Agroindustria

Promueven siembra de oleaginosas

Para tratar de revertir la gran dependencia de México en materia de oleaginosas, industriales aceiteros, instituciones de investigación y productores impulsan el uso de nuevas variedades de soya y cártamo resistentes a enfermedades en las zonas centro, sursureste y noroeste del país, que tienen vocación para estos cultivos.

La creciente importación de este insumo, donde los agricultores cada vez son menos competitivos, se acentuó en los últimos 25 años cuando el país pasó de ser casi autosuficiente a deficitario y dependiente.

En la zona centro se desarrollan programas de siembra de oleaginosas y se ha demostrado que tenemos una vocación considerable en regiones donde no se había considerado; hay otras que aunque producían se han venido rezagando por la falta de un sistema que integrara a todos los elementos de la cadena productiva, señalaron Jorge Ramos Arvizu y Amadeo Ibarra Hallal, presidente y director general de la Cámara Nacional de la Industria de Aceites y Grasas Comestibles (Caniag).

La oportunidad para los agricultores mexicanos es enorme si se considera que de canola la industria requiere un millón de toneladas y hoy todo se importa; de soya se necesitan poco más de cuatro millones de toneladas y se importa el 90 por ciento; en cártamo, México es de los pocos productores en el mundo, por lo que incluso exporta.

Para abastecer por lo menos 40 por ciento de las necesidades industriales en materia de oleaginosas se requieren 450 mil hectáreas (has). Por medio del sistema producto se pretende llegar a dicha meta en tres años, con la aplicación de nuevas variedades que han estado desarrollándose, algunas en coordinación con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y con otros programas de los propios productores.

Jorge Ramos especificó que en el caso de soya requerimos 150 mil hectáreas para cubrir ese nivel de abasto en cuatro años; en canola, para producir el 40 por ciento deseado, otras 150 mil has, y en cártamo, para otoño-invierno Sonora está lista para reconvertir 70 mil has que se siembran de trigo cristalino y se trabaja y en sembrar 50 mil hectáreas de canola.

En soya, Chihuahua reproduce variedades resistentes a la mosca blanca y se busca tener semilla disponible en el periodo primavera-verano, cuando se siembra en Sonora y Sinaloa, donde se espera sembrar 10 o 20 mil has. De acuerdo con los directivos de Caniag se está tratando de reconvertir áreas con potencial para el cultivo de oleaginosas y establecer el esquema de agricultura por contrato que sí ha funcionado y consiste en pactar la venta de la cosecha antes de sembrarse, garantizando la comercialización y un precio que dé rentabilidad al productor.

En el caso de la soya —recuerdan— hace algunos años llegó una enfermedad, la mosquita blanca, y erradicó la siembra de Sinaloa y Sonora, en este último en parte también por falta de agua. Ahora, en estos estados se desarrollan programas de cultivo de canola, al igual que en el centro y noroeste del país, con buenos resultados. El potencial para este cultivo en el Estado de México es de 300 mil has —donde se siembra maíz con baja rentabilidad para el productor—, con excelentes rendimientos.

En cártamo, México alcanzó una producción de más de 600 mil toneladas anuales en los años setenta y después cayó hasta los 20 mil por falta de mercado. En la actualidad enfrenta el problema de una enfermedad, pero se desarrollan nuevas variedades resistentes a la misma.

Sistema producto

Para los directivos de la Caniag, la integración de la cadena productiva en el sistema producto, del cual Amadeo Ibarra es el representante no gubernamental de la Cadena Oleaginosas, puede ayudar a mejorar la competitividad del campo mexicano, ya que antes de su creación los productores agrícolas y los industriales trabajaban por su cuenta. Al unirnos todos en una “institución” que va desde el campo hasta el anaquel podemos lograr mejores condiciones que beneficien al productor, expone Jorge Ramos.

Bajo el sistema producto, con agricultura por contrato, se han logrado involucrar pocas has de oleaginosas, alrededor de siete mil has en canola y en soya 10 mil has.

La idea de integrar la cadena es repartir ganancias y pérdidas en todos los eslabones, y para ello se espera contar con apoyos institucionales, incluidos los subsidios, y buscar la competitividad, tomando en cuenta costos de insumos productivos, financiamiento y problemas como el intermediarismo.

Depender del exterior en cualquier insumo, y sobre todo en la industria de alimentos, es muy delicado y peligroso, afirma Jorge Ramos. Agrega que una cuestión de seguridad para que la industria pueda seguir siendo competitiva es tener producción local, además que tenemos los recursos naturales para hacerlo.

Compártelo

Comentarios

comentarios

Siguenos!

Países que nos están viendo


Suscribete al Boletin