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Reactivación del turismo bajo una visión ecológica

Proteger la naturaleza también es cuidar nuestra salud

Ciudad de México, 17 de septiembre de 2020.— De regreso a las actividades cotidianas luego de un largo confinamiento para mitigar la pandemia por covid-19, México se encuentra ante el reto de crear una conciencia ecológica participativa entre autoridades, academia, organizaciones civiles y población, a fin de lograr una transición ambiental en la que el turismo valore la naturaleza.

Por ese motivo la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) publicó recientemente la Guía de recomendaciones para un retorno ambientalmente responsable del ecoturismo y el turismo de sol y playa, que plantea la transversalidad como elemento indispensable para desarrollar e impulsar alternativas hacia un turismo seguro, incluyente, resiliente, sostenible y responsable.

El documento constituye un instructivo para desarrollar acciones seguras en todas las instalaciones y actividades del ecoturismo, así como del turismo de sol y playa. El objetivo es encaminar al visitante a practicar un turismo justo e incluyente en las comunidades y de respeto a sus costumbres y el entorno, además de ser consciente de la importancia de los ecosistemas.

Esta estrategia se orienta a revertir el estigma que ha caracterizado a esta actividad cuando los viajeros dañan la naturaleza durante sus actividades de esparcimiento. La solución no es dejar de visitar los diferentes destinos, sino que los turistas tengan conocimiento del potencial natural y social de esos sitios como punto de partida para generar conciencia sobre esos valores, y fomentar así en los viajeros el sentido de pertenencia, de respeto y de conservación.

Además, se busca garantizar que las diferentes actividades del sector no se conviertan en un foco de contagio de la enfermedad causada por el SARS-CoV-2, sino que la coyuntura que causa la pandemia dé la certeza de un retorno ambientalmente responsable.

La Guía recomienda una capacitación sanitaria integral a quienes ofrecen sus servicios turísticos para garantizar su salud y la de los visitantes, y a los turistas les presenta una serie de sugerencias para el aprovechamiento pleno de su viaje, fructífero tanto para sí mismos como para los habitantes de las comunidades que visita y para los ecosistemas.

Por ejemplo, ante la necesidad de guardar una sana distancia, recomienda elegir zonas y actividades menos masificadas, además de buscar más actividades vinculadas con la naturaleza.

Asimismo, propone valorar las tradiciones y costumbres sociales, modos y usos de territorio, disfrutar de la gastronomía tradicional de manera responsable, así como repensar en nuevos productos que potencien el turismo doméstico basado en la riqueza del patrimonio natural y cultural de los pueblos.

Desde luego, no se dejan de lado los protocolos de higiene y seguridad, por lo que tanto turistas como prestadores de servicio deben procurar su firme aplicación, como las labores de sanitización constante de los diferentes sitios que visitan; el uso de gel antibacterial, jabón y agua, cubrebocas, caretas y guantes, además de procurar la sana distancia y el manejo responsable y oportuno de los residuos sólidos urbanos.

El instructivo destaca la necesidad de generar un turismo biocultural con visitantes conscientes y responsables, de manera que se fomente y oriente a los viajeros para respetar y cuidar la biodiversidad, consumir productos y servicios locales, evitar la generación de basura excesiva y darle un manejo responsable, así como el uso de productos orgánicos o amigables con el ambiente.

Con el cumplimiento de estas recomendaciones, las actividades turísticas de naturaleza se convierten en oportunidades para valorar y conocer el patrimonio biocultural al fomentar un ecoturismo sustentable y certificado. Asimismo, se cuidan y conservan los usos y costumbres de las comunidades, se contribuye a la economía local de cada uno de estos sitios, se enaltece el conocimiento tradicional de las comunidades indígenas y se favorece la reconexión de las personas con la naturaleza mediante experiencias vivenciales, sensoriales y espirituales.

En cuanto a los destinos de sol y playa, la Guía presenta recomendaciones precisas para que el viajero valore los ecosistemas costeros y su función como barrera biológica ante huracanes y como sumideros de carbono azul, además de aquilatar los servicios ambientales que ofrece, su papel como hábitat y refugio de una enorme diversidad de especies de fauna y los beneficios económicos que pueden generar.

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