrógeno puede causar hasta nueve diferentes enfermedades.
Para que las plantas puedan absorber los nutrientes obedece al buen estado físico del suelo que a su vez depende de la suficiente cantidad de materia orgánica. La materia orgánica se forma a través de la fotosíntesis de las plantas. Las plantas son los únicos seres que consiguen transformar energía libre, la luz, en energía química, la materia orgánica. Sin la materia orgánica no existe vida. Todos los seres vivos, de manera directa o indirecta, se nutren de la materia orgánica. Pero sin suelo no hay plantas y sin plantas no hay vida, ni en los océanos pues éstos dependen de los minerales y de la materia orgánica traída de los continentes. Toda la vida está sujeta a las condiciones del suelo.
A pesar de todo, el suelo es el gran olvidado como un potente detonador de desarrollo económico.
Del suelo depende el agua dulce en nuestro planeta, la salud de las plantas y el valor biológico de los alimentos. Y del valor biológico de los alimentos depende la salud humana, incluso su inteligencia y su estado físico. Madres deficientes en cobre engendran hijos parapléjicos y madres deficientes en manganeso pueden tener hijos con deformación y retardo. El suelo y la planta son inseparables. La planta hace el suelo sano y el suelo crea la planta sana. Suelos sanos no se consiguen con la agricultura de precisión y alta tecnología, además se requiere de mucho celo, amor y cuidados que ninguna máquina, así sea la más moderna y avanzada que pueda existir, le otorga.
El suelo no es un substrato muerto, es un organismo vivo con decenas de millones de microorganismos en cada centímetro cúbico de tierra. Estos organismos necesitan de alimentación, aire y agua, su alimento no es NPK pero sí materia orgánica. En un bosque se da un sistema complejo de relaciones, en el cual ocurren procesos ecológicos de forma natural: reciclado de nutrientes, interacciones predador-presa, competencia, simbiosis y cambios sucesionales.
Hoy se busca, desde una perspectiva social y ecológica, tener agroecosistemas más sostenibles tanto en tiempo como en espacio y por consiguiente más rentables.

¿Cómo se logra?
-Es preciso incrementar el reciclo de biomasa y optimizar tanto la disponibilidad como el balanceo de nutrientes.
-Se recomienda asegurar al suelo condiciones favorables para el desarrollo de las plantas, principalmente con el aporte de materia orgánica, que aumente la actividad biótica.
-En lo posible minimizar las pérdidas del suelo debido a la exposición de éste a la radiación solar, el aire y el agua, mediante el manejo de microclimas, cosecha de aguas y protección de suelos con coberturas vivas o muertas.
-Se aconseja diversificar especies y material genético en el tiempo y espacio en los agroecosistemas.
-Es necesario aumentar las interacciones biológicas y la sinergia entre los componentes de la biodiversidad promoviendo procesos ecológicos claves.

Fertilización
Para desarrollarse y obtener buena producción, toda planta normalmente necesita de una buena cantidad de elementos mayores (nitrógeno, fósforo y potasio), así como de elementos menores necesarios para las funciones vitales de la planta como el boro, magnesio, zinc, manganeso, azufre, cobre, etc. Los métodos de agricultura orgánica garantizan la presencia en el suelo de microorganismos como bacterias, hongos, micorrizas, insectos y lombrices que descomponen la materia orgánica convirtiéndola en humus, además de facilitar la fijación de nutrientes y la fácil absorción de éstos por las plantas.
Al agregar materia orgánica al suelo, la gran mayoría de la microflora que lo habita, trabaja como destructores de la misma, efectúan la hidrólisis y oxidación de los compuestos a través de las enzimas. Se forman compuestos químicos cada vez más sencillos hasta que al fin el hidrógeno, el carbono y el oxígeno aparecen como dióxido de carbono y agua. Otros nutrientes que se encuentran en la materia orgánica aparecen en forma inorgánica. La conversión de nutrientes orgánicos a la forma mineral inorgánica se llama mineralización.
La materia orgánica que se agrega al suelo, consiste en una variedad de compuestos, e incluye grasas, carbohidratos, proteínas, ligninas y otros. La incorporación de estos compuestos orgánicos al suelo estimula en mayor grado a aquellos organismos que más se benefician. A medida que la descomposición se realiza, los materiales más fácilmente digeribles desaparecen primero. Todos los grupos pueden en realidad desdoblar y utilizar carbohidratos y proteínas pero los hongos son más eficientes en descomponer la lignina.
Mientras los microbios digieren los residuos vegetales, utilizan algo del carbono y otros nutrimentos para su propio desarrollo. En su oportunidad los tejidos microbianos sintetizados mueren y llegan a formar parte del substrato en descomposición. Se indica esto en un subciclo, donde los constituyentes temporalmente son inmovilizados o inasimilables en organismos vivos. Esta inmovilización se refiere al uso e incorporación de los nutrimentos en materia viviente, tanto por la microflora como por plantas superiores. Los nutrimentos inmovilizados son otra vez mineralizados cuando los organismos mueren. Con el tiempo, aun los materiales más resistentes sucumben al ataque enzimático de la microflora. El efecto neto es la liberación de energía como calor, formación de dióxido de carbono, agua y la aparición de nitrógeno como amonio (NH4+), azufre como sulfato (SO4=), fósforo como fosfato (PO4 =) y otros nutrimentos simples como iones de (CA++, Mg++, K+) asimilables a los organismos para otro ciclo de crecimiento. La recirculación anual de nutrimentos resultante de la descomposición de la mayor parte de los residuos vegetales, significa que una considerable cantidad de nutrimentos absorbidos por las plantas superiores puede volverse a utilizar para su desarrollo. Por ejemplo, los residuos de poda en árboles, una vez procesados en trabajo de compostaje, se pueden volver a aplicar como abono y fertilizante.

Elementos
Para conseguir el objetivo orgánico deben ser consideradas las normas que aplican para la certificación de los cultivos, es decir, dar los manejos adecuados de rotación y estrecha vigilancia de los productos que se aplicarán: abonos verdes, composta y humus de lombriz.

Manejo de suelo
El suelo se define como la capa superficial de la corteza terrestre, formada por un grupo de elementos, que le proporciona a las plantas sostén, almacenamiento de nutrientes, agua, aire y microorganismos, los cuales unidos permiten el desarrollo normal de las plantas.
La materia orgánica formada por la descomposición de residuos de origen vegetal y animal, es importante para el suelo por ser fuente de elementos nutritivos para las plantas, disminuye la erosión y mejora las propiedades físicas del suelo.
El humus es el resultado de la descomposición de la materia orgánica que se encuentra en el suelo y procede de restos vegetales y animales muertos. Al descomponerse en humus, los residuos vegetales se convierten en formas estables que se almacenan en el suelo y pueden ser utilizados como alimento por las plantas. La cantidad de humus afecta también a las propiedades físicas del suelo tan importantes como su estructura, color, textura y capacidad de retención de la humedad. El desarrollo ideal de los cultivos depende del contenido en humus del suelo. El humus se agota por la sucesión de cosechas, y el equilibrio orgánico se restaura añadiendo humus al suelo en forma de abono orgánico.
Del suelo se requiere que tenga buena disponibilidad de nutrientes para las plantas, posea buena capacidad de retención de agua, tenga buena aireación y permita un buen desarrollo de la raíz. Por tal motivo se requiere que el suelo posea buenas propiedades químicas (contenido de nutrientes), físicas y biológicas.
Un suelo con buenas propiedades físicas se caracteriza por tener buena aireación, buen drenaje, buena textura, buena consistencia y un color oscuro (indica alto contenido de materia orgánica). Resulta muy difícil y costoso mejorar un suelo con malas propiedades físicas, en cambio a un suelo con malas propiedades químicas es más fácil encontrarle solución, simplemente se le agregan los nutrientes necesarios.
Las propiedades biológicas del suelo son muy importantes, ya que están constituidas por la microfauna del suelo: hongos, bacterias, nematodos, insectos y lombrices, los cuales mejoran las condiciones del suelo acelerando la descomposición y mineralización de la materia orgánica, además que entre ellos ocurren procesos de antagonismo o sinergia que permiten un balance entre poblaciones dañinas y benéficas que disminuyen los ataques de plagas a las plantas.
La agricultura tradicional (química), busca alimentar la planta y no el suelo, en este proceso mata los microorganismos benéficos y la materia orgánica presente en el suelo. La agricultura orgánica alimenta al suelo y no a la planta, potenciando los microorganismos y la biota benéfica del suelo, así la planta absorbe eficazmente los nutrientes del suelo, obteniendo finalmente una planta nutrida, sana y resistente a plagas y enfermedades.

Labranza mínima
Esta técnica agrícola utiliza un sistema de producción en el cual los cultivos en plena producción no se limpian, es decir, se dejan enmalezados; esta práctica está basada en el principio del equilibrio de la naturaleza, logrando reducción de costos de producción y obteniendo buenas cosechas. No requiere el uso de fertilizantes químicos, pesticidas, insumos, se reduce el riego y la mano de obra.
Las mal llamadas malezas en la agricultura orgánica tienen las siguientes funciones:
Suministran biomasa (abono) para nutrir los cultivos; mejoran las propiedades físicas de los suelos (textura, estructura, aireación etc.); sirven de alimento a los insectos de los cultivos disminuyendo los costos de control de plagas.
Los cultivos se siembran en terrenos enmalezados, si el terreno está limpio se enmaleza con plantas nativas, cuando éstas tengan frutos o semillas se cortan con guadañadora, todo el residuo vegetal que queda en el suelo forma una especie de colchón o mulch. Se abren los huecos con azadón, se aplica abono orgánico (composta), se siembran las plantas y se hace un plateo de 20 cm para que la hojarasca no evite el paso de la luz solar a la planta y se disminuya el exceso de humedad.
En la agricultura química de suelos desnudos sin maleza se desperdicia la gran riqueza y poder de la energía del sol, con el chapoleo de las malezas el colchón de materia orgánica que queda en el suelo se transforma rápidamente en humus por acción de los microorganismos nutriendo eficazmente las plantas y haciéndolas más productivas. De esta manera podemos esperar una buena cosecha a un bajo costo y aprovechando el equilibrio natural que se logra, protegiendo el medio ambiente ya que no se aplican productos tóxicos.
Para que el suelo brinde a las plantas las condiciones adecuadas para su normal desarrollo y además para evitar procesos erosivos que ocasionen que el suelo pierda su capa de materia orgánica, es conveniente realizar las siguientes prácticas:

Drenajes y desagües. Un suelo encharcado, con alto contenido de humedad se erosiona fácilmente, disminuye la producción de la planta y favorece el ataque de plagas y enfermedades, por lo que es necesario construir drenajes que desagüen el exceso de aguas.
Labranza mínima. Práctica que consiste en arar lo menos posible, ya que se afectan las propiedades físicas del suelo, en casos en que es necesario ya que los suelos son muy compactados, se debe utilizar arado de cincel vibratorio o rígido, nunca arado de disco.
Plantación directa. Se recomienda para conservar la estructura grumosa del suelo de la erosión, consiste en sembrar directamente las semillas o plántulas, retomando el concepto de labranza mínima.
Siembra en curvas a nivel. Adecuada para disminuir la erosión, sembrando en hileras siguiendo el contorno de la pendiente, cada hilera sembrada retiene el suelo que se desprende de la anterior.
Barreras vivas. Hileras de plantas de crecimiento denso que se siembran siguiendo las curvas a nivel y disminuyen la erosión, actuando como barreras de la acción de la escorrentía del agua.
Coberturas verdes y muertas. Sistema consistente en colocar coberturas verdes o muertas (pastos, hojarasca, desechos de cosecha), a manera de acolchado sobre el suelo para protegerlo de la erosión, además de regular la humedad, temperatura y actividad biológica.
Rotación y asociación de cultivos. La rotación de cultivos permite un mejor aprovechamiento de los nutrientes del suelo y si se hace con leguminosas se enriquece el suelo con nitrógeno debido a la simbiosis que se establece entre las raíces de las leguminosas y las bacterias fijadoras de nitrógeno.
La asociación de cultivos permite un mejor aprovechamiento del espacio, brindando al suelo una excelente cobertura y constituye un gran método de control biológico de plagas y enfermedades.
Abonos verdes. Técnica consistente en el cultivo de especies vegetales para proteger el suelo y mejorar sus condiciones biológicas, físicas y nutricionales. Se siembran durante un determinado tiempo, luego se cortan, se dejan 15 días como cobertura muerta y finalmente se incorporan al suelo, se recomienda la utilización de leguminosas, crucíferas y gramíneas.
Aplicación de materia orgánica. La fertilidad física, química y biológica del suelo se mejora con la aplicación de la materia orgánica la cual al descomponerse en humus libera gran cantidad de nutrientes que son aprovechados por las plantas.

Conclusión
En la agricultura tradicional se busca alimentar la planta y no el suelo, este proceso elimina los microorganismos benéficos y la materia orgánica presentes en el suelo.
La agricultura orgánica alimenta al suelo y no a la planta, potenciando los microorganismos y la biota benéfica del suelo, así la planta absorbe eficazmente los nutrientes del suelo, obteniendo finalmente una planta nutrida, sana y resistente a plagas y enfermedades.

Bibliografía
M. Altieri / C. Nicholls. Agroecología, teoría y práctica para una agricultura sustentable (PNUMA) 2000.
J. Restrepo. ABC de agricultura orgánica (SIMAS), 2007.
Manual de requerimientos agroecológicos de los cultivos (FAO), 1994.

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