Sector Rural

Se encienden alarmas por riesgo de agotar fósforo en suelos agrícolas

Como resultado tendríamos alimentos de baja calidad

Ciudad de México, 12 de abril de 2021.— Luego de que en México durante décadas se practicó la revolución verde con el uso intensivo de fertilizantes de síntesis química que propició que alrededor del 75 por ciento de los suelos, unas 150 millones de hectáreas, tengan problemas de degradación, en el ámbito mundial actualmente se encienden alarmas por el riesgo de agotar las reservas del fósforo en las tierras agrícolas y debido a que el 95 por ciento de los alimentos se producen directa o indirectamente en los suelos, se debe cuidar no tener deficiencias de nutrientes como calcio, magnesio, potasio, fósforo y micronutrientes en los cultivos, porque entonces los alimentos serán de calidad baja.

Este escenario exige restaurar el patrimonio suelo con el fin de enfrentar el reto de producir alimentos de alta calidad, afirmaron Gerardo Noriega Altamirano, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Chapingo, y Enrique Rico Arzate, académico del Instituto Politécnico Nacional.

Por ello, la labor de rescatar la tierra agrícola se inició en Michoacán donde numerosos productores, profesionales del desarrollo rural, autoridades, y académicos, construyen estrategias para restaurar el patrimonio suelo en el marco del conocido Programa Agricultura Sustentable.

Ante la expectativa de que el suelo es un recurso natural no renovable y para formar un suelo la naturaleza requiere cientos de años, los especialistas señalaron que en la entidad michoacana el área agrícola ocupa el 28 por ciento, por ello el compostaje y la lombricultura son una alternativa de abasto nutrimental para los cultivos, ecotécnicas económicas y alcanzables, que apoyadas con inoculantes microbianos como micorrizas y bacterias solubilizadoras de fósforo, se puede caminar a la sustentabilidad.

“En Michoacán en el Programa Agricultura Sustentable desde el 2019 se promueve el uso de insumos de especialidad; fertilizantes foliares, bioestimulantes e inoculantes microbianos”, precisó el investigador de la Universidad Autónoma Chapingo.

“De esta manera los productores de la mano de extensionistas y académicos se capacitan y adoptan tecnologías como el compostaje y la lombricultura para aprovechar los residuos orgánicos para producir abonos orgánicos, restaurar la fertilidad del suelo, incrementar rendimientos y calidad; para ofrecer a los consumidores calidad alimentaria, y en esta época contribuir a mejorar la inmunología del cuerpo humano como una medida de mitigación ante el covid-19”, apuntó el académico Enrique Rico Arzate.

Gerardo Noriega Altamirano, por su parte, informó que en Michoacán el 59 por ciento (tres millones 447 mil 452 ha) del territorio presenta acidez del suelo; el 49 por ciento (dos millones 889 mil 188 ha) poseen niveles de bajos a medios de materia orgánica; el 46 por ciento (dos millones 707 mil 998 ha) tienen una capacidad de intercambio catiónico de baja a media; el 65 por ciento (tres millones 839 mil 247 ha) son vulnerables a la compactación de suelos.

Desde hace tres años se inició el Programa Agricultura Sustentable, donde el suelo se reconoce como un recurso estratégico para la producción de alimentos, la conservación de la biología del suelo, la captura de carbono, la recarga de acuíferos.

Por ello productores, profesionales del desarrollo rural, autoridades y académicos han sumado ciencia, tecnología y trabajo para restaurar y conservar la productividad; así, mediante prácticas agroecológicas, se busca que los suelos vuelvan al equilibrio para producir alimentos sanos y de alta calidad para alimentar a la población.

Con la pérdida de nutrientes como calcio, magnesio, potasio, fósforo, hierro, otros, y los residuos de plaguicidas, el ser humano corre el riesgo de ser más propenso a enfermedades cancerígenas, obesidad, desnutrición, anemia, entre otras.

Entonces el reto es atender la obesidad y la diabetes, pero en un mediano plazo urge mejorar la calidad de los alimentos con los nutrimentos esenciales tanto para las plantas como para los humanos a fin de tener una población más sana, con vitalidad y que no pierda sus características neuronales y motoras, opinaron Gerardo Noriega Altamirano y Enrique Rico Arzate.

Para los productores, encabezados por Federico Jiménez González, los cultivos y el suelo reclaman su calcio, magnesio, potasio, zinc y fósforo, así como sus vitaminas A, B, C, D, K, etcétera.

Mario Chávez Zamora, Daniel Soto Rivera, productores michoacanos, aseguraron que la labor en el campo es revertir el deterior ambiental, mejorar la producción de alimentos y transitar a la sustentabilidad.

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