Agroindustria

El inigualable sabor del vino mexicano

El vino no es una bebida tradicional de México, sin embargo forma parte del mosaico cultural

La vid y el vino llegaron a América con los españoles, entre las muchas actividades en las que se usaba se encuentran las diligencias religiosas, las cuales fueron fundamentales para integrar y conformar el mestizaje.

La elaboración de los vinos puede partir de un solo tipo de uva o de la mezcla de dos o más tipos de vid y su producción varía según el sabor y tipo de vino que se busque obtener; por ejemplo, para la fabricación de ciertos vinos dulces se destinan las uvas que han de ser ricas en azúcares y algo ácidas. En general, los tipos de uvas que más se utilizan en México para elaborar vino son: Chardonnay, Sauvignon Blanc, Nebbiolo, Syrah y Tempranillo.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el año pasado México produjo 18.9 millones de litros de vino, en los que destaca la técnica de elaboración y el sabor que se distingue por una gran expresión sensorial al probarlo.

En el territorio mexicano tenemos bodegas en Baja California, Sonora, Zacatecas, Aguascalientes, Querétaro, Guanajuato y Coahuila, que representan la producción nacional y son un ejemplo claro del esfuerzo y orgullo del campo mexicano.

Actualmente, podemos decir que la producción del vino mexicano está adquiriendo relevancia en los ámbitos nacional e internacional, por su “sazón”, frescura, variedad y origen, lo que suma a la oferta de sabores, para engrandecer y diversificar la gastronómica mundial.

El vino mexicano, en 2016, ocupó el 34 por ciento de las ventas por volumen en el país y contribuyó con el 29 por ciento del valor total del mercado.

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