Agroindustria

Floricultura, negocio rentable y con futuro

El cultivo de flores es una alternativa para ingresar al mundo de agronegocios. Sobre todo por su incipiente desarrollo. Sin embargo, como en toda actividad productiva la rentabilidad dependerá de los cuidados, la calidad y canales de comercialización que se establezcan.

La floricultura es una actividad que de su producción destina sólo 20 o 25 por ciento al mercado externo. Las principales zonas productoras se encuentran en Puebla, que aporta 20 por ciento de la producción total; Sinaloa, 18; Estado de México, 16; Michoacán, 14; y Morelos, 6 por ciento.

El 45 por ciento son flores de corte (rosas, crisantemos, claveles y gladiolos, principalmente), 46 por ciento flores forrajeras o de campo y 8 por ciento flores y plantas de vivero (nochebuena, helechos, pensamientos o petunias).

Claudia Lee Basurto, presidenta del Consejo Mexicano de la Flor (CMF), apuntó que mientras el valor de la producción mundial alcanza 7,915 millones de dólares anuales, el valor de la producción mexicana se acerca a los 2,329 millones de pesos.

México se encuentra entre las 10 principales naciones productoras de flores; el primer lugar lo ocupa Holanda, seguida de Colombia, Italia y Dinamarca. Se podría decir que la floricultura mexicana todavía está en pañales, si se compara que en 1999 México exportó 60 millones de dólares, contra unos 4,000 millones de dólares que exporta Holanda cada año.

Claudia Lee señaló que la balanza comercial de México es deficitaria, debido principalmente a que países como Colombia y Ecuador están introduciendo sus productos con gran facilidad al mercado nacional y esto está provocando un desplazamiento de los productores mexicanos.

Modernización urgente

Otro de los problemas que tiene que resolver la floricultura nacional es la falta de infraestructura, sobre todo en lo que se refiere al tratamiento poscosecha, que incluye desde el corte de las flores, hasta su empaque y su embalaje, así como su transportación en camiones que cuenten con equipos de refrigeración.

De hecho, puntualizó Lee, la mayoría de los productores mexicanos no cuentan con vehículos adecuados, los empaques se llevan a cabo de una manera rústica, al igual que el embalaje y las condiciones de venta son caóticas, como ya se señaló con anterioridad.

Todos estos factores, además de que los sistemas de producción no son de la más alta tecnología, le restan calidad a las flores. Una forma de medir la calidad, por ejemplo, es el tiempo de vida que una flor tiene en un florero, cuyo promedio normal es de 15 días.

Sin embargo, Lee se mostró optimista respecto al futuro de la floricultura mexicana y dijo que el mercado estadounidense es muy atractivo para los productos nacionales. Por el momento –apuntó–, se puede abastecer de flores a dicho mercado con camiones equipados con estanques de agua donde podría ir colocada la mercancía. Ésta es una solución económicamente viable, mientras los productores se capitalizan y adquieren vehículos más sofisticados como es el contar con refrigerador.

Actualmente, México exporta a Estados Unidos un promedio de 46 millones de dólares, de los cuales 30 millones corresponden a flores de corte, 9 millones a flores de follaje y 7 millones a flores y plantas de vivero.

Lee reconoció los importantes apoyos que están recibiendo los productores mexicanos por parte del gobierno federal, concretamente la Sagarpa, ya que de esta manera reconocen que la floricultura es un negocio rentable que debe ser impulsado.

El reto es importante: tratar de competir con otros países y, por qué no, contra Holanda, país que tiene acaparado 70 por ciento del mercado mundial.

Nuevas vías de comercialización

Ante la falta de vías de comercialización adecuadas, los cerca de 700 productores de flores del país encontraron una alternativa viable que podría solucionar gran parte de sus problemas: la creación de un nuevo mercado exclusivo de flores, que sustituya a la Central de Abasto o al mercado de Jamaica, que además de estar saturados, junto a un sitio de flores se halla un puesto de cualquier otro producto.

Claudia Lee agregó que es urgente tener un lugar digno en el cual se pueda comercializar la producción mexicana de flores.

Para tal fin, los floricultores mexicanos contrataron un despacho internacional para elaborar un estudio de factibilidad, el cual tuvo un costo de un millón 800,000 pesos. El pago de éste lo realizaron los gobiernos del Estado de México y el federal, que aportaron 25 por ciento cada uno y el resto los productores.

El estudio estará terminado antes de que finalice el año, se definirá el mejor lugar para construir el nuevo mercado, su costo total (que podría ser de al menos 40 millones de dólares) y su diseño interno. Se propone que su estructura sea una bioarquitectura, que vaya acorde con la naturaleza y no dañe al ambiente.

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