Orgánicos

La chía

Alimento de origen prehispánico muy valorado actualmente por sus valores nutricionales

chiaEste grano originario de México, el sur de Estados Unidos y Guatemala, era uno de los alimentos básicos de aztecas y mayas. Por cuestiones simbólicas y religiosas, los conquistadores españoles lo condenaron al olvido por casi 500 años.

Existe evidencia limitada que respalda la eficacia de la chía para cualquier indicación. Hasta el momento, solo dos estudios clínicos han examinado los efectos de la misma sobre enfermedades de riesgo cardiovascular, incluyendo el sobrepeso corporal. Uno de ellos, realizado por la Universidad Brigham Young en Estados Unidos, mostró algunos efectos sobre algunos factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares, mientras que el otro estudio no tuvo resultados claros. Ninguno de los dos estudios mostró efectos contundentes de la chía sobre favorecer la pérdida de peso. Sin embargo, el uso histórico de la chía (Salvia hispánica L.) sugiere que es seguro para el consumo por personas no alérgicas a esta semilla. Es necesario realizar un estudio científico más riguroso relacionado con el uso de la chía como un suplemento dietético, así como apoyo en el tratamiento o prevención de enfermedades.

La semilla de chía se compone de proteínas (15-25 por ciento), grasas (30-33 por ciento), hidratos de carbono (26-41 por ciento), fibra dietética alta (18-30 por ciento), ceniza (4-5 por ciento), minerales, vitaminas y materia seca (90-93 por ciento). También contiene una alta cantidad de antioxidantes. No supera los niveles máximos permitidos de metales para la seguridad alimentaria y también es libre de mico toxinas. Otra característica clave de la semilla de chía es que no contiene gluten.

Con base en los resultados de las investigaciones actuales, la semilla de chía es una buena opción de aceite saludable para mantener un perfil graso equilibrado. Sin embargo, a diferencia de la vitamina E y la coenzima Q10, los estudios realizados de bioactividad clínica y evaluación de la seguridad de las semillas de chía, son todavía limitados. Además, los detalles sobre los mecanismos de los efectos de disminución de colesterol y triglicéridos de estas semillas necesitan ser estudiados y comparados con los de los ácidos omega 3 y omega 6.

Recientemente, esta planta ha recuperado su popularidad. Hoy, su cultivo no se limita solo al continente americano, sino también se extiende a otras áreas como Australia y el sudeste asiático.

Se utiliza como un suplemento de aceite saludable para los seres humanos y animales. El consumo humano de chía en la dieta es principalmente del aceite extraído mediante la incorporación en aceite de cocina o suplementos alimenticios. En el año 2000, las guías alimentarias de Estados Unidos recomendaron que esta semilla podía ser utilizada como un alimento principal que no excediera de 48 gramos al día.

Se consume comúnmente como añadido en ensaladas, bebidas y cereales. La Comisión Europea aprobó el uso de la semilla de chía en productos de pan con un límite de no más de 5 por ciento. Aparte del pan, la industria alimentaria de diversos países de todo el mundo, incluyendo Estados Unidos, Canadá, Chile, Australia, Nueva Zelanda y México han utilizado ampliamente las semillas de chía o su aceite para diferentes aplicaciones tales como cereales para el desayuno, barras con granola, galletas, jugos de frutas, pasteles y yogur.

En tiempos recientes se han generado una serie de mitos en torno al consumo de la semilla de chía y sus propiedades, ya sea mediante la publicidad poco documentada o por medio de experiencias individuales transmitidas de boca en boca.

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