Agroindustria

Oportunidades del sector agroalimentario mexicano ante un posible TLC con Japón

La estrategia del gobierno mexicano de promover el crecimiento económico tomando como eje principal al comercio exterior a partir de la firma de tratados de libre comercio con las principales potencias y regiones del orbe, tendrá continuidad durante el presente sexenio.

Esta política de apertura comercial iniciada durante la década de los ochenta ya ha asegurado acceso preferencial para los productos mexicanos en América del Norte, Europa, gran parte de Latinoamérica e Israel, por lo que ahora se centran las posibilidades en el mercado japonés, considerado la puerta de entrada del mercado asiático.

Este hecho ha cobrado mayor importancia a últimas fechas. Durante su reciente visita a Japón, en junio pasado, el presidente Vicente Fox propuso al gobierno de aquel país que se inicien las negociaciones para llegar a un acuerdo de liberación comercial.

Esto representaría una nueva oportunidad para diversificar las exportaciones mexicanas dada la magnitud e importancia del mercado japonés, sobre todo para el sector agroalimentario mexicano, considerado como uno de los que presentan mayor potencial.

Importancia y tamaño del mercado

Con una población de 126 millones de habitantes y un Producto Interno Bruto (PIB) de 4.4 billones de dólares, Japón se perfila como el tercer mercado en el mundo después de Estados Unidos y la Unión Europea. Su PIB per cápita asciende a 38 mil dólares y es superior al de EU (29 mil dólares) y al de la UE (24 mil dólares). Considerado el tercer actor en el comercio internacional, Japón exportó en 2000 productos por un valor de 476 mil 514 millones de dólares e importó mercancías por 377 mil 660 millones de dólares.

En promedio durante los últimos tres años, 22 por ciento de las importaciones japonesas han correspondido a productos agroalimentarios, sector en el cual fue superado sólo por el de maquinaria y equipo (31 por ciento). Esta importante participación de los productos agroalimentarios se explica principalmente por la escasez de recursos propios para producción agropecuaria que ha ocasionado que esta actividad resulte muy costosa y por lo tanto la producción local sea muy limitada, reduciéndose año con año y aumentando la participación de los productos importados.

Japón es el mayor importador mundial de alimentos. Tal ha sido el incremento de su dependencia con el exterior que hoy tres cuartas partes de los cereales que se consumen en ese país son importados, al igual que casi la mitad de las frutas, verduras, hortalizas, carnes y pescados, la tercera parte de los lácteos y la cuarta parte de las oleaginosas.

La importación de productos agroalimentarios alcanzó en 2000 un valor de 50 mil 516 millones de dólares (mdd), y el primer lugar lo tienen los productos pesqueros con un valor de 15 mil 242 mdd, que incluyen camarón, cangrejo, atún, salmón, trucha y anguilas principalmente. En segundo lugar se encuentran las importaciones de carne de cerdo y de bovino con un valor de ocho mil 048 mdd. También destacan las importaciones de granos y oleaginosas cuyo valor fue de cinco mil 983 mdd en el mismo año.

Los alimentos procesados o de consumo diario ocupan un porcentaje importante en el total de las importaciones de este sector, sobre todo aquellos preparados a partir de hortalizas, legumbres y frutas, que alcanzaron un valor de tres mil 061 mdd.

Asimismo, a pesar de no formar parte de la dieta diaria del pueblo japonés, existe una importante demanda de frutas extranjeras como: toronja, naranja, uva, cereza, plátano, mango, papaya hawaiana, melón, kiwi y limón, principalmente. En cuanto a las hortalizas destacan por su volumen la cebolla, el ajo, la arveja, la lechuga, cebolla, calabaza y el brócoli.

Japón tiene relación comercial con la mayoría de los países, sin embargo, respecto del origen de los productos agroalimentarios que compra al exterior, tenemos que el principal abastecedor es Estados Unidos, con 30 por ciento del total, seguido por China con 12.7, Australia, 6.4; Canadá, 5.1, y Tailandia, 4.6 por ciento. Otros socios comerciales importantes aunque con menor participación son Corea, Rusia, Dinamarca y Francia. En este sentido, México ocupa el lugar número 22 con una participación de sólo 0.9 por ciento.

Como podemos observar, la participación de México en este mercado es insignificante si se la compara con el enorme potencial a pesar de que contrariamente a Japón, México cuenta con diversos climas y zonas productoras, por lo cual tiene capacidad para producir frutas y hortalizas en temporadas durante las cuales otros países no cuentan con el producto. En el año 2000, Japón importó productos agroalimentarios mexicanos por un valor de 455.3 millones de dólares, esto es 19.2 por ciento del total de las importaciones procedentes de México, mismas que ascendieron a dos mil 372 millones de dólares en el mismo año.

Asimismo, 13 productos explican el 81 por ciento de los envíos agroalimentarios a Japón procedentes de México, destacando sobre todo la carne de cerdo, con 43 por ciento del valor, seguida por productos como aguacate, 6 por ciento, café, 6; melón, 5; espárrago, 5, y calabazas, 3 por ciento, entre otros.

Un TLC con Japón

Una de las ventajas de Japón además de ser uno de los mercados con mayor poder adquisitivo, es que a diferencia de la Unión Europea no tiene una agricultura extensiva y se encuentra en un proceso de pérdida de competitividad y en constante contracción, principalmente por problemas como pequeña escala de producción, agricultura de tiempo parcial, envejecimiento de la fuerza de trabajo y distorsiones creadas por la política proteccionista de años anteriores.

Se estima que el número de personas dedicadas de tiempo completo a la agricultura en ese país se ha reducido en 68 por ciento en los últimos 40 años. Para satisfacer la demanda de alimentos de sus 126 millones de habitantes, Japón necesita 17 millones de hectáreas de tierra agrícola, pero en la realidad no cuenta ni con la tercera parte.

Esto significa que gran parte del consumo de alimentos en Japón tiene que ser cubierta con importaciones del exterior. La rigidez de la oferta interna y una demanda de alimentos muy dinámica convirtieron a Japón en el mayor importador de alimentos en el mundo en los últimos años.

Dadas estas condiciones, México posee una clara ventaja comparativa sobre la nación asiática en la producción de hortalizas y frutas principalmente, dada la abundancia relativa de la mano de obra mexicana, y menores costos de producción en este tipo de cultivos.

Política arancelaria

Los niveles arancelarios japoneses son de los más bajos del mundo (durante los últimos años han disminuido considerablemente), sin embargo los picos arancelarios más altos se encuentran precisamente en los productos agroalimentarios, mismos que se pueden observar en productos como los lácteos, huevos de aves, miel natural, y productos comestibles de origen animal (con una tasa de casi 70 por ciento); diversos comestibles preparados (arriba de 60 por ciento); vegetales comestibles y algunas raíces y tubérculos (un arancel de 50 por ciento aproximadamente); productos de molienda, malta, almidones, gluten de trigo, preparaciones de cereales, harina, almidón o leche y productos pasteleros (todos con un arancel superior a 40 por ciento); y azucares y artículos de confitería (superior a 30 por ciento). La tarifa para todos estos productos es superior a la tarifa promedio de 26 por ciento para productos agrícolas.

Japón ha protegido enormemente su sector agrícola mediante aranceles, cuotas, aranceles-cuotas, niveles de acceso fijo, y salvaguardas especiales, etcétera, por lo que la eliminación de estas barreras comerciales por medio de un TLC con México podrían producir una expansión de ventas mexicanas en ese mercado.

Conclusiones

Se ha hablado con insistencia sobre la propuesta de abrir negociaciones para la concertación de un acuerdo comercial entre México y Japón. Hasta el momento, la parte japonesa ha manifestado que antes de pensar en la firma de un acuerdo es necesario un periodo de exploración y estudio, lo cual implicará un tiempo considerable. A su vez, la parte mexicana ha expresado abiertamente su deseo de lograr una negociación en el corto plazo.

Las oportunidades de liberar el comercio entre México y Japón son importantes para ambos países. La vasta red de acuerdos comerciales de la nación mexicana ofrece al país oriental la posibilidad de tener acceso preferencial a los principales mercados de Norteamérica, Latinoamérica y Europa.

La liberalización del comercio y la inversión también beneficiaría a México mediante el crecimiento de las ventas de productos agroalimentarios al enorme mercado japonés y por medio del desarrollo de industrias de soporte con inversión japonesa.

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