Agroindustria

Invernaderos para alimento del futuro

Los cultivos se hacen en un campo de Brujas, Bélgica

Gent, Bélgica. — Entre muros de cristal se investiga el futuro de la alimentación a nivel mundial.

Se trata de las “casas verdes”, una innovadora morada —como salida de una película de ciencia ficción— donde 150 científicos trabajan con una sola misión: crear los mejores productos agrícolas y semillas en su tipo.

Sus huéspedes son plantas y semillas de maíz, arroz, algodón o canola (genéticamente modificadas), es decir, que pueden resistir sequías, el cambio climático, el “estrés” (calor, frío), así como plagas e insecticidas.

Es un mundo de cristal cuidadosamente planificado, en el que cada una recibe un seguimiento sistematizado desde que es modificada en laboratorio hasta que pasa a las charolas de germinación para luego ser plantada en los invernaderos donde su crecimiento es monitoreado constantemente.

La luz solar y artificial, la irrigación por sistema de expansores de agua o por goteo, así como la temperatura (20 grados en promedio) de estos “invernaderos verdes” también son controlados por los investigadores.

El centro de investigación en biotecnología de Bayer se encuentra situado a unos 45 kilómetros de la ciudad de Brujas, en un campo de 13 mil metros cuadrados, junto a la Universidad de Gent.

Es un barrio que parecería una zona residencial con fincas de campo, rodeada de sembradíos de maíz que, paradójicamente, no han sido modificados.

Michael Metzlaff, científico y director de investigación de Bayer CropScience, explica que la biotecnología se enfoca a la producción de nuevos sistemas para la protección de cultivos y de semillas.

Metzlaff señala que debido a las actuales condiciones mundiales como el encarecimiento de los granos y la escasez de alimentos, las semillas deben resistir no sólo plagas sino también altas o bajas temperaturas y la escasez de agua.

El doctor en biotecnología afirma que en sus laboratorios se producen semillas tolerantes a los herbicidas, resistentes a los insectos, el “estrés” y el clima.

Desarrollar este tipo de alimentos no es tarea sencilla, cada proyecto dura de cuatro a 14 años, con una tasa de éxito de 10% de las plantas inducidas.

Metzlaff señala que los retos para el futuro de la agricultura son potencializar los campos, aumentar los nutrientes de los productos agrícolas, hacer un uso eficiente del agua, disminuir la inversión de los agricultores y reducir las emisiones de contaminante por esta actividad.

En el caso de las semillas de algodón se ha logrado conseguir fibras más fuertes y en las oleaginosas cualidades especiales.

En opinión del científico la agricultura debe adaptarse a los nuevos tiempos, por eso cuando se le pregunta por qué en países como México existe gran oposición a producir maíz genéticamente modificado responde que esto se debe más a una razón política que científica.

“La gente no lo entiende porque no tiene la información suficiente sobre la biotecnología, los gobiernos deben educar a la gente y cambiar su visión (sobre la agricultura)”, dice.

Bayer desarrolla investigaciones de biotecnología en Bélgica, Francia, Alemania, Japón, Holanda y Estados Unidos. Su objetivo es que sus aplicaciones enfrenten los retos mundiales como el incremento de la población y la globalización del comercio de alimentos.

Fuente: El Universal Online

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