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Alimentos y bebidas chatarra, los más buscados por precio y practicidad

La industria de alimentos los diseña para que duren más tiempo, y la publicitaria busca generar el deseo de consumirlos

En México, el consumo de comida chatarra se vincula con recompensas y con la convivencia, lo que se refuerza con la mayoría de la oferta de alimentos afuera de las escuelas: prácticos, rápidos, baratos y de poca calidad”, afirmó Carola García Calderón, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.

En nuestro territorio cerca de 20 millones de personas tienen entre 10 y 19 años de edad, y la publicidad dirigida a este segmento les propone vivir lo inmediato, asociar el consumo con la felicidad, el bienestar y el placer.

Aquí, el consumo de alimentos chatarra y refrescos entre jóvenes se inicia desde la infancia, en ambientes familiares y escolares, y se relaciona con ocasiones festivas, por lo que se privilegian por encima de los valores nutricionales, dijo la integrante del Centro de Estudios de la Comunicación de la entidad universitaria.

Orígenes
“Existen tres tipos de alimentos que desencadenan respuestas de aceptación en el cerebro: los dulces, los salados y los grasientos, que además son adictivos. La industria de alimentos los diseña para que duren más tiempo, y la publicitaria busca generar el deseo de consumirlos; estos objetivos no van dirigidos a satisfacer necesidades nutricionales”, aclaró la académica.

Además, “los hábitos y horarios de alimentación en las zonas urbanas (donde la producción de alimentos está industrializada) han creado un ambiente obesogénico, que se traduce en un problema de salud pública”. Según datos de la Academia Mexicana de Medicina de 2012, siete de cada 10 adultos (49 millones) y uno de cada tres niños (12 millones) presentaron sobrepeso, obesidad y obesidad mórbida, refirió.

García Calderón aseguró que la imitación de modelos de consumo y estilos de vida de Estados Unidos ha influido en gran medida a México, y esto contribuye a la modificación de patrones alimentarios. A ello se suma que desde los años 80 se ha incorporado e incrementado la comida rápida a la dieta del mexicano.

“La variedad de sitios de venta hace accesibles estos productos para amplios sectores, y la publicidad fomenta la idea de que lo nutritivo no es tan importante, sino lo divertido, sabroso o de buena textura. Las principales características de la comida chatarra son precios accesibles, conservadores, etiquetado llamativo y su sabor”.

Por otra parte, la televisión sigue siendo uno de los principales medios de entretenimiento y el de mayor inversión publicitaria, pero los jóvenes ahora ven más contenidos audiovisuales en Internet, por lo que la publicidad se está redirigiendo a estos espacios.

Finalmente, indicó que uno de los objetivos de los mensajes publicitarios dirigidos a niños y adolescentes es establecer fidelidades de marca desde edades tempranas, para que se conviertan en hábitos de consumo duraderos.
Palabras clave: comida, chatarra, internet, dieta, sabor

EVENTOS
Publican inventario nacional de emisiones de metano de ganado bovino
La dieta de las reses es clave para reducir la emisión metano; los autores del estudio proponen como medida de mitigación incorporar a su dieta a la planta nativa mirasol (Cosmos bipinnatus Cav) que reduce hasta 20 por ciento la producción de este gas.

La ganadería bovina a nivel mundial genera 20 por ciento del total de los gases de efecto invernadero (GEI), en especial metano (CH₄), un gas que tiene un efecto 28 veces mayor al dióxido de carbono y tiene una vida media de 9 a 15 años en la atmósfera. Dada su contribución al cambio climático, contar con inventarios nacionales con estimaciones precisas sobre este gas es relevante para implementar estrategias de mitigación acordes a la realidad ganadera de México.

A diferencia de otros inventarios presentados por México en el pasado, el de este año se ha realizado con la metodología Tier 2, propuesta por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, que se caracteriza por estimar los factores de emisión de metano por región climática del país (para México fueron cinco regiones climáticas: muy seco, seco, templado, cálido subhúmedo y cálido-húmedo); por tipo de ganado: productor de leche, productor de carne, ganado de doble propósito, de diversas edades y pesos; y por sus distintas dietas alimentarias.

Uno de los aspectos necesarios para poder efectuar el inventario, que inició en el año 2017, era medir in vivo la producción de CH₄ de ganado a partir de la fermentación ruminal y en el país sólo hay dos laboratorios que cuentan con las cámaras de respiración de circuito abierto para generar esta información científica básica: la FMVZ-UAEM, en el Estado de México, y la FMVZ de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).

En las cámaras de respiración se reproducen las condiciones en las que viven los animales en el campo, por ejemplo, la dieta varía de acuerdo con la región climática, así que lo que hicieron los integrantes de la Academia Mexicana de Ciencias en sus laboratorios fue conseguir las dietas de acuerdo con la región y alimentarlos con ellas para la toma de datos. Con su equipo de investigación generaron una serie de ecuaciones y predicciones matemáticas para estimar las contribuciones de CH₄.

La dieta, clave para reducir emisiones de metano
Hoy en día se sabe que una vaca adulta puede producir al día hasta 700 litros de metano y los autores de este inventario sugieren que la reducción de las emisiones de CH₄ podría redituar en un incremento de la productividad ganadera dado que el metano emitido por el ganado representa una pérdida de 2 por ciento al 12 por ciento de la ingesta de energía bruta de los alimentos consumidos.

Su alimentación varía, puede incluir ensilado de maíz, heno de alfalfa, maíz molido, pasta de soya, salvado de trigo, bicarbonato de sodio y vitaminas y minerales.

Hay que sensibilizar en el tema a los tomadores de decisiones para que las campañas de información provengan del gobierno hacia los empresarios ganaderos, señaló, e invitar a los productores a colaborar porque en la medida en que conozcamos más este proceso de pérdida de energía en el animal, podremos proponer alimentaciones más eficientes por región climática.

Actualmente, alrededor de 109.8 millones de hectáreas del territorio nacional (56 por ciento de la superficie) están dedicadas a la producción ganadera, de las cuales el 43 por ciento está degradada por sobrepastoreo, conforme aumente la demanda de carne roja y leche es previsible que siga cambiando el uso de suelo en distintas partes del país lo que generará una presión mayor en el calentamiento global, el ambiente y la alimentación.

El inventario se dio a conocer en el X Simposio Internacional del Carbono en México, celebrado del 12 al 14 de junio en Tepic, Nayarit, y lo publica el Programa Mexicano del Carbono, una Red Temática del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Además, contó con el apoyo del Molina Center for Energy and the Environment. Se puede consultar en el siguiente enlace: http://pmcarbono.org/pmc/publicaciones/EdelCCenM_Agenda_Azul_y_Verde_1er_Reporte.pdf

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