Rey sabio, poeta, urbanista, arquitecto e ingeniero que preservó y recreó la naturaleza
Su extraordinario amor a la naturaleza y a la humanidad, filosofía y dotes de estadista, colocan al rey poeta, Netzahualcóyotl (1402-1472), entre los más grandes gobernantes precolombinos. De enorme talento y sensibilidad estética, dotó a Tenochtitlan y Texcoco de palacios y templos, jardines botánicos, bosques, presas, diques, acueductos y zoológicos.
El rey sabio reunió el conocimiento de las ciencias y las artes y fue un excepcional urbanista: construyó 400 casas para los caballeros de su corte y el Templo Mayor de Texcoco, en honor a Huitzilopochtli y Tláloc.
En su poesía escrita en náhuatl canta a la existencia humana breve y transitoria, y a la belleza de los bienes naturales cuya conservación procuró:
– Preservó los bosques de Tetzcutzingo y Chapultepec donde cuidó manantiales y árboles, llevó el agua por los montes e instaló un sistema de riego; entre las rocas creó estanques y albercas, sembró flores y creó un zoológico y un jardín botánico.
– Construyó un acueducto para abastecer de agua potable a Tenochtitlan y creó jardines en su palacio.
– El mejor arquitecto de las Américas levantó, a lo largo de 16 kilómetros un dique de piedra y madera para prevenir las inundaciones que impactaban a Tenochtitlan, obra que también impedía que se mezclaran el agua salada y agua dulce del gran lago.
Célebre poeta mexicano y amado gobernante, Netzahualcóyotl es, por mucho, el gran pionero de la conservación en nuestro país.