La creciente demanda de hule natural es una oportunidad para productores rurales, ya que México importa 90 por ciento de su consumo. Y aunque es un viejo planteamiento de los especialistas: la dependencia del exterior en este caso puede sustituirse con producción nacional. leer más
Para hacerlo se requieren políticas y normas forestales que alienten la producción de hule, además de elevar la calidad de la materia prima y alcanzar niveles de competitividad de productores de Indonesia, Tailandia y Malasia, líderes en el mundo.
Una investigación realizada por especialistas en sistemas forestales del Colegio de Posgraduados y la Universidad Autónoma Indígena de México, ubicada en Sinaloa, señala que en México existen alrededor de 4,487 productores dedicados a la explotación del hule, los cuales poseen en promedio superficies de tres hectáreas y se localizan en los estados de Chiapas y Oaxaca.
La capacidad instalada para procesar hule en nuestro país alcanza las 16,200 toneladas, pero sólo se procesan siete mil, aunque con bajos índices de calidad, ya que la mayoría de las plantas son obsoletas o están deterioradas.
El inadecuado manejo y almacenamiento de las láminas en los molinos tradicionales generan hongos, bloques con alta cantidad de quesillo y greña así como un color inadecuado que disminuye la calidad de la materia prima, lo que se traduce en un bajo precio a nivel del productor y la necesidad de la industria procesadora a importar las mejores calidades de granulado.
La demanda de la industria nacional mostró un volumen anual de importaciones estable en los últimos años y la producción proyectada al 2010 permitiría sustituir aproximadamente 35 por ciento del total de las importaciones de la industria hulera.
Las dificultades
La gran dispersión de las plantaciones y la concentración geográfica de las plantas, genera costos de transportación que se reflejan en los precios actuales del hule, apuntan los autores del estudio Gustavo Rojo, Rosa Martínez y Jesús Jasso.
Los productores de las regiones aisladas –anotan– tienen dificultades para la comercialización por la falta de compradores así como por el bajo precio que éstos les ofrecen. A pesar de ello tienen que vender su producto para que no se les acumule y sufra un mayor deterioro.
Los estados de Chiapas y Tabasco se encuentran en esta situación, las distancias a las plantas beneficiadoras llegan a ser mayores a 700 kilómetros como en el caso de la región de Marqués de Comillas en el estado de Chiapas.
Los pequeños molinos propiedad tanto del sector social como privado, presentan limitantes en su estructura por su poca producción y gestión empresarial. Pese a que cuentan con la tecnología apropiada enfrentan dificultades para lograr un producto de óptima calidad, debido a la materia prima que reciben de los productores.
La situación se agrava ante la falta de normas de calidad para el hule fresco y a que los precios ofrecidos por la industria no son un estímulo que motive al productor a tener mayor cuidado en su cosecha, afirman los investigadores.
En su estudio señalan que la industria procesadora de productos primarios está interesada en la expansión de la producción interna y en la disminución de la dependencia de los productos importados, porque ello permitiría tener mayor seguridad en sus abastecimientos y evitaría las fluctuaciones abruptas de precios debido a las modificaciones en los tipos de cambio.
El interés en estas plantaciones es creciente. En Chiapas los beneficios privados tienen planes para plantar dos mil hectáreas y en Veracruz y Tabasco 2,500.
El documento precisa que la clave es poder alcanzar los niveles de competitividad de los grandes productores que fijan el precio del mercado internacional, Tailandia, Indonesia y Malasia.
Producción de hule fresco en México
Se estima en 19 mil mg de hule seco al año, que se procesa en 22 plantas beneficiadoras de diversa capacidad y producción, concentradas en los estados de Veracruz y Oaxaca, que tienen mayor peso específico en materia de hule en el país, por la superficie de plantaciones con que cuentan.
