Biotecnología

Biocombustibles generan la mitad de partículas que emite un avión con turbosina

2000 Agro/Redacción

En un estudio que cuantifica por primera vez las emisiones de los aviones que vuelan con biocombustible, científicos liderados por la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de EEUU (NASA por sus siglas en inglés) han concluido que una mezcla que contiene derivados de una planta reduce entre un 50 y un 70% la liberación de partículas a la atmósfera.

La investigación, publicada esta semana en la revista Nature, es un paso adelante para valorar qué efectos tendrá en el clima el cambio de combustibles que se usan en la industria aeronáutica. Hasta la actualidad se había analizado el uso de biocombustibles en aviones en tierra firme, y se había concluido que emiten menos partículas ultrafinas, lo que puede ser beneficioso para la salud de las personas en los aeropuertos y sus alrededores.

Pero nunca se había cuantificado en pleno vuelo, donde las condiciones de humedad, presión y temperatura son diferentes, y donde las principales consecuencias están relacionadas con el calentamiento global.
Y es que las partículas, residuos de la combustión incompleta de los carburantes, contribuyen a la formación de las estelas que los aviones dejan a su paso. Estas, a su vez, parecen absorber la radiación infrarroja que la Tierra emite al exterior, por lo que fomentan que aumente la temperatura en el planeta.

Biocombustible derivado de aceite de camelina

Para el experimento se escogió como carburante una mezcla a partes iguales de combustible convencional y de biocombustible fabricado a base de aceite de camelina. Tanto esta planta como la jatropha o las algas son “materias primas prometedoras para los futuros biocombustibles de la aviación”, indican los autores en el artículo.

El equipo de científicos comparó las diferencias entre el uso de esta mezcla y de dos combustibles fósiles. Para ello utilizaron dos tipos de aviones que subieron hasta 10 mil metros de altitud: uno, con cuatro motores, voló a diferentes fuerzas de propulsión y probó las tres opciones de carburantes; el otro le seguía de cerca y tomaba muestras de las partículas emitidas.

Los experimentos se llevaron a cabo en 2013 y 2014 en el Centro Armstrong de Investigaciones de Vuelo de la NASA, en Palmdale (California), e indicaron que la mezcla que contenía biocombustible redujo hasta un 70% tanto el número como la masa de las partículas liberadas por las turbinas.

Según explican los investigadores en el artículo, la reducción tiene mucho que ver con una menor liberación del llamado carbono negro, muy relacionado con el efecto invernadero. También detallan que, a fuerzas de propulsión más altas, esa reducción es menor.

Sin embargo los investigadores concluyeron el artículo así: todavía existen muchas incertidumbres sobre el efecto de las estelas de los aviones en el calentamiento global y harán falta más estudios para conocer el papel que los biocombustibles juegan en ello.

Menos dióxido de carbono

Más allá de las partículas, si los biocombustibles procedentes de plantas son energía de futuro es, en primer lugar, porque estas plantas consumen dióxido de carbono (CO2), lo que permite reducir la cantidad de este gas en la atmósfera aunque se siga generando por combustión en los motores.

“Se calcula que, si queremos reducir las emisiones de CO2, en los próximos años la aviación no tiene otra opción que usar biocombustibles más sostenibles, al contrario que otros modos de transporte que tienen alternativas como la electrificación.

“En cuanto a las partículas que generan los biocombustibles, lo importante no es que procedan de plantas sino la tecnología que se aplica para transformar las materias primas en carburantes. Esta tecnología evita impurezas que, en cambio, sí que contienen los combustibles fósiles”, detalla la investigación.

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