Biotecnología

Super ajos mexicanos

Variedades de ajo desarrolladas por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) han roto el récord mundial al alcanzar una producción de hasta 35 toneladas por hectárea, con una calidad adecuada para la exportación.

Son diez variedades las que ha liberado el organismo entre los cuales destacan Tacátzcuaro, Tinguindín y Huerteño, tanto de jaspeados como morados, los cuales presentan muy buenas características en cuanto a tamaño y número de dientes.

Estas variedades dan tamaños promedio de bulbo de siete centímetros, que son muy aceptables para exportación, ya que tienen en promedio 11 dientes y alcanzan siete gramos de peso cada uno, con lo cual nos da una cabeza de 77 gramos aproximadamente. Son ajos excelentes para la exportación, afirma Francisco Gamez Vázquez, jefe del campo experimental Bajío del INIFAP.

En entrevista con 2000 Agro expone que en esta institución se desarrolló una metodología nueva para selección y mejoramiento genético, la cual está fundamentada en el número de dientes por cabeza y en el tamaño de ésta, lo cual dio ciertas frecuencias y de ahí se seleccionaron las más constantes y que mejores características presentaban.

Como el ajo es una planta de propagación asexual, explica, no hay una combinación genética, por ello por pura selección se determinó qué características influyen en el rendimiento y la calidad.

México es uno de los principales países productores y exportadores de ajo en el mundo, con una superficie estimada de 7,300 hectáreas y una producción superior a las 55 mil toneladas. La productividad promedio en el país es de 7.6 toneladas por hectárea.

Guanajuato es el principal productor de ajo, con una superficie sembrada de 2,600 hectáreas y una producción de casi 20 toneladas. La entidad utiliza una ventana de mercado en la producción mundial de ajo y es cuando exporta la mayor parte de su cosecha. Sin embargo, otros especialistas manejan cifras de tres mil a cinco mil has de ajo en ese estado.

Este producto agrícola se enfrenta a un mercado globalizado y “el problema es que hay mucha competencia por parte de los ajos de China y Chile, o ajos chinos que envían a Chile y de ahí nos los reenvían a nosotros, una triangulación no muy saludable, y eso implica desventajas para los productores nacionales”, advierte Gamez Vázquez.

“China está intentando invadir el mercado mexicano con ajo de muy bajo precio, seguramente tienen subsidios o una estrategia para contrarrestar o eliminar la competencia de los ajos mexicanos y una vez logrado esto, ellos serían los únicos productores y abastecedores del mundo”, subraya.

Otros estados que cultivan ajos son Aguascalientes, Zacatecas, Querétaro y Baja California, pero ha habido un gran auge y al INIFAP le han demandado variedades de estados como Chihuahua y Oaxaca, además de otras partes del país, donde han tenido buenos resultados con la adaptación que tienen estos materiales.

El promedio de rendimiento de Guanajuato es de ocho toneladas. Sin embargo, con estos materiales hemos logrado establecer marcas mundiales de hasta 32 o 35 toneladas por hectárea en riego por goteo, con características bastante aceptables para la exportación, manifiesta el jefe del Campo Experimental Bajío del INIFAP.

Hay productores –agrega– que producen 15 a 20 toneladas bastante bien, sin ningún ahogo. Empero, hay gente que es sobresaliente y muy cuidadosa en sus cultivos y puede obtener más, sobre todo ahora con el uso de la tecnología de riego por goteo, los análisis nutrimentales que se hacen a las plantas y las curvas de extracción nutrimental que se tienen y se han generado para este cultivo.

También comenta que hay productores muy fuertes en el cultivo de ajo en el estado, como Javier Usabiaga, y hay gente que produce una o dos has con sus variantes productivas. Al respecto, añade, “el abarcar mucho te provoca ineficiencia y el tener un lote pequeño es más productivo, por los cuidados que les puedes dispensar al menor número de plantas; pero es aceptable el promedio”.

Por último, Gamez Vázquez apunta que “el cultivo es noble, pero se debe tener el mercado asegurado, es decir, la estrategia de sembrar y a ver quién me compra no vale aquí; es una hortaliza, un perecedero, debes tener contactos y casi casi tener el comprador antes de sembrar, ésa es la sugerencia, y pensar en la exportación obviamente”.

Control de la pudrición blanca

Uno de los problemas principales que tiene el cultivo del ajo en México es la presencia de pudrición blanca, hongo del suelo (Sclerotium cepivorum) cuyos cuerpos de resistencia pueden durar hasta 20 años latentes. Si después de ese tiempo se siembra de nuevo ajo, cebolla o alguna especie similar se vuelve a manifestar.

La infección ocurre a través de las raíces desde donde alcanza el bulbo y las plantas vecinas. En el campo la enfermedad se presenta en focos de plantas en un círculo amplio que avanza paulatinamente.

Los bulbos infectados pueden presentar un abundante micelio blanco cerca de la base, y luego de unos días aparecen sus estructuras de resistencia, con aspecto de piedrecillas negras y esféricas, llamadas esclerosios.

Los ajos afectados pueden ser arrancados con facilidad porque los síntomas de amarillez en las hojas aparecen sólo después que el hongo ha llegado a la placa del tallo y todas las raíces ya se encuentran podridas.

Si bien es cierto que en una primera temporada la enfermedad puede afectar un número reducido de plantas, es suficiente para que la infestación del suelo sea permanente y llegue a ser extensiva en parcelas replantadas con ajos o cebollas. El hongo es diseminado pasivamente en las plantas y suelo.

Aunque los especialistas han trabajado en la evaluación de distintos sistemas para combatir la pudrición blanca (fungicidas, solarización, control biológico y otros), su erradicación de un potrero colonizado es muy difícil o imposible, por lo que la presencia de Sclerotium cepivorum en ajos destinados a semilla o en el lugar a sembrar debe ser causal de rechazo.

Manejo integrado

Arturo Callejas, especialista de Investigación y Desarrollo de la empresa Dinámica Agrícola y Ambiental, considera que en Guanajuato existen de 25 a 30 mil hectáreas que en los últimos 10 o 15 años han sido afectadas por Sclerotium cepivorum, ya que los agricultores rotan su tierra, es decir, lo que hace la gente cada año es buscar nuevos terrenos. Entonces si tienen un cultivo de ajo la parcela queda inservible, porque se queda el hongo encapsulado y así puede durar hasta 10 o 12 años en campo.

En una conversación con 2000 Agro explica que la diseminación del hongo puede ser por la ropa, la maquinaria, el pastoreo, el agua de riego y eso provoca pérdidas hasta del 100 por ciento.

Para poder controlar esta enfermedad una de las opciones es el manejo integrado, que implica la utilización de las fechas de siembra, introducción de nuevos terrenos y la aplicación de un hongo antagonista (control biológico), que se conoce como Constans.

El técnico precisa que luego de 236 días, un ensayo realizado en un terreno de Guanajuato encontró que la parcela testigo estaba infestada con 760 esclerosios por kilo, una cantidad impresionante. La pérdida fue del 100 por ciento.

En la parcela con una dosificación de cinco kilos del hongo antagonista, aplicado a riego, se encontraron sólo 240 esclerosios por kilogramo de suelo, de los cuales 44 por ciento está afectado por el hongo benéfico. Esto se traduce en que al final habría un control del 82 por ciento en casi un año. Los próximos seis meses se hará otro conteo y la cantidad de hongos nocivos se irá reduciendo en forma gradual.

“Con esto queremos restablecer los terrenos que han sido infestados con cultivos de ajo para que vuelvan a entrar a la producción en un periodo de tres años”, señala Arturo Callejas. Asegura que la gente lo que quiere son respuestas rápidas, sin embargo, nuestro control en el largo plazo es excelente.

Existen productos químicos cuyas respuestas son más rápidas, pero temporalmente menores. Lo que se hace ahora son fumigaciones totales a base de bromuro de metilo, que es carísimo, unos 25 mil pesos la hectárea, expone el especialista, quien agrega que el hongo benéfico cuesta 2,500 pesos por hectárea y la ventaja es que se restablece la tierra en campo. La cantidad recomendada son cinco kilos cuando hacemos una aplicación en riego por goteo y en una aplicación total la cantidad sube dos kilos por hectárea.

Expresa que muchas parcelas están inservibles y nosotros lo que hacemos es recuperarlas. Este producto viene directamente de Alemania y está probado en México. Hemos trabajado con los principales productores como es el señor Javier Usabiaga, en su Rancho de Aguilares, y en el rancho de los señores Nieto, que es El Colorado.

Al principio, puntualiza el especialista, es difícil que los productores acepten este tipo de opciones, ya que si nosotros como técnicos no tenemos la capacidad para entender cómo funciona un biológico, para un productor es más difícil; pero a base de demostraciones ellos están viendo que disminuye este problema. Hace dos años empezamos con dos o tres hectáreas, este año aplicamos el hongo en 150 hectáreas.

Callejas remarca que “ésta sería una alternativa si es que queremos mantener otra vez el cultivo en Guanajuato”.

El ajo es originario de las regiones de Asia Central. México es uno de los principales productores mundiales de este condimento.

Durante mucho tiempo la exportación de Guanajuato se basó en la variedad Chileno, que permitía cubrir las normas de calidad referentes a color, forma, sanidad, peso, tamaño y número de dientes por bulbo. Hoy, las variedades desarrolladas en el INIFAP permiten tener todas estas ventajas.

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