Agroindustria

¿Qué fertilizantes usan los agricultores mexicanos?

Más del 95 por ciento de los agricultores del país están acostumbrados al uso de los fertilizantes en sus actividades agrícolas. Los nitrogenados simples siguen siendo los más usados, destacando la urea y el sulfato de amonio.

La urea representó 32 por ciento del consumo nacional durante el periodo 1990-1998 y su importancia relativa ha ido en aumento, mientras que el sulfato de amonio se ubicó en 26 por ciento y presentó tendencia decreciente en los últimos años, lo que ocasionó que haya sido desplazado en importancia relativa por los fertilizantes complejos (23 por ciento, incluyendo al MAP y DAP) que han tenido un crecimiento sustancial.

En tanto, los fertilizantes fosforados simples han disminuido considerablemente su participación, posiblemente por la sustitución del superfosfato triple a favor del DAP.

El consumo de los fertilizantes potásicos ha crecido en forma considerable, hasta alcanzar en importancia relativa a los fosforados simples; destaca fundamentalmente el cloruro de potasio.

En la década de los sesenta, los agricultores usaban fundamentalmente nitrógeno, escasa cantidad de fósforo, y cero de potasio.

Factores que influyen en el uso del fertilizante

A finales del milenio pasado, el consumo de nitrógeno predomina en una relación generalmente mayor de dos a uno con respecto al fósforo, lo que demuestra que el uso de este ingrediente activo ha aumentado en forma considerable; el consumo de potasio se está generalizando.

El uso más balanceado de los ingredientes activos y el menor dispendio en su consumo, no obedecen, sin embargo, a una racionalidad agronómica o económica del agricultor, sino a la asistencia técnica agrícola de muchos años, y a la caída del ingreso de los agricultores.

Los agricultores compran y usan determinados tipos de fertilizante y en cierta proporción, con base en recetas generalizadas que se han convertido en costumbre a través del tiempo, al precio del insumo agrícola y a las condiciones de venta. Esto significa que existe un potencial en el uso de fertilizantes que ha sido mal aprovechado, y que requiere para su corrección, de análisis de suelos más específicos y de asesoría técnica más especializada.

Por el predominio de la agricultura de temporal, y por tener el fertilizante un consumo derivado de las actividades agrícolas, su demanda es estacional, y los agricultores lo compran en un corto periodo, de dos a tres meses, fundamentalmente entre mayo y junio.

El deterioro de los precios relativos recibidos por los agricultores y la estructura de mercado oligopólica, los ha vuelto más racionales en el uso del fertilizante (menos dispendio); el financiamiento limitado en la agricultura, la caída en su ingreso familiar y el comportamiento del fertilizante como un insumo necesario (elasticidad ingreso positiva y entre cero a uno) explican la caída en el consumo individual.

El cambio en la estructura del consumo se ha dirigido hacia los fertilizantes de alta concentración y más diversificados, a costa de los de baja concentración y simples; parte de la explicación se encuentra en el cambio de patrón de cultivos, el impulso de la oferta hacia la disponibilidad de estos fertilizantes, y también en las ventajas que los agricultores perciben en ellos de: compra, transporte y uso más barato por unidad de ingrediente activo, así como por ser fertilizantes más balanceados.

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