Biotecnología

Alimentarnos con dudas indaga sobre la captura corporativa de la ciencia y política

Este libro muestra una investigación sobre el comportamiento de las corporaciones de ultraprocesados, comestibles y bebidos documentando sus estrategias para seducir, engañar, confundir, desorientar e incluso, comprar a académicos, funcionarios e instituciones

Ciudad de México, 9 de septiembre de 2021.— Los periodistas Martha Elena García y Guillermo Bermúdez, divulgadores de ciencia y autores de diversos trabajos que abordan aspectos clave de la alimentación en nuestro país, realizaron una investigación sobre el comportamiento de estas corporaciones documentando sus estrategias para seducir, engañar, confundir, desorientar e incluso, comprar a académicos, funcionarios e instituciones.

Al respecto, Guillermo Bermúdez señaló: “Así es como estas corporaciones han logrado tejer lazos económicos con universidades, centros de investigación y sociedades profesionales de la salud, la nutrición y otras. El fin es crear un ambiente favorable y fabricar versiones ‘científicas’ que se presentan como verdaderas, pero que con demasiada frecuencia cumplen objetivos mercadotécnicos”.

A su vez, Martha Elena García comentó: “Una de las acciones menos estudiadas para lograr dichos fines es la producción premeditada de dudas, la cual se conecta con uno de los asuntos medulares en este libro: la fabricación de la ignorancia.” En efecto, esta industria se las ha ingeniado para crear ignorancia a través de supuestas “evidencias científicas”, financiando investigaciones y actividades académicas que buscan sembrar dudas sobre los daños de sus productos y destacar sus supuestos beneficios.

El libro Alimentarnos con dudas disfrazadas de ciencia: Nutriendo conflictos de interés en México, publicado por El Poder del Consumidor, da respuestas a las preguntas: ¿La ciencia impulsada en México en las últimas décadas ha buscado resolver los grandes problemas de salud y alimentación? Ante la pauperización del trabajo científico y académico, ¿Cuáles son los riesgos para las universidades y los centros de investigación de aceptar el financiamiento de la industria de alimentos y bebidas? ¿Son confiables las investigaciones financiadas por la industria que ofrecen explicaciones alternas de la obesidad y de enfermedades como la diabetes? ¿Y qué decir de los apoyos a las asociaciones profesionales de la salud para la celebración de congresos y la educación continua a organizaciones que dicen ser sociales, pero que responden a intereses empresariales? ¿Es posible prevenir y evitar los conflictos de interés derivados de las relaciones entre quienes deben velar por nuestra salud y las compañías que producen bebidas o comestibles asociados con enfermedades crónicas?

En cambio el libro presenta historias sobre conflictos de interés que han ocurrido en México y quiénes han sido algunos de sus protagonistas, siendo un primer acercamiento periodístico que intenta dar respuesta a tales interrogantes, porque es necesario y oportuno debatir públicamente el conflicto de interés en nuestro país en este ámbito. Poner el tema en la agenda ciudadana, apuntan sus autores, permitirá que ya no solo los funcionarios públicos, sino la sociedad en su conjunto –y con ella los investigadores, académicos, profesionales de la salud, sus organizaciones y todos aquellos científicos que se acerquen desde sus disciplinas a la problemática de la alimentación, dejen de ver los conflictos de interés reales o potenciales como normales, inevitables, irrelevantes o justificables, e impulsen su regulación.

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