En México, les denominamos pepitas a las semillas de calabaza que se recolectan del fruto maduro y se dejan secar al sol
Su consumo con cáscara o sin ella, data desde la época prehispánica y con esta se han elaborado desde entonces: moles, pipianes y dulces típicos mexicanos.
En muchos lugares del país, se pueden conseguir en pequeños puestos, donde se venden tostadas (al comal) con sal y con su cáscara blanca (o sin ella) para disfrutarse como botana.
Muchas personas generalmente las consumen peladas pues resulta más fácil saborear el extracto de la semilla; sin embargo, lo que no saben es que están desperdiciando una gran fuente de nutrientes.
Esta parte que recubre la pepita ofrece mayor cantidad de proteínas, fibras, vitaminas y minerales que la propia pulpa y hojas de la calabaza.
De acuerdo con un estudio realizado en EEUU, esta cáscara tiene unas sustancias denominadas carotenoides, que previenen enfermedades cardiacas; además cuentan con una proteína que tiene efectos antifúngicos, pues eliminan parásitos intestinales e infecciones.
Asimismo, mejora el funcionamiento del intestino y sus grasas insaturadas reducen el colesterol en sangre y equilibran la presión arterial.
Así que ya lo sabes, cuando compres pepitas de calabaza no olvides que debes comerlas con todo y cáscara.