Biotecnología

Semillas contra riesgos climáticos

En México, el pequeño agricultor lucha contra un clima desfavorable que se ha exacerbado por el cambio climático

Mica Rosenberg

TEXCOCO, ESTADO DE MÉXICO.— Más de 500 años después de que curas españoles trajeran semillas de trigo para elaborar ostias para la misa, esa misma especie de semillas podría representar un nuevo tipo de salvación para los agricultores afectados por el calentamiento global.

Los científicos que laboran en esta zona agrícola cerca de Texcoco, en las afueras de la capital, han encontrado que variedades antiguas de trigo tienen características muy particulares que las hace resistentes a la sequía y el calor, incluyendo raíces más profundas que absorben más humedad y almacenan más nutrientes en sus tallos.

Están cruzando estas plantas con otras variedades desarrolladas en el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), cuna de la Revolución Verde de los años setenta del siglo pasado, para cultivar trigo más resistente a los efectos adversos del calentamiento global.

“Es como guardar dinero en el banco para un día de sequía”, dice el científico Matthew Reynolds sobre las resistentes variedades de trigo que su equipo ha desarrollado.

Los desarrolladores de semillas dicen ser la primera línea de defensa para los agricultores en un contexto en que el cambio climático hará que las temperaturas promedio se eleven hasta 3 grados centígrados en los próximos 50 años. Se anticipa que estos cambios traerán sequías más prolongadas, junto con lluvias más intensas e impredecibles, lo que ocasionará escasez de alimentos y precios de productos básicos más altos.

En México, el pequeño agricultor lucha contra un clima desfavorable que se ha exacerbado por el cambio climático.

En 2009, el país registró el índice pluvial más bajo de los últimos 68 años y este año una activísima temporada de huracanes ha destrozado cultivos de maíz en varios estados.

Un agricultor de maíz en Tamaulipas, César Longoria, registró una caída de 30 por ciento en su cosecha por la sequía de 2009. De lo que quedó, más de la mitad se perdió por los efectos del huracán Alex.

“Para los que dependen del maíz, esto es una verdadera tragedia, porque se disparan los precios para alimentar personas y ganado”, dice Carlos Salazar, presidente de la asociación de agricultores del maíz.

El centro de investigación de El Batán fue fundado en la década de 1940 por el recientemente fallecido Norman Borlaug, padre de la Revolución Verde y ganador del Premio Nobel de la Paz. Lo estableció cerca de Texcoco porque se cree que ahí nació el maíz, cuyas 52 variedades son originarias de México.

El Cimmyt obtiene recursos de gobiernos, bancos de desarrollo y fundaciones privadas. Sin embargo, los científicos coinciden en que aun los más notables avances en el laboratorio no significarán gran cosa si los propios agricultores no adoptan mejores técnicas de conservación de agua y recuperación de suelos erosionados.

Fuente: The Washington Post

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