Tecnología

Cochinita pibil lista para comerse

De Yucatán para el mundo

Cochinita pibil, relleno negro, frijol con puerco, papadzules, sopa de lima, huevos motuleños, poc-chuc, entre muchos otros, forman parte de la gastronomía yucateca, considerada Patrimonio Cultural Intangible del Estado de Yucatán por decreto oficial desde 2013.

La cocina yucateca se encuentra fuertemente ligada a la identidad regional. En particular, la cocina yucateca se ha instituido como poseedora de una lógica y estética propias, distinta de la cocina del Altiplano central —fuente ideológica de una cocina nacional mexicana— y más cercana a las tradiciones caribeñas, según describe el antropólogo Steffan Igor Ayora.

La demanda de consumo de platillos yucatecos no solo se limita a la región de Yucatán. La cochinita pibil, por ejemplo, se elabora y comercializa como producto en empaque listo para comerse, a pesar de ser elaborado por empresas productoras asentadas en otros estados.

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Manuel Octavio Ramírez Sucre, investigador del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej), sede Sureste, menciona que una desventaja que presentan estos productos es que sus características de textura y sabor no corresponden a las de los platillos que se elaboran de manera tradicional en la región.

En conjunto con la empresa Productores Asociados de la Península de Yucatán, el Ciatej Sureste impulsó el establecimiento de un proceso piloto para la realización de guisos regionales de alta calidad listos para su consumo, seguros, sin conservadores químicos y con una larga vida de anaquel, mediante el financiamiento del Fondo de Emprendedores de Yucatán (Fondey).

Productores Asociados de la península de Yucatán se ha dedicado a la elaboración de productos finales que, entre sus características, requerían refrigeración. “Lo que querían hacer es un proceso en el que se tuviera un producto terminado y que no tuviera la necesidad de esa cadena de frío”, apuntó Ramírez Sucre.

Con este interés, se realizó el proceso piloto para la elaboración de cochinita pibil en bolsas flexibles estériles, evaluando su calidad sensorial (color, olor, sabor y aceptabilidad general), fisicoquímica (textura, acidez, entre otros) y microbiológica, así como su vida de anaquel.

El proceso inicia con la preparación de la salsa y el corte de la carne en diversos tamaños para que el sabor penetre adecuadamente. La carne pasa por un proceso de precocimiento en tanques y se envasa en bolsas flexibles (pouches), con cierto porcentaje de vacío. Tras esto, se cierra herméticamente y pasa a una autoclave (recipiente de presión) para su esterilización.

De acuerdo con Ramírez Sucre, la esterilización es uno de los procesos térmicos más relevantes ya que permite que el producto no necesite conservadores artificiales. “Una vez que sale del autoclave no necesita más tratamiento. Este proceso de esterilización es importante también porque el producto no requiere una manipulación posterior, como en el caso de la pasteurización.”

La esterilización comercial consiste en un tratamiento térmico de 121 grados Celsius mínimo durante 15 minutos, y como parte de la evaluación del proceso se determinó la temperatura y el tiempo adecuados para cada uno de los guisos (cochinita pibil, ya en el mercado, y lechón negro, en elaboración). De igual manera, se evaluó el porcentaje de vacío más indicado para aplicar al producto, con la finalidad de que tuviera una vida de anaquel más larga.

La cochinita pibil lista para comerse se comercializa actualmente en diferentes presentaciones (presentación de bolsa pouch o enlatado) y bajo diferentes métodos de elaboración (con necesidad de cadena de frío o sin ella). Como parte del proyecto, se realizaron análisis fisicoquímicos, microbiológicos y sensoriales de algunos productos similares existentes en el mercado, dos en presentación de bolsa pouch y uno enlatado.

Los investigadores analizaron la textura del producto obtenido como parte del proyecto, mediante el uso de un texturómetro del Ciatej, sede Sureste. “La ventaja más importante es que la textura de esta cochinita pibil es la que debe tener el guiso regional.”

Para evaluar el aspecto sensorial, se realizaron pruebas con alrededor de 50 jueces no entrenados que son consumidores potenciales. “Ellos prueban el producto y dicen qué tanto les gusta, si les gustó poco, más o menos, mucho o muchísimo. Depende de la escala. Nosotros utilizamos escalas de nueve puntos.”

Una de las ventajas de colaborar con un centro de investigación fue desarrollar un producto que satisface el paladar de los consumidores, con la seguridad de contar con un platillo inocuo avalado por el Ciatej, sede Sureste.

Entre los beneficios resultantes, se obtuvo un producto diferenciado de las marcas existentes ya que está elaborado a base de carne de cerdos nacidos, criados y cocidos en Yucatán, con las especias y los condimentos naturales de esta región. “Ya empezamos a trabajar en la denominación geográfica, que, de obtenerla, la cochinita pibil solo podrá llamarse a aquella que se produzca en Yucatán.”

Finalmente, se realizó el etiquetado nutrimental considerando las normas oficiales mexicanas y las de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), con lo que el producto puede exportarse a diferentes países.

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