Los sistemas alimentarios del futuro deben ofrecer alimentos saludables y de calidad para todos, al mismo tiempo que preservan el medio ambiente, dijo el director general de la FAO, José Graziano da Silva, al tiempo que pidió una transformación de los sistemas alimentarios para mejorar la alimentación de las personas.
Graziano da Silva habló en la inauguración del simposio internacional El Futuro de los Alimentos (10-11 de junio) en Roma, que reúne a académicos, investigadores, responsables políticos, representantes de la sociedad civil y el sector privado, parlamentarios y agencias gubernamentales.
“Necesitamos cambiar nuestro enfoque de producir más alimentos para producir alimentos más saludables”, dijo el jefe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
De hecho, el hambre ya no es el único problema de nutrición importante que enfrenta la humanidad.
Actualmente, más de dos mil millones de adultos mayores de 18 años tienen sobrepeso, de los cuales más de 670 millones son obesos. Además, el aumento en la prevalencia de obesidad entre 2000 y 2016 ha sido más rápido que el del sobrepeso en todos los niveles de edad. Además, casi dos mil millones de personas padecen deficiencias de micronutrientes.
Las proyecciones estiman que la cantidad de personas obesas en el mundo superará muy pronto la cantidad de personas que padecen hambre, que en la actualidad representa alrededor de 820 millones.
Hay varios factores subyacentes que impulsan la pandemia mundial de obesidad y deficiencia de micronutrientes, como la rápida urbanización.
Uno de los principales factores es el alto consumo de alimentos ultraprocesados, que se basan principalmente en ingredientes artificiales. Contienen altos niveles de grasas saturadas, azúcares refinados, sal y aditivos químicos.
El director general de la FAO propuso cuatro medidas que podrían mejorar las dietas de las personas.
En primer lugar, los países deben implementar políticas y leyes públicas con incentivos adecuados que protejan las dietas saludables y alienten al sector privado a producir alimentos más saludables.
Los ejemplos incluyen impuestos sobre productos alimenticios no saludables; etiquetas de alimentos más fáciles de entender y más completas; y restricciones a la publicidad de alimentos, particularmente para niños.
En segundo lugar, los gobiernos deberían promover el consumo de alimentos locales y frescos mediante la creación de circuitos locales de producción y consumo de alimentos. Esto significa mejorar el acceso y la promoción de alimentos frescos locales.
En tercer lugar, los acuerdos comerciales internacionales deben diseñarse para influir de manera positiva en los sistemas alimentarios, ya que los alimentos ultraprocesados tienden a funcionar mejor en el comercio internacional.
“Desafortunadamente, no todos los alimentos que se consideran seguros son saludables. El comercio debe permitir formas de llevar alimentos saludables a la mesa”, dijo Graziano da Silva.
“En cuarto lugar, la transformación de los sistemas alimentarios comienza con suelos sanos, semillas saludables y prácticas agrícolas sostenibles. Todo el sistema alimentario debe ser revisado”, dijo Graziano da Silva.
El directivo de la FAO también destacó la necesidad de cultivar alimentos de manera que preserven el medio ambiente.
Señaló que el modelo agrícola que resultó de la Revolución Verde ya no es sostenible, ya que los sistemas agrícolas de alto insumo e intensivos en recursos han aumentado la producción de alimentos, pero a un alto costo para el medio ambiente, generando deforestación, escasez de agua, agotamiento del suelo y altos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero.
El director general de la FAO también elogió el papel de la academia en la transformación requerida para nuestros sistemas alimentarios.
“Nos beneficiamos de su trabajo y necesitamos su orientación sobre qué hacer en el futuro”, dijo.
