Orgánicos

Fuerte demanda de té en China y la India

Un nuevo informe advierte también de la amenaza que supone el cambio climático

El consumo y la producción mundiales de té seguirán aumentando en la próxima década, impulsados por una pujante demanda en los países en desarrollo y emergentes. Esto creará nuevas oportunidades de ingresos rurales y mejorará la seguridad alimentaria en los países productores, según las previsiones que recoge un nuevo informe.

El consumo de té ha crecido especialmente rápido en China, la India y otras economías emergentes, impulsado por una combinación de mayores ingresos y esfuerzos para diversificar la producción e incluir especialidades como infusiones de hierbas, mezclas de frutas y tés gourmet con sabor.

El informe, ultimado por el Grupo Intergubernamental sobre el Té (GIG) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en su reunión bienal en Hangzhou (China), sugiere que el consumo de té se ha beneficiado también de una mayor concienciación sobre sus efectos antiinflamatorios, antioxidantes y para perder peso. Estas ventajas para la salud y el bienestar serían los principales motivos de un mayor consumo en el futuro.

Según las proyecciones, la producción mundial de té negro aumentará anualmente en un 2.2 por ciento en la próxima década, para llegar a 4.4 millones de toneladas en 2027, reflejando importantes incrementos de producción en China, Kenia y Sri Lanka, con lo que China alcanzaría los niveles de producción de Kenia, el mayor exportador de té negro del mundo.

Se prevé que la producción mundial de té verde aumente a un ritmo aún más rápido —del 7.5 por ciento anual— para llegar a 3.6 millones de toneladas en 2027, impulsada en gran medida por China, donde se espera que la producción de té verde se duplique con creces, desde 1.5 millones de toneladas en 2015-2017 a 3.3 millones de toneladas en 2027.

 

El informe del GIG advierte también que la producción de té es muy sensible a los cambios en las condiciones de cultivo. El té solo puede producirse en condiciones agroecológicas muy específicas, y, por lo tanto, en un número muy limitado de países, muchos de los cuales sufrirán fuertemente el impacto del cambio climático.

Los cambios en los patrones de temperatura y lluvia —con más inundaciones y sequías—, ya están afectando los rendimientos, calidad y precios del té, reduciendo los ingresos y amenazando los medios de vida rurales. Se espera que estos cambios climáticos se intensifiquen, exigiendo medidas de adaptación urgentes. Paralelamente, se reconoce cada vez más la necesidad de ayudar a mitigar el cambio climático, reduciendo las emisiones de carbono de la producción y procesado del té.

El informe insta por lo tanto a los países productores de té a integrar los retos del cambio climático —en los frentes de la adaptación y la mitigación—, en sus estrategias nacionales de desarrollo del té.

La demanda mundial de té se está beneficiando además de un nuevo tipo de clientela: los consumidores urbanos jóvenes en grandes países productores como China y la India se han convertido en el segmento de más rápido crecimiento. Estos no solo están dispuestos a pagar más por tés especiales, sino que también quieren saber más sobre el producto que consumen: su calidad, origen y contribución al desarrollo sostenible.

Los consumidores jóvenes de clase media-alta buscan productos de moda para integrar en sus estilos de vida, que ahora también incluyen tés de calidad gourmet, que consumen en los ambientes refinados de teterías especializadas y restaurantes, hoteles y cafeterías exclusivas.

Promover los beneficios a la salud
para impulsar la demanda

Mientras que el consumo mundial de té ha aumentado en la última década, los países europeos importadores tradicionales —con la excepción de Alemania— han sufrido una reducción en los niveles de consumo. En general, el mercado europeo del té está muy saturado. El consumo per cápita lleva disminuyendo más de una década, enfrentado a la competencia de otras bebidas, en particular, el agua embotellada.

Durante la próxima década se espera que los países occidentales experimenten en general un menor crecimiento del consumo. En el Reino Unido, por ejemplo, se prevé que el consumo de té disminuya. El té negro lucha por mantener el interés de los consumidores en medio de una mayor competencia de otras bebidas, incluyendo el café.

El estudio también sostiene que la disminución del consumo de té en los mercados europeos tradicionales podría estancarse —o incluso revertirse— si se diversifica hacia otros segmentos, como los tés orgánicos y especiales, y si se promueven sus beneficios para la salud y el bienestar.

La estrategia de promover las ventajas para la salud del té ha demostrado ser igualmente efectiva para otros mercados. Por ejemplo, el té en hojas sueltas está experimentando un nuevo crecimiento en Estados Unidos, sobre todo como resultado de una mayor conciencia sobre la salud pública.

El análisis que ofrece el documento del GIG se basa en información recabada de los países miembros, complementada con datos de FAOSTAT y del Comité Internacional del Té (ITC), así como de otras fuentes.

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