Biotecnología

Retenedores de agua y nutrientes

Un aspecto de importancia para los productores del campo es que permiten incrementar la productividad, la cual varía de acuerdo con las condiciones de manejo. La experiencia señala que en cultivos básicos ésta puede ser de 20 a 25 por ciento más en relación con un testigo tradicional; en hortalizas puede llegar hasta 35 por ciento.

De acuerdo con las pruebas de campo realizadas en sorgo de temporal, por ejemplo, el testigo arrojó nueve toneladas (ton) y el que fue tratado con el retenedor alcanzó 12 ton.

En el cultivo de hortalizas la productividad en tomate rojo saladette puede ser de entre dos mil y 2,500 cajas por hectárea (ha), aplicando el producto se agregan de 800 a mil cajas.

Este producto contiene por una parte un aditivo, que brinda las condiciones viables para la asimilación y disposición de nutrientes de la planta, tanto los nativos del suelo como los aportados en forma externa. Por otra parte, almacena agua en su interior, la cual sirve como reserva de agua para la planta.

Alejandro Silva Granados lo explica así: “Es un aditivo para fertilizantes con retenedores de humedad que se hidrata y cumple una función similar a la de un polímero químico, es decir, dar humedad a la planta en zona radicular.”

De esta manera, la planta se mantiene y cumple sus etapas de crecimiento, floración o llenado de fruto, sobre todo en condiciones donde el agua es escasa o cuando hay un ciclo malo durante la temporada de lluvias.

En cultivos básicos, granos, maíz, trigo y frijol, se recomienda una dosis de 30 kilogramos por ha; en el caso de hortalizas puede llegar hasta 60 kilos por ha. Todo depende del tipo de suelo. Por ser un retenedor de humedad la mayor dosis se utiliza en suelos arenosos, la menor (hasta 20 kilos) en suelos con mayor contenido de arcilla. El promedio recomendado es de 25 a 30 kilogramos.

El costo es de 50 pesos por kilogramo. Con 20 kilos, mil pesos son altamente rentables para mantener un buen resultado en cuanto aumentar calidad y cantidad, que es lo que se busca en la productividad agrícola.

Como director de Corporación Bioquímica de México, Alejandro Silva destaca que este retenedor tiene ventajas contra el polímero químico tradicional, que sólo hidrata y no aporta ningún nutriente. Una desventaja, sobre todo en hortalizas, es que también absorbe patógenos y genera enfermedades.

Este producto es de origen orgánico 100 por ciento y aporta contenido de nitrógeno y potasio en bajas proporciones. Por ser un producto que se va biodegradando paulatinamente, no se da el problema de que si llega a entrar un patógeno se quede ahí para siempre.

La tendencia en hortalizas, frutales y básicos es la producción orgánica. Este producto brinda un apoyo a la productividad a cielo abierto o en invernadero, donde próximamente se evaluará.

El costo inicial podría parecer elevado, pero el producto es altamente rentable por la productividad que se puede alcanzar.

La empresa exporta 70 por ciento de sus productos a países centroamericanos como El Salvador, Honduras, Guatemala, Costa Rica y los Emiratos Árabes. Una oportunidad es el continente africano, que tiene una de las mayores superficies con suelos arenosos y desérticos. “Estamos viendo a futuro enviar la tecnología para allá”, anota Silva Granados.

La compañía realiza investigación y sus desarrollos son supervisados por el área de Fitotecnia de suelos de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), donde se validan sus resultados.

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