Pecuario y Pesquero

Propuestas para una política ganadera incluyente

Las políticas de comercio exterior, con los correspondientes acuerdos comerciales, principalmente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), están creando condiciones de alto riesgo para la producción primaria.

El incremento de las importaciones sin un crecimiento equiparable de las exportaciones, con el consecuente desplazamiento de la producción nacional, ha colocado al mercado como eje de la problemática ganadera.

Por otra parte, el creciente flujo de importaciones, sin condiciones adecuadas para un eficiente control de calidad desde el punto de vista sanitario y de inocuidad alimentaria, puede traer daños económicos y sociales de gran magnitud y de consecuencias irreparables.

El comercio exterior ganadero se desarrolla en gran parte con Estados Unidos, y el principal producto de exportación son los becerros, en tanto que en importación destaca la carne deshuesada, aunque también se importa ganado, fundamentalmente de desecho, para el sacrificio.

México es el segundo mercado para las exportaciones de carne del vecino del norte que, en términos de valor, aumentaron en 356 por ciento, y en volumen 353 por ciento en el año 2000 con respecto a 1993 (año previo a la puesta en marcha del TLCAN).

Cabe destacar que:

• La carne es un producto estratégico por su gran demanda en el mercado mundial, sin embargo, el bajo porcentaje de las importaciones mundiales de carne sobre la producción, indica que los países tienden a producir lo que consumen y, por lo tanto, el comercio internacional de este producto es sumamente vulnerable a las variaciones en la producción interna de los países importadores por lo que el mercado más importante para los productores es el interno.

• En las actuales circunstancias, la cadena de la carne en México tiene pocas o nulas posibilidades de competir con las grandes empresas multinacionales que realizan el sacrificio y el procesamiento de la carne en Estados Unidos, lo que supone que las importaciones van a continuar su ritmo ascendente. De mantenerse esta tendencia ello tendrá efectos negativos en el ámbito social y económico dada la importancia de la cadena de la carne a escala nacional con respecto a la producción de alimentos y materias primas, generación de empleos, etcétera.

• El incremento de las importaciones puede conducirnos a un proceso concentrador en la medida en que sólo los grandes productores puedan subsistir con el consecuente desplazamiento de los pequeños y medianos.

• El creciente intercambio en el ámbito del comercio internacional de alimentos, la propagación de enfermedades como la fiebre aftosa y el «mal de las vacas locas» (EEB), así como el desmesurado incremento de las importaciones sin un adecuado control sanitario constituyen una amenaza tanto para la salud animal como para la de los consumidores, con un impacto social y económico de una magnitud incalculable.

Por ello se plantea:

• Es necesario realizar una evaluación seria del impacto económico y social del TLCAN y demás acuerdos comerciales en la ganadería para determinar si se cuenta con los recursos financieros, humanos, tecnológicos y la infraestructura suficiente y necesaria que permitan los controles estrictos y eficientes de los productos que se importan.

• Paralelamente, es urgente tomar medidas que puedan contribuir a frenar el ritmo de las importaciones mediante un mayor control aduanal y una correcta identificación arancelaria. Para ello las secretarías de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y de Economía (SE) deben elaborar el marco normativo correspondiente.

• Es necesario contar con un eficiente control sanitario para evitar la propagación de enfermedades en el ganado y garantizar la inocuidad alimentaria de los productos importados para la seguridad de los consumidores. Se debe agilizar el proceso de normalización que permita establecer especificaciones de calidad e inocuidad alimentaria recíprocas y equivalentes a las normas internacionales y se realicen los procedimientos necesarios para que los preceptos se cumplan y se lleven a cabo las inversiones correspondientes en laboratorios, reactivos, personal especializado.

• Los conflictos comerciales deben resolverse ágilmente, para ello deberán crearse tribunales especializados en materia de comercio exterior, descentralizados del Poder Ejecutivo, cuyos dictámenes sean independientes de las políticas de precios, abasto e inflación.

• Se debe velar por que las políticas de comercio exterior respondan al interés general de los productores agropecuarios por encima de los compromisos internacionales; es necesario hacer estudios de mercado serios antes de iniciar nuevos acuerdos comerciales con otros países.

• Incorporar a la Sagarpa todas aquellas funciones que hoy realizan otras secretarías y que tienen que ver con comercio internacional, comercialización, políticas de abasto, etcétera.

Para crear condiciones favorables para que la ganadería pueda ser competitiva es necesario:

• Poner en marcha programas conducentes a la integración de la cadena, el aprovechamiento de todos los subproductos del sacrificio y con ello la diversificación de la producción tomando en cuenta las condiciones propias de las diferentes regiones ganaderas del país. Llevar a cabo un programa que estimule el sacrificio en las plantas Tipo Inspección Federal (TIF).

• Plantear nuevos sistemas de asociación para la producción, la comercialización y el consumo, a lo largo de toda la cadena, y de esta forma, por una parte, producir con economías de escala que permitan abaratar los costos de producción y, por otra, llegar a un mayor número de consumidores con diferentes tipos de productos.

• Elaborar un paquete de apoyos al subsector de acuerdo con un plan previamente establecido entre el sector productivo y el gobierno, el cual corresponda a los apoyos que se otorgan a los principales competidores.

• Tomar en cuenta la situación de uno de los eslabones más débiles y vulnerables de la cadena: los productores de becerros, mediante la elaboración de programas orientados específicamente hacia ellos. Es urgente un programa de repoblación del hato.

• Promover esquemas de financiamiento de acuerdo con las condiciones reales de los productores.

• Elaborar procedimientos fiscales simplificados y accesibles y dentro de un programa de apoyo fiscal, posibilitar la comprobación de gastos mediante la remuneración de los asalariados y capacitación de los trabajadores, así como aportaciones para la investigación y la educación agrícola. Exentar a los pequeños ganaderos de obligaciones fiscales.

• Establecer una mayor vinculación y colaboración entre instituciones de investigación y educación con los productores, así como llevar a cabo un programa integral de transferencia de tecnología orientado al incremento de la productividad, pero que también incluya la demanda del mercado, las condiciones y el impacto económico, social y ambiental, y los recursos y potencialidades en el ámbito regional y local.

En este sentido, continuar promoviendo el modelo de los GVATT y desarrollar otros modelos, pero, en todos los casos se requiere que las condiciones de trabajo y los salarios sean dignos para los técnicos que participan en la asesoría de estos grupos.

• Desarrollar un plan estratégico que permita determinar el rumbo de la actividad con la participación directa de los productores y sustentado en estudios serios y confiables que consideren todos y cada uno de los factores que inciden en la producción, comercialización, distribución y consumo con una visión holística, integral e integradora.

• La globalización ha orillado a las empresas a crear alianzas estratégicas para cubrir mercados que de manera aislada no podrían hacerlo. La historia de las corporaciones que dominan la producción de carne al interior del TLCAN, se sustenta en el crecimiento con base en fusiones y adquisiciones. La «alianza estratégica» con estas empresas conlleva serios riesgos para la producción nacional en la medida en que se perdería la capacidad en la toma de decisiones. Ello no impide que se analice la viabilidad de consumar este tipo de alianzas, a escala internacional, entre pares, retomando los principios de codesarrollo y codeterminación2. Este podría ser un mecanismo viable para que México coloque sus productos en el mercado internacional y a su vez atienda la demanda interna de alimentos que la producción interna no alcance a satisfacer.

1 Este trabajo forma parte del proyecto 32396-D, apoyado por el Conacyt.
2 Petrella, R., Technological Innovation and Welfare, Fifth International Engineer’s Congress of the Friedrich-Ebert Foundation, Alemania, 1998.

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