Agroindustria

¿Cómo hacer negocio de la producción de maíz en México?

El Cimmyt, gracias al apoyo de empresas como Syngenta, desarrolla estrategias para optimizar la producción de este cereal y poder competir con potencias como EEUU

José Luis Martínez

“La respuesta es doble: primero tenemos una estrategia de ‘push’ en la que estamos haciendo llegar a los productores tecnologías, información, medios de toma de decisión para que esta industria deje de ‘no ser un negocio’. Tenemos miles de ejemplos para los cuales ya lo es. Pero no producen solo maíz, también siembran frijol, tienen una vaca, es un sistema integral. Nosotros entramos a través del maíz y vamos integrando esta estrategia.

“Pero necesitamos también un ‘pull’, una estrategia internacional para comercializar esta producción sustentable y esta puede ser una ventaja competitiva para México, porque tendría potencial para convertirse en el líder en innovación de producción sustentable de maíz y trigo”.

Según el Centro de Investigación y Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), este es el planteamiento de solución al problema de la dependencia alimentaria que vive México actualmente en el abasto de cereales básicos. En palabras de su director general para Las Américas, Bram Govaerts, durante un seminario para periodistas especializados realizado en sus instalaciones en Texcoco, Estado de México, patrocinado por la empresa Syngenta:

“Este año solamente, firmamos tres convenios con fabricantes de alimentos procesados para que dejen de comprar sus granos en EEUU y ahora lo hagan en México, bajo la condicionante de que sean producidos de manera sustentable”, agregó. “Esto permite darle un valor agregado al pequeño productor, reconocer su rol, dignificarlo y generarle todo este proceso a futuro. Pero para ello necesitamos que el consumidor pueda reconocer cuál es un producto sustentable”.

Durante el seminario, además de la charla de Govaerts sobre las investigaciones que realiza el Centro para el desarrollo agrícola sostenible, se habló sobre la historia del Cimmyt, además de realizar un recorrido por lugares estratégicos de sus instalaciones, como su Banco de Recursos Genéticos, donde se conservan 150 mil especies de trigo y 38 mil de maíz de todo el mundo.

También se visitó el campo donde se experimenta con las prácticas agrícolas tradicionales, comparadas con las sustentables para medir rendimientos y definir estrategias que den mejores resultados a los cultivos y finalmente se recorrió un espacio donde se presentaron diferentes diseños de maquinaria multifuncional que permite reducir costos a los productores.

“Lo que queremos no es traer técnicas o tecnologías, sino que el productor reduzca el uso de agua las emisiones con gases de efecto invernadero, que gane dinero. Creo que si integramos un proyecto de inversión como MasAgro (desarrollado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y alimentación (Sagarpa), si mantenemos los esfuerzos como este con inversión pública y privada, México fácilmente será autosuficiente en el consumo de alimentos al 75%, como está establecido en el Plan Agrícola Nacional en el 2030”, agregó el especialista.

“El plan busca esta flexibilidad de producir casi todo el maíz en el país e importar un porcentaje pequeño, México puede aumentar sus exportaciones e ir reduciendo su dependencia alimentaria”.

La estrategia que utiliza Cimmyt para detonar la producción del maíz en México es mediante el análisis y mejoramiento de las prácticas agrícolas, tanto el rendimiento de la producción, como para disminuir sus costos y aumentar los márgenes de ganancia.

“La agricultura de conservación reduce costos de producción. En el norte, usamos mucha agua, muchos fertilizantes, tenemos altos rendimientos, similares a los de Iowa, principal región productora de este cereal en EEUU, pero con altos costos de producción. Nuestro maíz es el más caro del mundo.

“Hay rendimientos de hasta 15 toneladas de maíz por hectárea. Nuestra intervención ahí es reducir costos de producción: menos inversión de fertilizante, pasadas de máquina, diésel, menos contaminación. ¿Cómo lo hacemos?, con agricultura de conservación, mejores variedades de maíz que pueden tener el mismo rendimiento, con menos agua, controlar bien las enfermedades con un manejo integral de plagas y un uso responsable.

“Utilizamos sensores que miden la planta y dicen cuánto nitrógeno aplicar a la tierra. Con esto podemos reducir un 25% los costos de producción y con eso estamos aumentando hasta un 18% los ingresos”.

Mientras que en el centro y sur del país, la problemática es diferente: “partimos de un universo de productores pequeños con rendimientos debajo de una tonelada. A estos productores les damos agricultura de conservación para amortiguar el efecto de las sequías, porque ahí llueve mucho o no llueve. Con estrategias como dejar el rastrojo en el campo se guarda la humedad y se sostienen los cultivos.

“Les damos mejores semillas y el productor participa en el desarrollo de híbridos adaptados a la zona en la que se encuentra. Les enseñamos cómo cultivar, les generamos un mercado y esto hace que superen los rendimientos tan bajos, para alcanzar hasta cuatro toneladas por hectárea, cuando el promedio en el país oscila las 2.7”.

Y concluyó el experto: “La solución es una combinación de todos estos elementos. No hay una fórmula milagrosa y los únicos que van a juzgar el éxito o no de programas como estos son el productor y el consumidor».

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