Agroindustria

Maíz

La virtud de sembrar a tiempo

Sinaloa cultiva cerca de 300 mil hectáreas por año de maíz, por ello es de vital importancia para los productores del cultivo conocer o repasar la lectura sobre factores técnicos que son indispensables para alcanzar rendimientos aceptables y evitar en lo posible enfrentar problemas de bajos rendimientos al momento de la cosecha.

La fecha de siembra de maíz es clave para lograr máximos rendimientos. En el centro y norte de Sinaloa, las investigaciones apoyadas por la Fundación Produce Sinaloa, manifiestan en sus resultados que la fecha óptima de siembra es del 25 de octubre al 30 de noviembre.

Las siembras efectuadas desde finales de octubre y hasta terminar noviembre son las que expresan el mayor potencial de rendimiento en los materiales utilizados en la región. Por ello, la mayor superficie destinada a la producción de maíz se realiza en el ciclo agrícola otoño-invierno porque las temperaturas en esta época son propicias para el crecimiento y desarrollo del cultivo.

Para el norte de Sinaloa, antes y después de noviembre los rendimientos disminuyen en forma paulatina; para la zona centro, los rendimientos más altos se obtienen en diciembre.

Sólo se justifica la siembra fuera de fecha óptima cuando el interés es producir para elote u otro producto, por rotación de cultivo o por razones de fuerza mayor.

Al sembrar en fechas tempranas, el productor expone al cultivo a altas temperaturas en etapas de desarrollo inicial y cuando se siembra tarde se expone al cultivo al mismo problema de altas temperaturas, sólo que ahora en la etapa reproductiva, en ambos casos los rendimientos son afectados o disminuidos.

Con el objeto de dar más claridad a la influencia de la fecha de siembra en rendimiento y en forma económica, se hizo una estimación de la probable disminución de rendimiento conforme se aleja de la fecha óptima y al multiplicar por el precio del producto se tiene una probable pérdida en pesos por hectárea. Se puede apreciar que adelantar o retrasar un mes y medio la fecha de siembra significa perder al menos dos toneladas por hectárea, que en términos financieros equivalen a tres mil pesos.

Densidad de población

La densidad de población es otro factor que tiene marcado efecto tanto en la producción como en el costo del insumo semilla, ya que es frecuente observar en campo altas poblaciones, así como fallas de población que causan mala distribución de plantas por un deficiente manejo agronómico o por algún problema inesperado.

En híbridos de ciclo intermedio tardíos se puede observar que poblaciones superiores a 90 mil plantas por hectárea pueden disminuir el rendimiento, lo cual se atribuye a la competencia entre las plantas por luz, nutrimentos, incremento de acame y de plantas horras (que no producen grano), principalmente. En poblaciones inferiores de 80 mil plantas por hectárea, decrece el rendimiento en forma significativa.

Una densidad óptima asegura un máximo rendimiento y evita el derroche en costos por semilla. Se considera como densidad óptima entre 80 y 85 mil plantas por hectárea (pérdida cero por semilla o fugas de rendimiento), poblaciones inferiores a 80 mil plantas por hectárea tienen efecto negativo en rendimiento, mientras que poblaciones superiores a 90 mil plantas por hectárea tienen el mismo efecto negativo en rendimiento, además en gasto superfluo de semilla.

Además del número de plantas por hectárea, la población de plantas tiene implicaciones negativas en el rendimiento de maíz cuando la distribución no es uniforme, lo que puede tener su origen en varias causas como son: siembra a una velocidad inmoderada del tractor, siembra superficial o profunda, daño de alguna plaga, quemadura por fertilizantes, daño mecánico, etcétera.

Mediante estudios de diagnóstico en lotes de productores, se ha observado que cuando los espacios vacíos en campo o fallas de población son inferio-res a cuatro mil plantas por hectárea, no hay repercusión en el rendimiento de maíz; a partir de este valor, por cada mil fallas de plantas se pueden perder hasta 160 kilogramos por hectárea de grano de maíz.

La probable pérdida de rendimiento por fallas de población puede ser considerable. El valor máximo de 16 mil fallas por hectárea se ha podido observar en lotes de productores, es decir, en ocasiones se pierden entre dos a tres toneladas por hectárea de grano de maíz por este problema.

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