Agroindustria

Pulpa de café, más que basura

Considerada como un desperdicio en nuestro país, la pulpa de café puede emplearse para la alimentación de animales y peces, y ser aprovechada por la industria farmacéutica, ya que contiene más cafeína, incluso, que el grano.

La pulpa del café es un desecho que provoca problemas de contaminación por su alta demanda bioquímica de oxígeno y su rápida fermentación.

En muchas zonas cafetaleras del país se le considera como basura y los métodos comunes para deshacerse de este material incluyen su descarga en los cursos de agua o su amontonamiento en terrenos agrícolas cercanos, con el consecuente daño al ambiente.

En menor medida se utiliza para alimentación animal, en lombricultura, producción de hongos comestibles y de compuestos químicos.

La composición misma de la pulpa de café resulta favorable como una fuente de alimento para animales. Así, el producto puede usarse con éxito en la cría de ganado, cerdo e incluso peces. Según investigaciones realizadas en el ámbito internacional, el único animal de granja con reacción totalmente negativa a esta sustancia ha sido el pollo.

Avances en el Politécnico

Irasema Anaya, jefa de investigación del posgrado de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), afirmó que la pulpa de café tiene mayor contenido de cafeína que el propio grano, por lo que podría ser aprovechada por la industria farmacéutica.

Encargada de un departamento que trabaja por áreas de conocimiento en el secado de alimentos, dijo que la pulpa de café es una fibra que puede ser incluida en muchos productos. Por ejemplo, se puede utilizar para elaborar galletas para adelgazar y para elaborar medicinas.

Para Anaya, lo más importante de las investigaciones que se realizan en el IPN consiste en demostrar que la pulpa de café no es desperdicio y que puede utilizarse para rescatar al sector al darle un valor agregado.

Mediante un método denominado de lecho fijo, que consiste en meter la pulpa a un tanque para ser fermentada y posteriormente secada, se extrae la cafeína. Explicó que se trata de un sistema más económico que el tradicional, el cual se lleva a cabo por disolventes orgánicos.

Con una larga experiencia en el secado de alimentos como chícharos, papas, zanahorias y ejotes, Anaya dijo que en México lo avances en investigación que realizan las instituciones públicas se quedan en el papel y no trascienden. Los contactos con la industria son nulos, no obstante que este tipo de investigaciones redundan en eficiencia productiva, en mejoras a la calidad de los productos y por tanto en ahorros de energía.

Desarrollo tecnológico

Alrededor de los procesos de investigación de secado de alimentos se han desarrollado avances tecnológicos significativos que son ignorados por el resto de la sociedad, particularmente por el sector privado.

Licenciada en ingeniería química y con maestría en ingeniería de alimentos, Irasema Anaya, junto con sus alumnos, realiza investigaciones muy valiosas que se traducen en tesis que contienen parámetros que bien podrían servir para impulsar el desarrollo tecnológico.

De hecho, el IPN cuenta con equipos de laboratorio y equipos de prueba, pero únicamente son utilizados en el instituto por el alumnado.

Por lo pronto, la industria nacional utiliza equipos deshidratadores que procesan productos de baja calidad y que además, se explotan para muchos alimentos y en completo desorden. En resumen, para Anaya la vinculación entre universidades públicas e iniciativa privada es un verdadero desastre.

Mientras tanto, en países como Ecuador están avanzando en el estudio y aplicación de la pulpa de café. En la Universidad Central se desarrolló el aspecto microbiológico de la pulpa mediante la identificación de microorganismos que son utilizados en el ensilaje (almacenamiento en silos). Ahí se determinó la capacidad inoculante de los microorganismos y luego de no más de 27 días se obtuvo la biomasa que servirá como alimento para el ganado.

Con el ensilaje y bajo ciertas condiciones físicas, a la pulpa se le pueden sustraer sustancias antinutricionales como la cafeína, el ácido clorofénico y derivados de taninos. En estos estudios también participan universidades de Venezuela, Bélgica e Inglaterra y la Comunidad Europea financia el proyecto.

Las investigaciones, tanto en México como en otros países, tienen además del aspecto académico-científico, el objetivo de evitar la contaminación ambiental y la reutilización de la pulpa del café. La posibilidad de utilizar la pulpa para alimento humano es aún muy remota.

La pulpa de café es una capa gruesa (5   milímetros) de células esponjosas que rodea el grano en el cafeto. Es también el primer subproducto obtenido en el procesamiento y equivale al 29 por ciento de todo el fruto.

El contenido de agua de esta sustancia es de 60 a 80 por ciento, lo que constituye un impedimento a la utilización total de la pulpa fresca por resultar costoso su transporte,  manipulación y procesamiento.

Desde el punto de vista químico, la pulpa de café contiene cantidades importantes de proteína cruda de alta calidad y nitrógeno, por lo que es tan rica en estos elementos     naturales como las harinas de algodón o soya.

También están presentes en la pulpa fibras crudas, ceniza, potasio, carbohidratos, grasas y otros compuestos orgánicos como cafeína y taninos.

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