Agroindustria

Fresa en invernadero una opción de empresa familiar

Roja, dulce y aromática, la fresa es una frutilla que ha deleitado infinidad de paladares dando sabor a suculentas artes de repostería. Su característica delicada y altamente perecedera, así como su bajo consumo, han motivado a investigadores a buscar sistemas tecnológicos que permitan una mejor producción que invite a su consumo y a la creación de empresas familiares.

Abelardo Barrientos Villaseñor, especialista en el área de fruticultura del departamento de fitotecnia de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), señala que el cultivo de fresa en invernadero debe respetar el principio fundamental de la agricultura protegida, que es salvaguardar el cultivo de las eventualidades del clima, las plagas y las enfermedades, sobre todo las que son migratorias o de efectos gregarios como los pulgones y la mosquita blanca, toda vez que la presencia de ambas obliga al productor a utilizar productos químicos de manera indiscriminada, con serias consecuencias para el cultivo.

La rápida producción y ventajas comerciales que conlleva producir en invernadero, permite pensar en un buen negocio familiar.

La producción de fresa que se obtiene en invernadero duplica la existente en campo. El rendimiento que se obtiene por hectárea a cielo abierto es de 15 toneladas al año, mientras que en invernadero es de aproximadamente 40 toneladas por hectárea.

Además, el cultivo en invernadero permite producir frutilla en épocas de lluvia o heladas, cuando en campo es muy poco probable o complicado. Con las lluvias la tierra se adhiere a los frutos y reduce su aspecto suculento, por lo que es difícil introducirla a la venta. Además, las esporas de los hongos que se encuentran en el suelo provocan su pudrición, y esto disminuye la producción hasta en un 50 por ciento.

La posibilidad de tener fresa cuando es escasa, eleva los precios en el mercado y se puede vender el producto hasta en 60 pesos el kilo, cuando normalmente se ubica en 35 pesos, y alcanza un mínimo de 10 pesos el kilo, asegura Remedios Salinas Sánchez, estudiante especialista en el área de fitotecnia de la UACh.

La mayor inversión en un invernadero se destina a la estructura y el sistema de riego, pero, en promedio, el establecimiento de uno costaría al productor 130 pesos por metro cuadrado. La fresa puede producirse en cualquier tipo de invernaderos, incluso en el tipo túnel, con la condición de que exista buena ventilación.

En unos 600 metros cuadrados de invernadero, con camas de un metro de ancho por 13 de largo y una densidad de población de 20 plantas por metro cuadrado, se pueden producir 60 kilos de fresa a la semana.

¿Qué quiere la niña fresa?

La fresa es una planta herbácea perenne que tiene un periodo de vida útil de cuatro a cinco años, según el manejo que el productor le brinde. Bajo invernadero la planta dura como un año, pues tiene un desgaste mayor debido a las altas temperaturas que se alcanzan dentro de la estructura, explica Remedios Salinas.

Una vez establecida la planta en el invernadero requiere una humedad relativa promedio de 18 grados centígrados, que se logra aplicando un riego a la semana, mediante una lámina de ocho centímetros, la cual pasa por debajo del acolchado. La nutrición de la planta se suministra a través del riego con una fórmula de 100 kilos de nitrógeno, 80 de fósforo y 40 de potasio.

La temperatura dentro del invernadero debe ser controlada con el cierre o apertura de las ventanas que al igual que el techo deben ser altas. El plástico del invernadero debe permitir el paso de la radiación solar hasta un 80 por ciento.

El paso adecuado del aire permite que se realice la polinización, de la cual depende el tamaño del fruto; cuando ésta es inadecuada, los frutos presentan deformaciones o son muy pequeños, afirma Remedios Salinas.

La plagas más comunes que atacan este cultivo son los trips, pulgón y caracoles. Existe también un complejo de hongos llamado secadera de la fresa: fitium, fitoptora, verticidium y alternaria, que atacan a la planta en su raíz o fruto. Estos hongos junto con el pulgón, se controlan con fungicidas de alto espectro introducidos en el agua de riego para llegar de manera más directa a la zona afectada, que son las raíces. Cuando el hongo se establece en los frutos no se debe aplicar ningún tipo de químico, por lo que se recomienda recolectar los frutos dañados, eliminarlos y limpiar la parte donde se encontraban, para evitar que las esporas de los hongos se dispersen. El caracol se maneja colocando cal en las orillas del invernadero para que no entren en él, y para los trips se utilizan trampas -platos de color amarillo, con grasa- que los atraen y atrapan, indica Remedios Salinas.

Fresa y delicada

Existen muchas variedades de fresa en el mundo. Pero los investigadores señalan a tres como las más conocidas: la japonesa (con mayor contenido de azúcares), tipo americano o fresón (mayor tamaño) y roxana (no tan dulce como la japonesa pero sí con mayor aroma).

La región determina la variedad por sembrar. Roxana es apta para zonas templadas y la japonesa se utiliza mucho en Michoacán y Guanajuato, principales estados productores del país. Los consumidores demandan fresas según sus necesidades, ya sea en dulzura, tamaño o aroma, explica el especialista enfitotecnia.

La cosecha de la frutilla se realiza dos veces por semana, cuando el fruto está rojo a dos tercios de su tamaño. Una vez recolectada debe tener ciertos cuidados pues es un cultivo sumamente delicado.

El especialista en fruticultura Abelardo Barrientos recomienda no manipular mucho el fruto, lo ideal es realizar una selección refinada del producto, colocarlo en envases y posteriormente llevarlos a un túnel de preenfriado para eliminar el calor de campo y evitar la deshidratación. La fresa per se tiene una etapa poscosecha de maduración acelerada, su refrigeración permite tener una vida de anaquel más larga, aunque los ideales de productor y distribuidor son que la fresa llegue al lugar de comercialización en 72 horas, para que su consumo sea óptimo.

Si se requiere prolongar su vida hasta por cuatro meses, se recomienda su congelación, sin embargo, este proceso hace que la fresa pierda su consistencia y sabor debido al shock térmico que sufre cuando se descongela, por lo que este cambio se debe realizar paulatinamente.

En manejo poscosecha el cáliz (cubierta externa de color verde) debe mantenerse adherido al fruto para evitar su proceso de senescencia y por ningún motivo debe lavarse pues se echa a perder. La fresa debe lavarse hasta que vaya a ser consumida recomiendan los expertos.

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