Análisis

Cereales integrales y fibra, alianza contra el cáncer de hígado

El consumo de granos integrales y fibra dietética se ha asociado con menor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedad del hígado graso no alcohólico

El aumento de la ingesta de cereales integrales y posiblemente de fibra y salvado de cereales podría estar asociado con un menor riesgo de carcinoma hepatocelular (HCC), según un estudio realizado por investigadores del Brigham and Women’s Hospital de Boston (Reino Unido). La forma histológica predominante de cáncer de hígado es el carcinoma hepatocelular. La enfermedad se origina en las células denominadas hepatocitos, que se encuentran en el hígado. En un contexto en el que anualmente se diagnostican aproximadamente 800 mil nuevos casos, el CHC es el sexto tipo de cáncer más frecuente y la segunda causa de muerte por cáncer a escala mundial.

Así, según los datos de Globocan, se estima que para 2020 se diagnosticarán en la Unión Europea (UE-28) alrededor de 60 mil nuevos casos de CHC. Sin tratamiento, la supervivencia de los pacientes con enfermedad avanzada suele ser de cuatro a ocho meses. Los granos integrales son una fuente importante de fibra dietética y consisten en salvado, germen y endospermo, en comparación con los granos refinados, que contienen solo el endospermo. Los granos integrales son también buenas fuentes de vitaminas, minerales, fitonutrientes y otros numerosos nutrientes, que se eliminan durante el proceso de refinación.

El consumo de granos integrales y fibra dietética, especialmente fibra de cereal, se ha asociado con un menor riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedad del hígado graso no alcohólico, que son factores predisponentes conocidos para el CHC. Además de mejorar la sensibilidad a la insulina y la regulación metabólica y disminuir la inflamación sistémica, la ingesta de granos integrales y fibra dietética puede mejorar la integridad intestinal y alterar la composición de la microbiota intestinal, lo que conduce a una mayor producción de metabolitos relacionados con la microbiota, incluidos los ácidos grasos de cadena corta, particularmente butirato.

El aumento en la ingesta de granos integrales y fibra dietética se ha asociado en investigaciones anteriores con un menor riesgo de resistencia a la insulina, hiperinsulinemia e inflamación, que son factores predisponentes conocidos para el carcinoma hepatocelular. Por lo tanto, los investigadores plantearon la hipótesis de que la ingesta a largo plazo de granos enteros y fibra dietética podría estar asociada con un menor riesgo de CHC.

Para demostrarlo, en este estudio de una cohorte de 125 mil 455 participantes estadounidenses, incluidos 141 pacientes con CHC, los investigadores realizaron un seguimiento por un promedio de 24.2 años. Así, asociaron mayor ingesta de granos integrales con menor riesgo de sufrir la enfermedad. Además, observaron una asociación inversa no significativa para el salvado, pero no para el germen. El aumento de la ingesta de fibra de cereal, pero no la fibra de frutas o vegetales, se asoció con un menor riesgo no significativo de CHC.

Según los datos de Globocan, se estima que para 2020 se diagnosticarán en la Unión Europea (UE-28) alrededor de 60 mil nuevos casos de CHC.

En cualquier caso, en un artículo en la revista Journal of the American Medical Association Oncology, los científicos reconocen que se necesitan estudios futuros que consideren cuidadosamente las infecciones por el virus de la hepatitis B y C para replicar sus hallazgos, examinar estas asociaciones en otras poblaciones raciales/étnicas o de alto riesgo, y para dilucidar los mecanismos subyacentes.

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