Política Agropecuaria

Países más pobres enfrentan mayor costo de importar alimentos

Las Perspectivas alimentarias de la FAO analizan las tendencias de los mercados alimentarios, desde la guayaba al etanol

La factura mundial de las importaciones de alimentos se ha prácticamente triplicado, hasta alcanzar 1.43 billones de dólares en 2017, y se ha multiplicado por cinco en los países más vulnerables a la escasez de alimentos. Evolución que refleja una tendencia que “ha ido deteriorándose con el paso del tiempo, presagiando un desafío creciente, en especial para los países más pobres, para cubrir sus necesidades básicas de alimentos de los mercados internacionales”, según Adam Prakash, economista de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y autor del estudio incluido en el informe Perspectivas alimentarias.

Se prevé que el costo mundial de la importación de alimentos aumente en torno a un 3 por ciento hasta alcanzar 1.47 billones de dólares este año. El incremento anual refleja en gran medida el aumento del comercio internacional de pescado —alimento de valor elevado que importan sobre todo los países desarrollados—, y de cereales, un alimento básico que supone un producto de importación esencial para muchos países de bajos ingresos y con déficit de alimentos (PBIDA).

Este año, la FAO analizó la tendencia a más largo plazo y descubrió que los países pueden estar “pagando más a cambio de menos alimentos”, a pesar de que la producción mundial y las condiciones comerciales han sido bastante favorables en los últimos años.

El análisis se centra tanto en la tendencia como en la composición —proteínas animales, frutas y hortalizas, cereales, bebidas, semillas oleaginosas y café, té y especias— del costo de la importación de alimentos a lo largo del tiempo. Las importaciones mundiales de alimentos han aumentado a un ritmo medio anual de un 8 por ciento desde 2000, pero esta tasa de crecimiento ha sido de dos dígitos para la gran mayoría de países más pobres. En “marcado contraste” y frente a otros productos alimentarios de mayor valor, la contribución de los cereales al costo de las importaciones no ha disminuido en los países más pobres, y ha caído marcadamente en los países más ricos.

El costo de las importaciones de alimentos supone actualmente un 28 por ciento de todos los ingresos de exportación de mercancías del grupo de los países menos adelantados (PMA), casi el doble que en 2005. Los países desarrollados no solo tienen un PIB per cápita mayor, sino que suelen dedicar solamente un 10 por ciento de sus ingresos de exportación a la importación de alimentos.

Perspectivas alimentarias —que se publica semestralmente— dedica también un capítulo especial al creciente comercio de frutas tropicales menos conocidas, como la guayaba y los lichis, basándose en un informe previo centrado en sus competidores más destacados, como el mango y la papaya.

El valor de la producción mundial de estas frutas tropicales menores —86 de las cuales se producen en Asia— ascendió el año pasado a unos 20 mil millones de dólares, según el análisis y las evaluaciones detalladas de Sabine Altendorf sobre estos productos nicho.

La guayaba es la fruta más importante de esta categoría, junto a la jaca, el longán, el lichi, el durión de las Indias Orientales, el rambután y la granadilla, principalmente cultivada en Brasil, y el mangostán. Actualmente solo un 10 por ciento de la producción es objeto de comercio transfronterizo, principalmente en Asia —siendo Tailandia un exportador destacado– pero la solidez de los precios al por mayor en los mercados de los países desarrollados puede ofrecer grandes posibilidades comerciales para los exportadores en los países de bajos ingresos. Para aprovechar esta oportunidad será necesario innovar en la gestión del carácter perecedero, la garantía de suministro, la volatilidad de los precios y el cumplimiento de los requisitos de certificación fitosanitaria.

Las Perspectivas alimentarias analizan fundamentalmente las tendencias del mercado para los principales productos agroalimentarios a escala mundial, incluyendo los cereales, pescado, carne, productos lácteos, azúcar y aceites vegetales.

Si bien los mercados alimentarios se han mantenido relativamente estables gracias a unas condiciones de suministro en general adecuadas en la mayoría de las categorías, continúan siendo vulnerables tras las recientes disputas comerciales y la posibilidad de que se produzcan perturbaciones meteorológicas y de otra naturaleza.

En el sector de los cereales, se prevé que el comercio continúe siendo sólido en 2018/19, debido a una demanda de importación abundante y sostenida para casi todos los cereales principales. Otros aspectos destacados incluyen las expectativas de precios “elevados” e incluso récord para los alimentos marinos en la segunda mitad de 2018 en un contexto de oferta limitada; un incremento del comercio de productos lácteos —en especial de las leches en polvo—; y un fuerte aumento de la producción de carne, en un contexto de ralentización del crecimiento de los volúmenes comerciales.

Por otra parte, se espera que la producción mundial de azúcar aumente este año un 11.1 por ciento, alcanzando un volumen récord de 187.6 millones de toneladas y sobrepasando ampliamente el consumo mundial. Pese a contar con el mayor excedente registrado hasta la fecha, los precios internacionales del azúcar alcanzarán probablemente un valor mínimo, debido al repunte de los precios mundiales del petróleo, lo que conlleva un aumento del uso de azúcar para producir etanol.

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