Pecuario y Pesquero

Acuicultura en España

La acuicultura, un aliado de la conservación y de la red Natura 2000

La acuicultura española se ha convertido en un aliado de la conservación de los recursos naturales y de la biodiversidad que albergan muchos espacios de la red europea Natura 2000.

Así se desprende del informe Situación de partida y perspectivas de la actividad acuícola en la Red Natura 2000 en España publicado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente por conducto de la Fundación Biodiversidad.

El estudio, que ha permitido caracterizar las actividades de acuicultura que se llevan a cabo en esos espacios naturales, se ha llevado a cabo en colaboración con la Secretaria General de Pesca, las comunidades autónomas, los agentes del sector acuícola y ambiental, y las unidades del Departamento implicadas en la gestión de la Red Natura 2000 y la actividad pesquera.

Así, se han identificado un total de 803 establecimientos de acuicultura, de los cuales 357 desarrollan su actividad en 127 espacios Natura 2000. De estos, 86 establecimientos se localizan en el área continental (un 24.1 por ciento), donde se cultiva principalmente trucha, tenca y esturión, y 271 instalaciones (el 75.9 por ciento) se encuentran en el área marina.

En esas áreas marinas se crían sobre todo especies como la dorada, la lubina, el rodaballo, el atún rojo, la corvina o el lenguado.

Las bateas y los parques de cultivo —establecimientos donde se crían especies tan características de nuestra acuicultura como el mejillón, diversas especies de almeja, la ostra o el berberecho—, principalmente, no se encuentran incluidas en el estudio de manera individual sino que se enmarcan en las Zonas de Producción de Moluscos declaradas por las Comunidades Autónomas.

En España existen 205 zonas declaradas, de las cuales 145 interaccionan con 242 espacios de la Red Natura 2000 (154 Lugares de Importancia Comunitaria y 88 Zonas de Especial Protección para las Aves).

El estudio ha permitido establecer la compatibilidad de las actividades acuícolas con la preservación de los valores naturales de dichos espacios, que pueden incluso contribuir, en determinados casos, a reforzar los objetivos ambientales propuestos, y además generar bienestar y desarrollo social y económico.

Los estudios ponen de relieve que el sector de la acuicultura dispone de los conocimientos y medios necesarios para garantizar su sostenibilidad, especialmente desde el punto de vista medioambiental.

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