Análisis

La buena nutrición viene de los huertos

Cómo combaten la malnutrición crónica las mujeres en Mozambique

Las mujeres y los niños, en especial las mujeres embarazadas y los niños menores de dos años, se encuentran entre los grupos más vulnerables a la inseguridad alimentaria y la malnutrición crónica. Esta situación es una realidad en Mozambique, donde, según la Secretaría Técnica de Seguridad Alimentaria y Nutrición de la FAO, el 35 por ciento de la población padece inseguridad alimentaria y el 43 por ciento de los niños menores de cinco años sufre malnutrición crónica.

Los niveles crónicos de subnutrición son especialmente graves en el norte de Mozambique, por lo que las mujeres de la provincia de Zambezia se están movilizando para hacer frente a este problema.

Rosita Francisco Mocole es lo que el programa llama una “madre cuidadora”. Fue elegida para participar en una capacitación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) y luego se encargó de transmitir lo que había aprendido a su comunidad. Pertenece a un grupo de campesinas compuesto por 12 mujeres de la localidad de Namite que comparten entre ellas sus conocimientos sobre nutrición y horticultura doméstica dos veces por semana.

“Estamos aprendiendo buenas prácticas de nutrición y huertos domésticos. Producimos alimentos para nuestros hijos en nuestras granjas. A través de estas lecciones, sabemos que todos, pero especialmente las mujeres embarazadas y los niños, necesitamos hacer al menos tres comidas al día.”

Para el componente de huertos domésticos del programa, Rosita indica que su grupo de mujeres produce cultivos como repollo, judías verdes, tomates, batatas, cebolla y ajo. También aprendió a utilizar estiércol para fertilizar plantas.

En las comunidades rurales es habitual que dos o más niños tengan que compartir un plato de comida. Rosita, que es madre de tres hijos, asegura que mediante este programa aprendió a cambiar estas costumbres.

Durante una entrevista, Rosita describe cómo los conocimientos del programa de la FAO han cambiado sus hábitos alimentarios y los de su familia:

“Antes preparaba gachas para mis hijos solamente con harina y azúcar, pero ahora sé que podemos elaborar gachas enriquecidas con otros productos, como los de nuestros huertos familiares. La nutrición proviene de los huertos”, añadió.

Por medio de estas intervenciones en Mozambique financiadas por la Unión Europea, la FAO ha podido contribuir al desarrollo en comunidades donde la población lucha cada día para conseguir alimentos básicos y mejorar su seguridad alimentaria y nutricional.

El programa integra la educación nutricional con huertos familiares para que las comunidades puedan producir en sus propios hogares lo que necesitan para disfrutar de una dieta saludable.

Se espera que el número total de beneficiarios del programa alcance 30 mil madres en siete distritos de tres provincias —Zambezia, Manica y Sofala— con altas tasas de malnutrición crónica.

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