Sector Rural

La urbanización, catalizador de desarrollo rural

Nuevo informe analiza la revolución silenciosa de cadenas de valor mejoradas y papel de las ciudades de menor tamaño

La gestión sostenible de la urbanización plantea nuevos desafíos y oportunidades para remodelar los sistemas alimentarios y agrícolas, de forma que beneficien tanto a las ciudades como al campo, concluye un nuevo informe presentado por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El Informe de políticas alimentarias mundiales 2017 del IFPRI —al que la FAO ha contribuido con la sección principal— aborda una amplia gama de cuestiones relacionadas con la urbanización. El crecimiento de la población urbana será especialmente notable en África, ya que la mayoría de los habitantes del continente, cada vez más numerosos, vivirá en ciudades en 2030. A escala mundial, unos dos mil 500 millones más de personas residirán en zonas urbanas que en la actualidad. El 90 por ciento de este aumento corresponderá a África y Asia.

Una manera de fomentar avances mutuamente beneficiosos, tanto para las áreas urbanas como rurales, es desarrollar cadenas de valor y hacer que los sistemas alimentarios sean más eficientes e inclusivos, según el informe.

Mejores carreteras, una electrificación extensa y fiable, transporte refrigerado y mejores instalaciones de almacenamiento son clave para que esto suceda, recordó el director general de la FAO, José Graziano da Silva, señalando que esa transformación llevará también a los agricultores a producir alimentos de mayor valor y más nutritivos, algo esencial para nutrir de forma adecuada a la creciente población urbana.

Las dudas sobre la calidad de los alimentos producidos localmente por los residentes urbanos en muchos países en desarrollo, hacen que exista a menudo una mayor preferencia por los productos importados, según el informe. Una mejor integración vertical de la cadena de valor alimentaria interna, que requiere mejoras en el procesado, molienda, limpieza, comercialización, empaquetado, etiquetado e incluso los supermercados, podría remediarlo. Este esfuerzo generaría gran cantidad de empleos en el sector agroalimentario y potenciaría la capacidad del sector agrícola para realizar inversiones que aumenten la productividad.

El informe muestra cómo los agricultores obtienen mayor beneficio cuando cerca de sus explotaciones se desarrollan actividades no agrícolas. Por esta razón, promover el papel de las ciudades intermedias, que pueden desempeñar un papel catalizador mediando en los vínculos rural-urbanos, debería ser una cuestión clave para los responsables de la formulación de políticas. En este sentido existen evidencias de que la cercanía de ciudades más pequeñas tiende a proporcionar a los pequeños campesinos mayores oportunidades de comercializar sus productos y compartir los beneficios del crecimiento económico. Las urbes de menor tamaño resultan además destinos de migración que pueden servir mejor a los pobres rurales para escapar de la pobreza de las grandes ciudades.

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