Agroindustria

Vinos para toda ocasión

Existen dos formas de tomar vino: desde la razón y desde el corazón, es un decantador de experiencias humanas

En la vida hay dos maneras de tomar vino. La primera es desde la razón, cuando se toman en cuenta factores como: el tipo de uva con la que se hizo el vino, el año de producción, el método de elaboración y por supuesto, las reglas de maridaje para acompañarlo con los alimentos.

La otra forma de beber vino es desde el corazón. Al dejar de lado las complejidades y los compromisos es posible apreciar la magia de esta bebida y buscar un estado de coincidencia entre sabores y vivencias. El vino es un decantador de experiencias humanas, por eso se utiliza comúnmente en rituales religiosos, a la hora de cerrar negocios, para declararle el amor a alguien o como un buen compañero en las noches solitarias.

El vino es una bebida que posee un espectro tan amplio de sabores que puede adaptarse perfectamente a cualquier tipo de comida, este puede combinar tan bien con una pasta italiana como con una suculenta tlayuda de Oaxaca. “No importa que sea el mismo vino, de la misma marca, de la misma cosecha; el hecho de llevarlo a nuestras vidas en un momento diferente hace que sepa diferente”, explicó Jesús Olvera, doctorado en antropología en alimentos.

Para disfrutar de una buena copa vino no se debe ser un experto, ni seguir un montón de reglas. Pues cada vez que una persona bebe vino experimenta maravillosos encuentros, dependiendo de la comida y la gente con la que lo acompañe. “El verdadero maridaje se da cuando nos sentimos contentos con el vino y sus sabores nos reconfortan el paladar”, señaló Jesús Olvera.

Información e imágenes: Tradex

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