El plástico es tan frecuente en nuestras vidas que ya ni siquiera lo notamos. Es conveniente. Es barato. Es ubicuo. La desafortunada verdad es que más del 70 por ciento del plástico que utilizamos no se recicla, y gran parte de esta basura plástica se arrastra en nuestros océanos desde playas o se lava en ríos desde nuestras calles. Un estimado de cinco billones de piezas de plástico flota actualmente en nuestros océanos.
La mayoría de los plásticos son fáciles de ver, pero hay otro tipo de plástico que se infiltra en nuestros ecosistemas y que puede pasar inadvertido fácilmente. Estos son microplásticos, o pequeñas partículas y fibras de plástico que generalmente miden menos de cinco milímetros.
Originalmente, los microplásticos resultaron de la descomposición física de plásticos más grandes, como bolsas de plástico, envases de alimentos o cuerdas. Sin embargo, más recientemente, ha habido un aumento en la fabricación de microplásticos, tales como pellets, polvos y abrasivos domésticos o industriales. Este fenómeno ha ampliado la aparición de plásticos en nuestros entornos y en nuestros mares.
Aquí presentamos cinco formas de reducir nuestra dependencia de los macroplásticos y microplásticos:
1. Evitar los plásticos de un solo uso. El 90 por ciento del plástico que utilizamos en nuestra vida diaria es plástico desechable o de un solo uso: bolsas de supermercado, envoltorios de plástico, bolsas con cremallera, tapas para tazas de café. Los plásticos de un solo uso son particularmente dañinos, dado que una sola bolsa de plástico puede demorar mil años en degradarse. Estos plásticos también pueden degradarse en microplásticos, piezas más pequeñas que a menudo son confundidos con alimentos por mamíferos, aves o peces. El primer paso para reemplazar los plásticos de un solo uso con opciones reutilizables: bolsas de tela, recipientes de almacenamiento de vidrio, cubiertos, tazas de cerámica es simplemente notar la prevalencia de plástico en nuestras vidas.
2. Reconocer microplásticos disfrazados. Muchos cosméticos y productos de belleza contienen “exfoliantes” que en realidad son pequeñas perlas de plástico. Estos microplásticos pueden parecer inofensivos, pero es precisamente debido a su tamaño que pueden deslizarse a través de las plantas de tratamiento de agua y terminar en el océano donde los peces a menudo los confunden con alimento. Pruebe exfoliantes naturales, como avena o sal, en su lugar.
3. Llevar una botella de agua reutilizable. Las botellas desechables de agua y refrescos son algunos de los mayores culpables de los residuos plásticos. En 2016 se vendieron más de 480 mil millones de botellas de plástico para beber. ¡Si se colocaran de extremo a extremo, se extenderían más de la mitad del sol! Beber de botellas reutilizables en su lugar. En lugares donde el agua es segura para beber, puede rellenar fácilmente su botella.
4. Diga no a los cubiertos de plástico, pajitas, saque los recipientes. A veces nos dan plástico sin siquiera pedirlo. Rechace la oferta de una pajita. Pida a los restaurantes que empaquen su comida en menos recipientes para llevar. Dígales que no necesita ningún tipo de cubiertos de plástico y, en su lugar, utilice sus propios cubiertos reutilizables.
5. Reciclar. Esto puede parecer obvio, pero la mayoría del plástico que utilizamos no se recicla. Donde exista la opción, asegúrese de que el plástico que utiliza se recicle, pero recuerde que es más fácil evitar el desperdicio que administrarlo.
Hay muchos factores, como la reducción del plástico, que contribuyen a un futuro seguro para los alimentos. Todos dependemos de alimentos seguros, saludables y nutritivos, y el pescado es un componente importante de las dietas saludables y la seguridad alimentaria en todo el mundo. La buena noticia es que nuestras acciones hacen la diferencia. Todos podemos ayudar a crear un mundo #ZeroHunger para el año 2030.
