Política Agropecuaria

Diez contribuciones para lograr un mundo con #HambreCero

Las leyes y políticas sientan las bases de nuestra visión 2030

Hoy en día se producen más que suficientes alimentos para alimentar a todos, sin embargo, alrededor de 821 millones de personas sufren desnutrición crónica. El logro de la seguridad alimentaria para todos requiere un enfoque integrado de todos los interesados, incluso de los gobiernos. Para que el número del hambre disminuya a cero para 2030, se requerirá una legislación apropiada respaldada por los presupuestos necesarios y un monitoreo adecuado, que permita marcos legales justos y duraderos.

Aquí hay diez ideas sobre cómo los miembros del parlamento pueden ayudar a lograr SDG 2 (Hambre Cero):

1. Establecer los principios que guían la política para acabar con el hambre y la desnutrición.

La Constitución de un país es su ley suprema, la base sobre la cual se construyen los derechos de los ciudadanos y las obligaciones del Estado. Al incluir el derecho a una alimentación adecuada en sus constituciones, los países otorgan a este objetivo la mayor garantía de éxito. Cuando los programas son apoyados por la legislación, se convierten en política del gobierno.

2. Defina las reglas del juego cuando se trata de supervisar las leyes y organizar su implementación.

Los legisladores deben criticar, cuestionar y autorizar a otras ramas del gobierno. Las herramientas que tienen a su disposición para garantizar y exigir la rendición de cuentas incluyen sesiones de preguntas, aprobación de presupuestos y comités de selección.

3. Redactar leyes que incorporen seguridad alimentaria y nutricional al tiempo que consideran las necesidades de todos los sectores.

Garantizar la seguridad alimentaria y nutricional requiere la participación de los diversos sectores que conforman el sistema alimentario. Esto significa tener en cuenta las necesidades de los pequeños agricultores, los pastores y los pescadores artesanales y ayudarlos a desarrollar capacidades a través de iniciativas de protección social dirigidas a las partes más vulnerables del sistema alimentario.

4. Aprovechar el conocimiento de las instituciones académicas.

Los legisladores deben comprender el alcance de un problema y poder medir el impacto de las políticas. Para hacerlo, pueden capitalizar la experiencia de la comunidad académica al redactar, implementar y supervisar legislación o políticas públicas relacionadas con el derecho a una alimentación adecuada.

5. Mantener un diálogo con la sociedad civil, las empresas y las diferentes ramas del gobierno.

Para que el proceso de creación de leyes tenga éxito, se requiere no solo voluntad política, sino también gobernanza participativa. Los miembros del parlamento deberían abrir el debate a los grupos que trabajan en áreas relacionadas con la alimentación y la nutrición para garantizar que las leyes se aprueben sobre la base del consenso y reciban aportes de todas las áreas de la sociedad.

6. Realizar una formación especializada.

Para garantizar que se aprueben y apliquen leyes y propuestas legislativas sólidas, los miembros de los parlamentos y sus asesores deben tener una base técnica adecuada en materia de seguridad alimentaria y nutricional. Los miembros del parlamento no siempre son especialistas en el campo del hambre y la desnutrición. Al asistir a talleres y cursos de capacitación dirigidos por expertos, pueden desarrollar sus habilidades.

7. Compartir conocimientos y experiencias.

La creación de redes de intercambio de conocimientos permite a los legisladores implementar legislación y legislar de acuerdo con los contextos específicos de sus países. Los miembros del parlamento deben compartir sus experiencias sobre cómo y en qué medida está progresando la política pública. Deben reflexionar sobre cómo mejorar el proceso legislativo y crear políticas públicas efectivas.

8. Sensibilizar e informar al público.

Los legisladores deben comunicarse y crear conciencia sobre los problemas, explicando claramente al público por qué se aprobó una ley determinada y las consecuencias que tendrá. Esto aumenta la probabilidad de que los ciudadanos apoyen el trabajo de los legisladores. Compartir información promueve la transparencia y la rendición de cuentas y garantiza que las organizaciones y el público conozcan los problemas relacionados con el hambre y puedan hacer valer sus derechos.

9. Formar alianzas inclusivas.

Como se indica en SDG 17 (Asociaciones para los objetivos), los programas exitosos de desarrollo sostenible requieren alianzas entre los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil. Estas alianzas deben tener objetivos compartidos basados en el bienestar del público. La desnutrición en todas sus formas debe ser abordada como una cuestión de prioridad. Esto significa superar las diferencias ideológicas.

10. Trabajar hacia un objetivo compartido: construir una alianza global para #HambreCero

Para que SDG 2 se convierta en una prioridad en las agendas políticas regionales y globales, es esencial que todas las partes interesadas se unan para trabajar hacia una visión compartida para el futuro. Esto se puede lograr participando activamente en foros internacionales, manteniendo un diálogo abierto con los parlamentos y agencias regionales encargados de los asuntos de integración y apoyando el monitoreo de los compromisos políticos regionales. También es importante trabajar con organismos especializados, como los organismos de las Naciones Unidas, así como con el apoyo de donantes extranjeros.

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