Tecnología

Manejo de plagas en el cultivo de chile: énfasis en conservación de fauna benéfica

Aplicación de insecticidas

Dentro de la estrategia del MIP en chile, el control químico se inicia con el tratamiento de la semilla con el insecticida imidacloprid en dosis de 49 gramos de ingrediente activo (g I.A.) por kg de semilla. Inmediatamente después del trasplante, se debe realizar una aplicación dirigida al cuello de la planta con este mismo insecticida, en dosis de 350 g I.A por hectárea.

Debido a que este producto es sistémico, es absorbido por las raíces y asciende con la corriente de savia, protegiendo las plantas contra insectos vectores de virus por más de 30 y 60 días para la primera y segunda aplicación, respectivamente. Es decir, el imidacloprid tiene un efecto prolongado y una vez que los insectos se alimentan de las plantas tratadas, éstos dejan de hacerlo y aunque estén presentes no causan más daños y poco después mueren.

Por lo anterior, durante 60 días después de la segunda aplicación no es necesario complementar el control de insectos vectores de virus como mosquita blanca y pulgones, ni para plagas secundarias como trips, diabróticas, pulga saltona y minador de la hoja, ya que por ejemplo, en el caso de San Luis Potosí, se han observado incidencias de virosis y rendimientos muy similares que cuando se complementa el control con aplicaciones periódicas al follaje con insecticidas convencionales, los cuales son muy tóxicos para la fauna benéfica. Para el control de mosquita blanca, después de este periodo se sugiere la aplicación del hongo Paecilomyces fumosoroseus en la dosis mencionada antes en el uso de entomopatógenos.

Para el barrenillo del chile se determinó que los mejores productos para su control son Fipronil, Clorpirifós y Oxamil en dosis de 50, 720 y 520 g I.A por ha con efectividades del 95, 88 y 86 por ciento, respectivamente; sin embargo, debido a que son tóxicos para fauna benéfica se deberán identificar los manchones de la primera generación, los cuales generalmente se localizan en las orillas de los lotes, para realizar la aplicación en dichas áreas y retardar lo más posible la primera aplicación generalizada.

En San Luis Potosí el minador de la hoja es altamente resistente a la mayoría de los insecticidas convencionales, y el uso de éstos ocasiona problemas más grandes, ya que se reducen las poblaciones de los parasitoides de esta plaga. Los productos más adecuados para su control son abamectrina y cyromacina en dosis de 5.4 y 75 g I.A. por ha, respectivamente, los cuales deben ser utilizados en forma alterna para reducir riesgos inherentes al desarrollo de la resistencia.

Para el control del ácaro blanco y de la araña roja se sugiere el uso de abamectina en dosis de 9 g I.A. por ha y repetir la aplicación de seis a ocho días después, una vez que se observen las ninfas que han emergido de los huevecillos que quedaron. Existen otros productos que controlan estos ácaros, sin embargo son muy tóxicos para la fauna benéfica y ocasionan el resurgimiento de otras plagas, por lo que es importante evitar su uso y no realizar mezclas de insecticidas, ya que se propicia la resistencia genética de los mismos y se dificulta el control de éstos y de otras plagas. Las aspersiones con azufre elemental en dosis de 2000 g I.A. por ha son efectivas cuando se realizan en densidades bajas de ácaros o cuando se aplican en forma preventiva para el control de enfermedades foliares del chile.

Para el control de los gusanos soldado, del cuerno y del fruto, se deben utilizar los insecticidas biológicos mencionados en el uso de entomopatógenos, o los insecticidas spinosad o tebufenozide en dosis de 48 y 80 g I.A. por ha, respectivamente.

Impacto y dominio de recomendación

El control de las plagas del chile que considere un enfoque de manejo integrado de plagas reduce la incidencia de enfermedades virales en un 70 por ciento, logra disminuir el uso de insecticidas y los costos por concepto de control de plagas hasta en un 50 por ciento; además, se reduce la contaminación ambiental y los residuos tóxicos de las cosechas, se impide el desarrollo de poblaciones de insectos plaga que presenten resistencia múltiple a insecticidas y, sobre todo, se evita el rebrote de otras plagas consideradas como secundarias, al conservar la fauna benéfica natural que las mantiene bajo control. Finalmente se incrementan las poblaciones de insectos benéficos que ayudan a la regulación de poblaciones de insectos plaga, promoviendo así la sostenibilidad del sistema de producción, la desintoxicación química de la región y la inocuidad de los productos.

Para el buen funcionamiento de esta estrategia, es necesario que se implemente en el ámbito regional —es decir, en toda la planicie huasteca, la cual contempla el oriente de San Luis Potosí, sur de Tamaulipas y norte de Veracruz—, en la zona media de los municipios de Rioverde y Ciudad Fernández y en el Altiplano Potosino en Villa de Arista, Bocas, Moctezuma, Villa de Arriaga, El Barril y El Huizache, SLP.

En el caso particular de San Luis Potosí, se ha diseñado una estrategia de manejo integrado de plagas que considera el uso de insecticidas autorizados, efectivos y selectivos con la finalidad de conservar la fauna benéfica, natural e inducida. Con este manejo se ha logrado reducir la incidencia de enfermedades virales, el uso de insecticidas y los costos por concepto de control de plagas.

Esta estrategia se validó y transfirió en la Planicie Huasteca, Zona Media y Altiplano de San Luis Potosí y actualmente se está estableciendo en más de cuatro mil hectáreas de chile en el estado.

* Campo experimental Sur de Tamaulipas. Sitio experimental Ébano, CIRNE – INIFAP
Correo electrónico: garza.enrique@inifap.gob.mx
** Centro Regional de Estudios y Reproducción de Organismos Benéficos (CREROB) Molinos, SLP

Manejo de plagas en el cultivo de chile:

énfasis en conservación de fauna benéfica

Por: Enrique Garza Urbina* y Ausencio Rivas Monge**

Foto: Archivo 2000 Agro

Las plagas son uno de los principales problemas en el cultivo de chile, su control ha dependido principalmente del uso de insecticidas, lo que ha ocasionado problemas de resistencia, residuos tóxicos en las cosechas, reducción de la fauna benéfica natural, incremento de los costos de producción y serios problemas en el ecosistema por la contaminación ambiental.

En el caso del estado de San Luis Potosí, se diseñó una estrategia de Manejo Integrado de Plagas (MIP) que consideró el uso de insecticidas autorizados, efectivos y selectivos, insecticidas biológicos, liberación y conservación de fauna benéfica, uso de trampas con cebo alimenticio, trampas adhesivas de color y con feromonas.

Con la estrategia del MIP se logró reducir de 50 a 70 por ciento el uso de insecticidas y los costos por concepto de control de plagas de 25 a 50 por ciento. Se redujo también la contaminación ambiental, se impidió el desarrollo de poblaciones de insectos plaga, que presentan resistencia múltiple a los insecticidas, se evita el rebrote de otras plagas consideradas como secundarias y se conserva la fauna benéfica natural. Además se atiende a la demanda de los consumidores por alimentos inocuos al disminuir los residuos tóxicos en las cosechas.

En el estado de San Luis Potosí los cultivos de chile Capsicum annum L., y jitomate Lycopersicum esculentum Miller, son las especies hortícolas de mayor importancia económica y social, ya que constituyen la principal fuente de ingresos de productores y de los trabajadores del área rural que se emplean en el proceso de producción, que comprende desde el trasplante hasta la cosecha.

En el cultivo de chile destacan —como plagas de importancia económica— la mosquita blanca (Bemisia tabaci, B. argentifolii); Paratrioza (Bactericera cockerelli), pulgón verde (Myzus persicae), barrenillo del chile (Anthonomus eugenii), minador de la hoja (Liriomyza ssp), ácaro blanco (Polyphagotarsonemus latus), araña roja (Tetranychus urticae), gusano soldado (Spodoptera exigua), gusano del fruto (Helicoverpa zae, Heliothis virescens) y gusano del cuerno (Manduca sexta).

El control de estas plagas ha dependido principalmente del uso de insecticidas organosintéticos, lo que ocasiona el fenómeno de la resistencia debido a la alta presión de selección ocasionada por un mayor número de aplicaciones, al uso de mezclas de insecticidas y por el incremento de las dosis iniciales efectivas; además, todo esto causa problemas de residuos tóxicos en las cosechas; eliminación de la fauna benéfica; incremento en los costos de producción y contaminación ambiental.

De 1996 a 2001 en San Luis Potosí se llevaron a cabo trabajos de investigación y validación sobre el manejo integrado de plagas en el cultivo de chile. Dentro de estos estudios se realizaron evaluaciones de efectividad biológica de insecticidas y hongos entomopatógenos en las principales plagas; la determinación de los niveles y mecanismos de resistencia a insecticidas en las plagas en donde se observó problemas para su control en campo.

De los productos evaluados se seleccionaron aquellos que reunieran tres características: autorizados, efectivos y selectivos, esto con la finalidad de conservar la fauna benéfica, natural o inducida. Además, este manejo se complementó con el uso de diferentes trampas, haciendo mucho énfasis en el control cultural y muestreo periódico de las plagas y de la fauna benéfica. Esta estrategia se llevó a la etapa de transferencia de tecnología de la Planicie Huasteca y zona media durante los años 2002 y 2003 y en el Altiplano Potosino de 2004 a 2006.

Estrategia del manejo integrado de plagas

Control cultural

Selección del sitio de siembra. La siembra se deberá realizar en áreas que no tengan huertas abandonadas de chile y jitomate, ni cerca de lotes con soya y algodón, ya que en las primeras se reproducen los virus y en ambas las plagas, de ahí se dispersan a las nuevas plantaciones. Seleccionar lotes con buena fertilidad y sin problemas de drenaje, con una pendiente mínima de 0.25 por ciento con la finalidad de evitar encharcamientos que estresan y debilitan a las plantas, las cuales son más susceptibles a las plagas y a los geminivirus.

Fecha de siembra. En la Planicie Huasteca la siembra de chile se debe realizar del 15 de junio al 31 de julio; en la Zona Media del 15 de noviembre al 31 de diciembre y en el Altiplano Potosino del 1 de febrero al 31 de marzo, periodos en los que se obtienen los máximos rendimientos y se tiene la menor incidencia de plagas. Se sugiere proteger los almácigos o producir la planta en invernaderos, para que lleguen al campo libres de virus y no realizar siembras escalonadas que favorezcan la reproducción del inóculo y de las plagas.

Control de maleza. El control de maleza y de hospederos alternos de las plagas y de los virus en la huerta, en los alrededores y la eliminación de plantas virosas del cultivo ayudan a reducir el inóculo y la incidencia de plagas. Cuando los cultivos hospedantes de la mosquita blanca, pulgón y minador de la hoja no están presentes en el campo, estas plagas se encuentran en una variedad de plantas, principalmente maleza de hoja ancha, que les sirven como reservorio.

Fertilización. Una buena fertilización, la cual varía de un lote a otro, y el manejo óptimo de la humedad del cultivo hace más tolerantes a las plantas al ataque de virus y de las plagas que afectan este cultivo.

Rotación de cultivos. La rotación con cultivos que no son afectados por las plagas del chile y en los cuales no se reproducen los virus, como es el caso del maíz y sorgo, ayuda a reducir la fuente de inóculo y la incidencia de plagas y enfermedades.

Destrucción de residuos del cultivo. Se sugiere destruir los residuos de plantas inmediatamente después del último corte mediante métodos de labranza, con la finalidad de impedir el incremento de las poblaciones de plagas y la fuente de inóculo de virus.

Control biológico

Liberación de fauna benéfica. Para reducir la incidencia y los daños ocasionados por gusanos soldado, del fruto y del cuerno, es necesario efectuar liberaciones de 30 mil avispitas Trichogramma pretiosum por hectárea (12 pulgadas cuadradas) con intervalos semanales, después de trasplante al detectar los primeros huevecillos de estas plagas y hasta finales del ciclo.

Para lograr un buen control, la distribución de las avispitas debe ser lo más uniforme posible en un mínimo de 12 puntos por hectárea, colocándola sobre estacas, a las cuales se les untará periódicamente un anillo de dos a tres centímetros de grasa automotriz, para evitar que sean consumidas por la hormiga Solenopsis molesta, o liberar las avispitas ya emergidas como adulto, para lo cual el material se coloca en pequeños vasitos hasta su emergencia.

Conservación de fauna benéfica. En la estrategia de manejo integrado de plagas se deben tener las precauciones necesarias para conservar la fauna benéfica que se presenta de manera natural en la región, ya que la mayoría de los insecticidas afectan las poblaciones de estos insectos, por lo que solamente deberán utilizarse productos autorizados, con buena efectividad y selectivos en el control de la plaga.

En San Luis Potosí se ha tenido una alta incidencia de insectos benéficos cuando se implementa la estrategia del MIP, debido a que durante los primeros 90 días del ciclo del cultivo no se generalizan las aplicaciones de insecticidas y a que los productos sugeridos presentan bajo o nulo impacto sobre las poblaciones de insectos parásitos y depredadores.

Con ese manejo, se conservan las avispitas Trichogramma pretiosum liberadas y la fauna benéfica nativa, entre las que destacan por su abundancia parasitoides del tercer estado ninfal de mosquita blanca de los géneros Encarsia y Eretmocerus, la mosquita bailarina (Drapetis sp.), depredador de adultos de esta misma plaga, Chinche Macrolophus spp. Catarinitas del género Hippodamia, parasitoides del minador de la hoja de los géneros Opius, Diglyphus y Dacnusa, con los cuales se han observado parasitismos superiores a 90 por ciento, parasitoides del pulgón verde de los géneros Lisiphlebus y Aphidius, ácaros depredadores de los géneros Phytoseiulus y Amblyseius, avispita Copidosoma truncatellum, avispas de la familia Braconidaea, lcheneumonidae y Vespidae, crisopas Chrysopa ssp., chinche pirata (Orius spp.), chinche ojona (Geocoiris spp.), chinches asesinas Sinea spp. y Zelus spp., arañas y moscas Syrfidae y Tachinidae.

La fauna benéfica que se conserva, incluyendo a la avispita Tamarixia triozae parasitoide del pulgón saltador o paratrioza Bactericera cockerelli, logran mantener las poblaciones de esta plaga en niveles que no ocasionan daños económicos en el cultivo de chile; con esta avispita se ha observado un parasitismo de 80 a 90 por ciento de las ninfas de esta plaga. Por esto durante el muestreo de 387 plagas se debe contabilizar la incidencia de esta fauna benéfica, además de colectar muestras de las plagas para determinar el porcentaje del parasitismo.

Uso de entomopatógenos. En las evaluaciones con hongos entomopatógenos, para el control de la mosquita blanca los mejores resultados se han obtenido con los hongos Paecilomyces fumosoroseus y Vertisillium lecanii en dosis de 2.4 x 10¹² conidias por hectárea, con reducciones superiores a 80 y 70 por ciento en ninfas y adultos respectivamente, superando a los hongos Beauveria bassiana y Metharizium anisopliae.

Los insecticidas biológicos a base de la bacteria Bacillus thuringiensis presentan buena efectividad en el control de gusanos del cuerno y del fruto, cuando se aplican sobre los primeros estadios larvales en dosis de 0.5 a 1.0 kg de producto comercial por hectárea; sin embargo, no han mostrado buena efectividad en el control del gusano soldado.

En las evaluaciones del virus de la poliedrosis nuclear de Autografa californica + Spodoptera sunia, se ha observado un control excelente sobre larvas de primero a tercer instar del gusano soldado S. exigua, con reducciones superiores a 90 por ciento en dosis de 1.2 x 10¹º cuerpos poliédricos de inclusión por hectárea, además de controlar al gusano del fruto y del cuerno. Estos insecticidas biológicos son muy específicos para el control de larvas y no afectan a otros organismos, por lo que son compatibles con programas de MIP.

Control mecánico

Uso de trampas. El uso de trampas adhesivas es una técnica para muestrear y reducir la incidencia de plagas. En la Planicie Huasteca se ha observado que el minador de la hoja es muy atraído por el color blanco. El uso de tiras de plástico de ese color, untadas con una capa muy delgada de grasa automotriz ayuda a capturar grandes cantidades de adultos de esta plaga. Lo mismo sucede con las trampas amarillas para el muestreo de mosquita blanca y pulgones; sin embargo, también son atraídos otros insectos por este color. En parcelas de validación y transferencia de tecnología con la estrategia de MIP se han observado grandes cantidades de fauna benéfica en estas trampas, por lo que en el caso de que esto suceda será necesario retirarlas.

El uso de trampas con cebo alimenticio, las cuales consisten en recipientes de plástico (garrafas) a las cuales se les abre una ventana y se colocan de dos a tres centímetros de melaza fermentada con cáscara de piña, para la captura de las palomillas, ayuda a reducir la incidencia y los daños ocasionados por los gusanos, soldado y del fruto. Estas trampas deberán colocarse sobre estacas con una separación máxima de 25 metros en la periferia y en la parte central del cultivo.

Uso de feromonas. En el caso del barrenillo del chile, el uso de trampas con feromonas sintéticas sirve para atraer machos y hembras (feromona de agregación), con la finalidad de detectar la presencia temprana y así tomar las medidas de control oportunas. La que se utiliza es la trampa de color amarillo con feromona, con dispositivos de lenta liberación (tres a cuatro semanas) se deben utilizar dos trampas por hectárea colocadas en la periferia del cultivo, las aplicaciones se pueden iniciar cuando se detecte el primer adulto en la trampa; el monitoreo se debe realizar desde el inicio de la floración hasta el final del ciclo.

En el caso de lepidópteros, el uso de trampas con feromonas sintéticas en dispositivos de lenta liberación, sirve para atraer machos (feromona sexual), con la finalidad de detectar presencia temprana y así tomar las medidas de control oportunas. En el cultivo de chile se puede utilizar la trampa de agua para captura masiva de lepidópteros, como es el caso del gusano soldado, gusano del fruto y gusano falso medidor, con sistema de lenta liberación del atrayente (tres a cuatro semanas). Para monitoreo aislado se utilizan de dos a tres trampas por cada diez hectáreas y para el intensivo de diez a 15 trampas por hectárea.

Control químico

Muestreos y umbral de aplicación

En el almácigo. La etapa de almacigo es considerada la más crítica, ya que las plántulas son más susceptibles al virus transmitido por mosca blanca y pulgones, por lo que se recomienda que éstas se encuentren protegidas con malla. En esta etapa se debe muestrear un mínimo de 50 plántulas por cada diez metros cuadrados de almácigo por lo menos tres veces por semana. La incidencia de mosquita blanca, pulgones, diabróticas, trips y minador de la hoja, deja de tener importancia en esta etapa al ser controladas con el tratamiento de semilla. En el caso de larvas de lepidópteros y ácaros será necesario tomar una medida de control tan pronto se detecten las primeras infestaciones.

Del trasplante al inicio de floración. Durante esta etapa se deben revisar en forma visual o con la ayuda de un visor, por lo menos 50 plantas por cada cinco hectáreas, distribuidas en cinco o más sitios. Para gusano soldado y del cuerno, el umbral de aplicación es de cinco larvas en 50 plantas. La incidencia de insectos vectores de virus y plagas como trips, diabróticas y larvas de minador de la hoja no son de importancia al ser controladas por la aplicación de imidacloprid al cuello de la planta; al encontrar estos insectos es importante observar su comportamiento, ya que sus movimientos son lentos, no responden al ser disturbados o no pueden volar, indicios de que el producto está funcionando y no hay necesidad de complementar el control. Para el ácaro blanco y la araña roja, se deberá tomar una medida de control al detectar los primeros adultos y síntomas de brotes tiernos.

De la floración a la cosecha. En esta etapa se mantienen conteos visuales o con visor de las 50 plantas por lote. Es importante revisar las hojas del tercio superior, ya que son preferidas por los adultos de los gusanos soldado, del cuerno y del fruto para ovipositar. Una vez que el cultivo comienza a fructificar, se debe revisar dos frutos por planta, para un total de cien frutos por lote. El umbral económico durante este periodo es: para gusano de fruto 0.25 larvas por planta; para mosca blanca diez adultos por planta; para minador de la hoja cuando 20 por ciento de las hojas presenten una o más minas con larvas vivas, para larvas de gusano soldado, un total de seis larvas pequeñas por metro de surco, ya que en los estadios iniciales se encuentran fuera de los frutos, lo que facilita su control.

Para el barrenillo del chile se debe realizar de dos a tres muestreos por semana; el control se deberá iniciar cuando se encuentre un adulto por cada 200 plantas, inspeccionando un mínimo de dos yemas florales, botones o flores por planta, a partir de la etapa de inicio de floración y durante toda la fructificación o cuando se detecte el primer adulto en las trampas de feromona.

Aplicación de insecticidas

Dentro de la estrategia del MIP en chile, el control químico se inicia con el tratamiento de la semilla con el insecticida imidacloprid en dosis de 49 gramos de ingrediente activo (g I.A.) por kg de semilla. Inmediatamente después del trasplante, se debe realizar una aplicación dirigida al cuello de la planta con este mismo insecticida, en dosis de 350 g I.A por hectárea.

Debido a que este producto es sistémico, es absorbido por las raíces y asciende con la corriente de savia, protegiendo las plantas contra insectos vectores de virus por más de 30 y 60 días para la primera y segunda aplicación, respectivamente. Es decir, el imidacloprid tiene un efecto prolongado y una vez que los insectos se alimentan de las plantas tratadas, éstos dejan de hacerlo y aunque estén presentes no causan más daños y poco después mueren.

Por lo anterior, durante 60 días después de la segunda aplicación no es necesario complementar el control de insectos vectores de virus como mosquita blanca y pulgones, ni para plagas secundarias como trips, diabróticas, pulga saltona y minador de la hoja, ya que por ejemplo, en el caso de San Luis Potosí, se han observado incidencias de virosis y rendimientos muy similares que cuando se complementa el control con aplicaciones periódicas al follaje con insecticidas convencionales, los cuales son muy tóxicos para la fauna benéfica. Para el control de mosquita blanca, después de este periodo se sugiere la aplicación del hongo Paecilomyces fumosoroseus en la dosis mencionada antes en el uso de entomopatógenos.

Para el barrenillo del chile se determinó que los mejores productos para su control son Fipronil, Clorpirifós y Oxamil en dosis de 50, 720 y 520 g I.A por ha con efectividades del 95, 88 y 86 por ciento, respectivamente; sin embargo, debido a que son tóxicos para fauna benéfica se deberán identificar los manchones de la primera generación, los cuales generalmente se localizan en las orillas de los lotes, para realizar la aplicación en dichas áreas y retardar lo más posible la primera aplicación generalizada.

En San Luis Potosí el minador de la hoja es altamente resistente a la mayoría de los insecticidas convencionales, y el uso de éstos ocasiona problemas más grandes, ya que se reducen las poblaciones de los parasitoides de esta plaga. Los productos más adecuados para su control son abamectrina y cyromacina en dosis de 5.4 y 75 g I.A. por ha, respectivamente, los cuales deben ser utilizados en forma alterna para reducir riesgos inherentes al desarrollo de la resistencia.

Para el control del ácaro blanco y de la araña roja se sugiere el uso de abamectina en dosis de 9 g I.A. por ha y repetir la aplicación de seis a ocho días después, una vez que se observen las ninfas que han emergido de los huevecillos que quedaron. Existen otros productos que controlan estos ácaros, sin embargo son muy tóxicos para la fauna benéfica y ocasionan el resurgimiento de otras plagas, por lo que es importante evitar su uso y no realizar mezclas de insecticidas, ya que se propicia la resistencia genética de los mismos y se dificulta el control de éstos y de otras plagas. Las aspersiones con azufre elemental en dosis de 2000 g I.A. por ha son efectivas cuando se realizan en densidades bajas de ácaros o cuando se aplican en forma preventiva para el control de enfermedades foliares del chile.

Para el control de los gusanos soldado, del cuerno y del fruto, se deben utilizar los insecticidas biológicos mencionados en el uso de entomopatógenos, o los insecticidas spinosad o tebufenozide en dosis de 48 y 80 g I.A. por ha, respectivamente.

Impacto y dominio de recomendación

El control de las plagas del chile que considere un enfoque de manejo integrado de plagas reduce la incidencia de enfermedades virales en un 70 por ciento, logra disminuir el uso de insecticidas y los costos por concepto de control de plagas hasta en un 50 por ciento; además, se reduce la contaminación ambiental y los residuos tóxicos de las cosechas, se impide el desarrollo de poblaciones de insectos plaga que presenten resistencia múltiple a insecticidas y, sobre todo, se evita el rebrote de otras plagas consideradas como secundarias, al conservar la fauna benéfica natural que las mantiene bajo control. Finalmente se incrementan las poblaciones de insectos benéficos que ayudan a la regulación de poblaciones de insectos plaga, promoviendo así la sostenibilidad del sistema de producción, la desintoxicación química de la región y la inocuidad de los productos.

Para el buen funcionamiento de esta estrategia, es necesario que se implemente en el ámbito regional —es decir, en toda la planicie huasteca, la cual contempla el oriente de San Luis Potosí, sur de Tamaulipas y norte de Veracruz—, en la zona media de los municipios de Rioverde y Ciudad Fernández y en el Altiplano Potosino en Villa de Arista, Bocas, Moctezuma, Villa de Arriaga, El Barril y El Huizache, SLP.

En el caso particular de San Luis Potosí, se ha diseñado una estrategia de manejo integrado de plagas que considera el uso de insecticidas autorizados, efectivos y selectivos con la finalidad de conservar la fauna benéfica, natural e inducida. Con este manejo se ha logrado reducir la incidencia de enfermedades virales, el uso de insecticidas y los costos por concepto de control de plagas.

Esta estrategia se validó y transfirió en la Planicie Huasteca, Zona Media y Altiplano de San Luis Potosí y actualmente se está estableciendo en más de cuatro mil hectáreas de chile en el estado.

* Campo experimental Sur de Tamaulipas. Sitio experimental Ébano, CIRNE – INIFAP

Correo electrónico: garza.enrique@inifap.gob.mx

** Centro Regional de Estudios y Reproducción de Organismos Benéficos (CREROB) Molinos, SLP

Comentarios

comentarios

Siguenos!

Países que nos están viendo


Suscribete al Boletin