Biotecnología

Biofertilizantes, una alternativa de fertilización

En el sector agrícola es necesario tomar decisiones inmediatas para solucionar el problema de la creciente demanda de alimentos.

Para el logro de este propósito es indispensable fertilizar el campo, pero por desgracia la industria de los fertilizantes atraviesa por una situación muy crítica.

Las ventajas de la biofertilización, al contrario de la fertilización química, radican en que esta técnica se realiza con productos naturales, su producción no es contaminante y para su elaboración no requiere hidrocarburos (energéticos perecederos y caros). Además es un método económico.

Una desventaja es que no sustituyen totalmente al fertilizante químico. Hay que estar conscientes de que los biofertilizantes no son una panacea, así como de que son complemento de una baja fertilización. Sin embargo, representan una gran ayuda en el buen rendimiento de los cultivos para los agricultores que no pueden adquirir grandes cantidades del fertilizante químico, dado lo elevado de su precio.

Los biofertilizantes son los microorganismos que viven asociados a las raíces de las plantas y que le proporcionan a las mismas los elementos nutricios indispensables para su buen crecimiento y producción.

Es necesario señalar que en una forma natural todas las plantas se asocian a microorganismos, conocidos con el nombre común de microbios. Ésa es la regla en la naturaleza. Desde luego que la excepción confirma la regla. Se ha comprobado que, en las etapas prehistóricas del planeta, cuando las plantas invadieron los continentes (provenientes de ecosistemas acuáticos), se asociaron con hongos microscópicos.

Hay en el suelo muchos y diferentes microbios benéficos a las plantas. Los más conocidos son los que le proporcionan a éstas el nutriente nitrógeno y viven dentro de protuberancias en las raíces, donde la planta los protege.

Estos microbios son bacterias y reciben el nombre científico de Rhizobium. Estas bacterias toman el nitrógeno del aire, pues aquí es muy abundante (el 80 por ciento del aire es nitrógeno) y no existe en la corteza terrestre.

Las plantas no pueden tomar el nitrógeno de manera directa del aire porque está en una forma inerte (nitrógeno molecular), es decir, no asimilable. En cambio, las bacterias lo pueden transformar a un estado aprovechable por las plantas (nitrógeno amoniacal).

Otros microbios del suelo, que viven también dentro de las raíces, le     acarrean a las plantas muchos otros     nutrientes, sobre todo los que son inmóviles como el fósforo. Estos microbios son hongos filamentosos, cuyas ramificaciones salen de la raíz        haciendo redes extensivas que        exploran el suelo para buscar nutrientes y transportarlos a la planta. Reciben el nombre de hongos micorrízicos y su asociación con la raíz recibe el nombre de micorriza.

La micorriza no sólo le da a la planta nutrientes que le lleva del suelo, sino que también la puede proteger contra algunos microbios dañinos del suelo, incrementar la vida de los pelos absorbentes y darle tolerancia hacia algunas condiciones difíciles como presencia de metales pesados u otras sustancias tóxicas.

Otros microbios del suelo y que rodean las raíces de las plantas (región de la planta que se llama rizosfera), les proporcionan sustancias de

crecimiento llamadas hormonas vegetales. Estas sustancias inducen la       ramificación de las raíces y permiten a la planta tomar del suelo sus nutrientes de una manera más eficiente, lo cual se manifiesta en un mejor crecimiento y rendimiento. Una de estas bacterias es conocida con el nombre científico de Azospirillum, y produce gran cantidad de estas sustancias.

Todos estos microbios se producen industrialmente en muchos países del Primer Mundo y algunos de ellos pueden adquirirse en México.

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