Análisis

La amenaza de una crisis alimentaria se cierne sobre Haití

Familias de zonas rurales, que acogen a las personas desplazadas por el terremoto, se ven obligadas a comer las semillas que han almacenado para la próxima temporada y a comer o a vender su ganado, en particular sus cabras

Redacción 2000 Agro

LÉOGÂNE, HAITÍ.— A más de un mes del devastador terremoto que asoló Haití, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la organización humanitaria internacional CARE alertaron sobre el riesgo de una crisis alimentaria en ese país, debido a que las zonas rurales más afectadas son las que cuentan un mayor nivel de desplazados.

“Ésta es una crisis escondida pero omnipresente, que ha afectado ya a todos los rincones del país”, advirtió Dick Trenchard, coordinador de evaluaciones de la FAO en Haití. “Las zonas rurales más afectadas son las que cuentan un mayor nivel de desplazados desde Puerto Príncipe y las zonas circundantes, especialmente Artibonite al oeste y Grand’Anse al sur.”

Las evaluaciones de la FAO revelaron que las “familias anfitrionas” —que acogen a las personas desplazadas— están gastando sus escasos ahorros para alimentar a los recién llegados y consumiendo sus reservas de alimentos. En muchos casos, explicó Trenchard, se ven obligadas a comer las semillas que han almacenado para la próxima temporada y a comer o a vender su ganado, en particular sus cabras.

“Vemos indicios claros de que la población recurre ya a estrategias preocupantes e insostenibles para tratar de ayudar a las 500 mil personas que se estima han emigrado a las zonas rurales y a otros núcleos urbanos tras el terremoto”, afirmó el funcionario.

A dos semanas de la siembra

En Haití, la época de siembra más importante —que supone 60 por ciento de la producción anual— debe comenzar en menos de dos semanas. Sin embargo, si las familias anfitrionas no tienen medios para comprar semillas u otras formas de obtener semillas de calidad, será un desastre para ellas, afirmó Jean-Dominique Bodard, especialista de CARE en seguridad alimentaria de emergencia.

“Debido a la falta de dinero, muchos campesinos anfitriones no podrán contratar a jornaleros para la siembra. Como consecuencia, los jornaleros no ganarán dinero para alimentar a sus familias y la siembra no se realizará igual que si toda la mano de obra estuviera disponible”, abundó Bodard.

De acuerdo con los especialistas de la FAO, en el sector rural haitiano los campesinos carecen de dinero para comprar semillas para la próxima temporada de siembra y los precios de los alimentos ya han subido un 10 por ciento tras el terremoto. Una solución inmediata, apuntó el organismo, podrían ser los programas de dinero por trabajo (cash for work, en inglés) en el sector agrícola.

“Necesitamos inyectar dinero antes de que comience la temporada de siembra”, explicó Bodard, señalando que “la distribución de alimentos puede ayudar a aliviar el sufrimiento inmediato tras el desastre, pero lo que más se necesita a largo plazo es dinero para que los agricultores puedan invertir y recobrar su autonomía”.

La FAO informó que ha impulsado un pequeño programa de dinero por trabajo para la limpieza de los canales de riego en Léogâne y en el cual la ONG CARE trabajará para aumentarlo proporcionalmente de 600 a cuatro mil personas en los próximos días.

Como líder del grupo agrícola de la ONU en Haití, la FAO coordina a las organizaciones nacionales e internacionales del sector. Parte de su trabajo consiste en asegurar que los donantes y las agencias sobre el terreno trabajen siguiendo las directrices gubernamentales.

Por su parte, CARE ya está presente en Léogâne, localidad agrícola al oeste de Puerto Príncipe que fue destruida por el terremoto en un 80 por ciento, proporcionando cobijo, suministros de emergencia, agua e instalaciones de saneamiento y apoyo médico para las madres y las mujeres embarazadas.

2000 Agro

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