Agroindustria

Industria de fertilizantes nitrogenados, al borde del colapso

Sobreoferta de fertilizantes nitrogenados en el mercado internacional, apertura comercial, elevado costo de insumos, altas tasas de interés y tipo de cambio apreciado han llevado a este sector a una severa crisis que lo pone al borde de su desaparición.

México consume en promedio cuatro millones de toneladas de fertilizantes, de los cuales importa alrededor de 30 por ciento. En el caso de la urea la situación es patética, ya que nuestro país ha cesado su producción y desde hace más de dos años compra al exterior cien por ciento de su consumo (alrededor de 1.5 millones de toneladas).

Las principales empresas nacionales productoras de fertilizantes han expresado su preocupación por el peligro real de una eventual desaparición de esta industria –que desde 1997 registra el cierre de plantas–, generadora de 16 mil empleos directos y alrededor de 100 mil indirectos.

Los industriales advierten que de continuar con las actuales condiciones en este sector se podría dar el cierre de las últimas líneas de producción en el complejo Cosoleacaque y la virtual desaparición de la industria del amoniaco. Además de la necesidad de importar tres millones 500 mil toneladas de fertilizante, con un valor superior a 250 millones de dólares.

De acuerdo con el investigador de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) José Antonio Ávila Dorantes, quien realizó el estudio El mercado de los fertilizantes en México. Situación actual y perspectivas, este sector enfrenta problemas fuertes fundamentalmente porque existe un mercado excedentario, principalmente en fertilizante nitrogenado.

En entrevista con 2000Agro expresa que con la apertura comercial y los tratados comerciales se eliminaron gran parte de los aranceles que se establecían al fertilizante en nuestro país, lo cual afecta a la industria nacional.

Durante muchos años –recuerda– la producción y distribución del fertilizante estuvieron controladas por el Estado, que otorgaba subsidios para su adquisición, además de que no había relación entre su precio nacional y el internacional.

Empero, explica, a principios de la década pasada el gobierno federal vendió a la iniciativa privada el sistema de producción y distribución de fertilizantes; continuó con su política de apertura comercial en el ámbito internacional, eliminando permisos previos y desgravando la mayoría de los productos importados, incluyendo la de los fertilizantes; también retiró subsidios a los agricultores, por lo que en poco tiempo los enfrentó a una economía de mercado.

En este sentido, las empresas de fertilizantes señalaron que una vez privatizadas las plantas de fertilizantes “se incumplieron las condiciones comprometidas para el suministro de amoniaco por parte de Pemex, que sólo fueron respetadas los primeros meses y en condiciones radicalmente distintas a cuando eran paraestatales”.

En un desplegado publicado en noviembre pasado, anotan que los precios de los insumos adquiridos a Pemex han llegado a ser superiores a los que alcanzan en el mercado internacional la mayoría de los fertilizantes. En el último año las plantas de amoniaco de Pemex Petroquímica han operado por debajo de 30 por ciento de su capacidad, mientras que en el mismo periodo ingresaron al país un millón de toneladas de productos terminados.

Los empresarios de este sector resaltan que el amoniaco ha sido considerado erróneamente como un producto sujeto a las políticas del sector petroquímico, cuando 90 por ciento de su consumo se destina a la agroindustria y, por tanto, debería de definirse una política diferenciada para el sector.

Al respecto el investigador Antonio Ávila Dorantes manifiesta que para producir la urea se requiere gas natural, de donde se obtiene amoniaco para su elaboración. Esta fase la controla Pemex por conducto de su filial Petroquímica Cosoleacaque, que vende a la iniciativa privada a precios por arriba de los existentes en el mercado internacional, por lo que “no es restable ni viable económicamente para los empresarios, que tienen pérdidas”.

Subraya: “lo que encarece los costos de producción de fertilizantes es el precio del gas natural, que en algunos casos representa 80 por ciento de los insumos”.

El también director de Programas de Postgrado de la División de Ciencias Económico-Administrativas de la UACh expone que la competencia internacional está afectando a la industria nacional al grado que la producción de urea –fertilizante más importante en volumen– ha cesado, como consecuencia de su nula competitividad en los mercados nacional y mundial.

Las empresas que elaboran otros fertilizantes simples nitrogenados y complejos que requieren del amoniaco, también se enfrentan a una fuerte presión a ser desplazadas de su mercado natural, por estar perdiendo competitividad con respecto a las empresas internacionales.

Destaca que otro factor a tomar en cuenta es que desde fines de 1987 se comienza a presentar una sobrevaloración del peso mexicano con respecto al dólar estadounidense. Un tipo de cambio sobrevaluado encarece artificialmente el valor del peso mexicano, por lo que estimula las importaciones e inhibe las exportaciones.

En el caso del sector agrícola –explica– los agricultores compran los productos más baratos. La apreciación del peso hace más baratos los fertilizantes de importación que los de producción interna. En tanto, los consumidores extranjeros tienden a frenar la compra de los productos agrícolas mexicanos, lo cual inhibe la producción agrícola doméstica y ello se traduce en una tendencia a consumir menos fertilizante.

Situación internacional

Las principales vendedoras de fertilizante del mundo son: IMC Global Inc. (EU); Norsk Hydro (países escandinavos); PCS (Canadá); Cargill (EU) y Terra Industries (Noruega). Estas cinco empresas controlan alrededor de 45 por ciento de la comercialización total de fertilizantes en el mundo, refiero Ávila Dorantes.

La industria de fertilizantes en el mundo se ha concentrado en determinadas regiones que tienen ventajas estratégicas en materias primas, que han sido aprovechadas por los fabricantes de este insumo agrícola para desplazar a los productos menos competitivos.

El mercado de amoniaco y fertilizantes nitrogenados tiende a ser dominado por empresarios que disponen de un amplio abastecimiento de gas natural a bajo costo; el de los fosforados, por aquellos que disponen de abundantes reservas de roca fosfórica de fácil extracción.

En el ámbito mundial se observa una estructura oligopólica de la producción de fertilizante, ya que son unos cuantos países los que controlan el mercado. Los exportadores son menores que los importadores, situación que se polariza más en los potásicos y los fosforados, ya que están más concentrados los yacimientos de estos minerales.

Varias decenas de empresas participan en la compraventa de fertilizante en el mercado mundial, y destacan unas cuantas: cuatro de ellas venden alrededor de 100 millones de toneladas de fertilizante, representando más de 30 por ciento de las ventas mundiales.

Por otra parte, los inventarios de fertilizantes nitrogenados en el mundo han estado incrementándose, mientras que el de los fosforados muestra una tendencia a disminuir y la de potásicos a estabilizarse un poco.

Los precios de los fertilizantes nitrogenados han sido estimulados a disminuir, los de los fosforados a aumentar, mientras que los precios de los potásicos a mantenerse dentro de cierto rango.

Los países del este europeo toda la década de los noventa han tenido problemas en su sector agrícola, por lo que su consumo de fertilizantes ha disminuido y la materia prima con la que producen su fertilizante está subsidiada, por ello sus excedentes son considerables. Asimismo, países como India y China comenzaron a producir y redujeron el volumen de sus importaciones.

Estrategias para sobrevivir

Este panorama ha llevado a las firmas nacionales a buscar salidas como la compra de acciones de empresas que elaboran el mismo producto o la misma línea de productos; alianzas con otras empresas productoras; integración del proceso producción-distribución del fertilizante, por medio de alianzas estratégicas con empresas comercializadoras ya establecidas, o abriendo sus propias redes de distribución; vendiendo el producto que elaboran y los otros fertilizantes que son sustitutos o complementarios de los que fabrican.

Las estrategias que siguen los distribuidores de la industria son fundamentalmente dos: 1) vender fertilizante al agricultor y también a las diferentes empresas comercializadoras; 2) vender el fertilizante a los distribuidores establecidos, aprovechando su infraestructura creada y la porción del mercado que controlan. La primera es una estrategia agresiva y de integración horizontal, mientras que la segunda es más cauta.

De esta manera, los industriales se han involucrado en la distribución y abandonan sus plantas que se están depreciando, abunda Ávila Dorantes.

Empero, acota el investigador, la estrategia de integración de la producción-comercialización de fertilizantes a los agricultores, seguida por algunos empresarios industriales, ha ocasionado el cierre total o parcial de empresas distribuidoras, o algunas de sus filiales, al no poder competir con los distribuidores de la industria o los multirregionales.

“Una razón adicional que explica el cierre de algunos negocios, es el hecho de que el margen relativo por tonelada vendida de fertilizante es muy pequeño, por lo que los distribuidores basan la existencia de su empresa, en la creación de economías de escala, para lo cual deben manejar grandes volúmenes de ventas”, dice.

Las estrategias seguidas por la industria nacional han conducido a una estructura de mercado oligopólica tanto en la producción como en la intermediación del fertilizante, salvo en la producción de amoniaco y urea que son monopolios estatal y privado, respectivamente, refiere Ávila Dorantes.

“El predominio –reflexiona– de los distribuidores de la industria y los multirregionales en los mercados nacional y regionales, y la consecuente estructura de mercado oligopólica, han permitido un buen acoplamiento entre estos pocos distribuidores, al circuito de abastecimiento (producción o importación) y venta del fertilizante, formando esquemas de fijación de precios poco competitivos, y por encima de los precios de indiferencia en zona de consumo.”

De esta manera, dice, los agricultores no se benefician en toda su magnitud, con los precios bajos del fertilizante que predominan en el mercado internacional, y sí permiten a los grandes distribuidores, quedarse con un margen relativo mayor, al que predominaría si los precios se establecieran en forma competitiva.

La salidas

Empresarios del sector e investigadores coinciden en que es necesario considerar a la industria de los fertilizantes como una industria estratégica prioritaria e indispensable para el desarrollo agropecuario nacional y proporcionarle los insumos que se adquieren de Pemex a precios no mayores de aquellos a los que sus contrapartes adquieren en el extranjero.

Las principales industrias han solicitado al presidente Vicente Fox su apoyo para atender en forma inmediata el problema del precio del gas –el mayor insumo para producir fertlizante– y la concertación de una política nacional energética de largo plazo; aplicar una política de precios diferenciados para el sector agrícola en gas, amoniaco, combustóleo y energía eléctrica; integración vertical de la cadena productiva gas-amoniaco-fertilizante y la fijación adecuada de aranceles para la importación de productos.

El investigador de la UACh recalca que se requiere declarar a la industria nacional como estratégica para el desarrollo nacional y que Pemex ingrese al mercado de fertilizantes en alianza estratégica con la iniciativa privada, “de tal manera que el suministro del amoniaco anhidro permitiera a la industria nacional, en tiempos de precios bajos, llevar a los centros de consumo el fertilizante a precios definidos por el precio de indiferencia en zonas de consumo”.

“Esto significa que Petroquímica Cosoleacaque pueda cargar con parte de las pérdidas o de las ganancias, a través del precio de venta del amoniaco anhidro a la iniciativa privada”, remarca.

Asimismo, para garantizar que los precios bajos de los fertilizantes en el mercado internacional lleguen a los agricultores, considera la necesidad de establecer y difundir en forma masiva y con anticipación los precios de indiferencia del fertilizante en zonas de consumo.

José Antonio Ávila también recomienda impulsar un programa de capacitación y asesoría a los agricultores, que permita la utilización de fertilizantes en las “dosis económicas recomendables”.

Para los campesinos de bajos ingresos recomienda impulsar programas estatales de consumo de fertilizantes a precios subsidiados, ya que “lógicamente debe haber un impacto positivo en la producción agrícola y en el bolsillo de los agricultores”.

También sugiere que el Estado fomente de nuevo la organización y el funcionamiento de asociaciones de agricultores para la compra de insumos y de otras actividades derivadas de la agricultura. Para ello, se deberá tomar en cuenta la experiencia de las asociaciones que han quebrado, las que están en números rojos, y las de éxito, para reorientar, y en su caso orientar, su formación con objetivos netamente económicos.

De no tomarse las medidas para el rescate de esta industria en “vías de extinción”, la producción nacional de fertilizante desaparecerá, afectando la seguridad alimentaria del país.

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