Biotecnología

Oportunidades para agronegocios en México

Las buenas oportunidades para los agronegocios en México se encuentran en cultivos que generan mayor valor y rendimiento por hectárea, ya que los tradicionales, como maíz y sorgo, tienen bajos rendimientos y requieren de grandes extensiones agrícolas, consideró Jeffrey Jones, titular de la Subsecretaría de Agronegocios de la Secretaría de Agricultura.

La posibilidad de éxito en el agro —afirma— se encuentra en cualquier región del país, tan sólo es necesario vincular la vocación de la tierra con las tendencias del mercado, es decir, identificar los cultivos que tengan mayor rendimiento y permitan crecer al sector agroalimentario.

En entrevista para 2000 Agro, el funcionario federal subrayó que “la tenencia de la tierra se remite a una tradición de minifundio, por lo que resulta contradictorio que apostemos a cultivos que requieren grandes extensiones para tener rentabilidad”.
Cultivos como frutas y hortalizas, en contraste, representan buenas oportunidades de negocio, además pueden llegar a tener excelentes rendimientos en pequeñas parcelas y son intensivos en mano de obra, aspecto positivo para el país.

Entre los productos —puntualizó Jeffrey Jones— que generan gran valor están fresa, tomate, tomatillo, aguacate, durazno, nuez, manzana y diferentes tipos de flores.

Campo de bajo riesgo

La falta de una visión de mercado es uno de los principales obstáculos para el adecuado desarrollo de los agronegocios en México. A esta situación se suman los esquemas de financiamiento que dificultan el acceso a los créditos, ya que en general el productor tiene que contar con una garantía líquida de 30 por ciento de la cantidad solicitada.

El funcionario de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) remarcó que este sistema no se ajusta al dinamismo que vive el sector, ya que aún permanece la idea de que es sumamente riesgoso, Sin embargo, el riesgo de recuperar un crédito es sólo de 3.8 por ciento, mientras que hace 10 años era de 46 por ciento.

Por ello, Jeffrey Jones consideró que “es momento de invertir en el sector, una de las razones son los buenos rendimientos y las excelentes expectativas de éxito”.

La Sagarpa ha comenzado a facilitar el acceso de algunos créditos, ejemplo de esto lo constituye el Fondo Nacional Mutualista, dirigido a productores de maíz y frijol, en el que los agricultores tan sólo requieren de 10 por ciento de garantía líquida, en lugar de 30.

A su vez las organizaciones de productores tienen acceso a una tasa de interés que disminuye de 12.7 por ciento a 8.7. Este programa cuenta con un presupuesto de 600 millones de pesos para garantía, con los cuales se busca detonar créditos por seis mil millones de pesos de crédito.

El programa Alianza para el Campo como opción de Financiamiento (Alcafin) pretende generar inversiones por 7.5 mil millones para que los agricultores de bajos ingresos puedan adquirir maquinaria e infraestructura agrícola.

Alcafin contempla la aportación de recursos de la Alianza Contigo por cuatro mil millones de pesos, créditos de la Financiera Rural (Finar) por 2,400 millones y la aportación de los productores por 1,600 millones de pesos.

El presupuesto del sector agrícola representa 1.7 por ciento del financiamiento total que hay en el país, por lo que es importante destinar los créditos a cultivos que tengan oportunidad de éxito, expresó Jeffrey Jones.

Por eso, la primera pregunta que se le hace a un productor que busca acceder a financiamiento es si su cultivo tiene mercado. “De no ser así inevitablemente estará destinado al fracaso”, destaca Jones.

En caso de que la respuesta sea positiva el paso siguiente es saber el monto que necesita para poder entrar al mercado y qué tipos de esquemas de inversión o de capitalización se pueden generar.

Para este caso la Subsecretaría de Agronegocios está en proceso de creación de nuevas vertientes que ayuden al productor a identificar oportunidades que aseguren el éxito de su producto.

Biocombustibles: panorama humeante

“La decisión de Estados Unidos de anteponer su política energética a su política agroalimentaria resulta desconcertante”, considera el funcionario de Sagarpa, aunque este país destinara por completo su superficie agrícola a la producción de etanol tan sólo atendería 5 por ciento del total de las necesidades que tiene en la actualidad en materia de combustibles.

Para el mercado mexicano el panorama es poco claro, es difícil concebir una Ley de Biocombustibles que está basada en cultivos con déficit de autosuficiencia en la cadena agroalimentaria como el maíz, caña y soya.

“No considero prudente repetir el esquema de Estados Unidos en materia de maíz. Hay otros cultivos que pueden ser más interesantes para México, además se tendrán que realizar estudios que determinen el tipo de vocación que tiene nuestro país para producir biocombustibles”, aseguró Jeffrey Jones.

De esta manera, el éxito de los agronegocios en México es un reto ambicioso que requiere de observar las tendencias del mercado para producir lo que se vende y no producir para “intentar” vender.


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