Análisis

Superar el miedo a ciencia y tecnología aplicadas en la agricultura

Los públicos urbanos necesitan comprender por qué es necesaria más ciencia, más tecnología y más innovación en la agricultura

Un llamado a los consumidores para que confíen en los controles, los estudios, la legislación, la ciencia y las prácticas agrícolas que hacen posible llevar alimentos suficientes y de calidad a las mesas, fue una mención reiterada de los conferencistas en el Foro Internacional Innovación para la Sustentabilidad de la Agricultura, realizado en Brasilia el 27 de junio pasado.

Superar la resistencia que existe en torno a la tecnología que se usa en el agro y comunicar a los consumidores los beneficios que esta trae para el suministro de alimentos y la disminución de la huella ambiental de la agricultura fueron dos de las principales conclusiones del Foro Internacional realizado por CropLife Latin America y la Asociación Nacional de Defensa Vegetal (Andef).

En el evento se generó un diálogo sobre el papel de las agrotecnologías en la seguridad alimentaria, la necesidad de contar con legislaciones que permitan el acceso a defensivos agrícolas de última generación y sobre la ciencia detrás de los sistemas de evaluación, seguimiento y control de los plaguicidas utilizados en los cultivos. Académicos, sectores políticos, prensa e industria ofrecieron sus perspectivas a 170 asistentes y cinco mil 400 personas conectadas vía online.

Aquí algunas de las reflexiones planteadas:

Conferencia: “Brasil, informando correctamente sobre el uso y los riesgos de los defensivos agrícolas”, Júlio Caio Carbonari, profesor de la Universidad Estatal Paulista, UNESP/Botucatu.

Brasil no solo produce más cosechas por hectárea, sino que aprovecha mejor el área, solo destina para cultivos el 8 por ciento de su territorio. Tenemos una agricultura que es modelo de sostenibilidad.

Brasil hace un uso absolutamente racional de los defensivos agrícolas.

En 2013 y 2017 el uso de defensivos agrícolas se redujo un 12.5 por ciento. No es verdad que el consumo aumente año tras año.

De acuerdo con el uso de defensivos por unidad de área, Brasil ocupa la séptima posición; por tonelada producida ocupa el noveno lugar mundial.

La legislación actual de defensivos en Brasil data de 1989, es anterior a la biotecnología, a la nanotecnología, a la agricultura digital y a la revolución científica que hemos vivido en los últimos 30 años. No incorpora la evaluación de riesgo adoptada por varios países. Es necesario modernizarla.

En Brasil hay 32 ingredientes activos en espera de ser aprobados por las autoridades, estos productos ya están en los mercados de Estados Unidos, Canadá, Japón, Unión Europea, Austria y Argentina.

Conferencia: “Seguridad alimentaria y el uso de plaguicidas”, Elizabeth Nascimiento, toxicóloga docente Facultad Farmacéutica de la Universidad de São Paulo.

En los últimos 20 años observamos un aumento considerable de programas que permiten evaluar los alimentos, lo que debería aumentar la confianza de la sociedad. La academia, los organismos internacionales, las industrias y los supermercados tienen sus formas de evaluar los residuos químicos.

Las sustancias con mayor toxicidad son muy estudiadas por la academia, los científicos, investigadores, agencias de reguladores y existen índices o parámetros para establecer la seguridad de un producto.

La evaluación del riesgo está hecha científicamente. La gestión del riesgo es adecuada, nuestro mayor problema está en la comunicación del riesgo. Hay una dificultad para que la sociedad entienda que tenemos mejores alimentos que hace 30 años, contamos con datos que lo demuestran.

La industria de agroquímicos invierte cada año siete mil 300 millones de dólares en investigación y desarrollo en nuevas tecnologías. Brindando una caja de herramientas al agricultor para que pueda proteger sus cultivos de manera eficiente y sostenible.

Todos los avances tecnológicos se traducen en mayor productividad, efectividad, menor toxicidad y menores dosis.

El uso correcto de plaguicidas es una responsabilidad compartida con el gobierno, la industria, los distribuidores, los agricultores, la sociedad civil y los consumidores.

Desde Galileo hace 350 años la sociedad ha mostrado miedo y resistencia a los avances científicos, para superar estos miedos es necesario mejorar la comunicación entre el campo y la ciudad, los públicos urbanos necesitan comprender por qué es necesaria más ciencia, más tecnología y más innovación en la agricultura.

Información e imágenes: CropLife

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