Tecnología

Investigadora ve en el nopal una alternativa al plástico desechable

A partir del jugo de nopal, la maestra Sandra Pascoe trabaja en el desarrollo de un bioplástico que podría llegar a reemplazar la materia prima derivada del petróleo

Una bolsa de plástico tiene una vida útil promedio de 15 minutos, es raro que se use más de una vez y puede tardar en degradarse hasta 400 años, según datos de ambientalistas.

Desde hace cuatro años, la maestra Sandra Pascoe, académica de la Universidad del Valle de Atemajac (Univa Guadalajara), trabaja en la elaboración de un bioplástico a partir del jugo de nopal. Sus hallazgos podrían representar la solución al uso de plásticos comunes —derivados del petróleo— en bolsas y demás desechables.

A diferencia de los plásticos comunes, el bioplástico a base de jugo de nopal se degradaría en un periodo de dos a tres meses en condiciones normales a la intemperie, pero si entra en contacto con agua el proceso puede reducirse a dos o tres días.

La académica relata que hasta este punto su trabajo representa un poco más de la mitad respecto a la meta que quiere lograr, que es consolidar la fórmula y el método de elaboración del bioplástico para que pueda ser parte de un proceso industrial y comercializarlo.

“Hay más de 300 especies de nopal que se conocen y nada más diez de ellas son las que el hombre utiliza para su consumo”, explica Pascoe Ortiz para resaltar las inmensas posibilidades que podrían existir en los derivados del nopal.

Actualmente su investigación se centra en averiguar si existe alguna diferencia entre las propiedades del nopal cultivado (Opuntia ficus-indica) y el nopal silvestre (Opuntia megacantha), de donde están extrayendo jugo, de donde se toma el mucílago —la sustancia más espesa— para proceder con el desarrollo del bioplástico.

En esta etapa, el proyecto de investigación ha tenido el apoyo de estudiantes de licenciatura y maestría de la Univa y también se incorporan miembros de la comunidad de investigadores de la Universidad de Guadalajara.

“Hasta el momento las bolsas que he obtenido son bolsas pequeñas pero no tan delgadas como una bolsa de supermercado (…) Lo que sigue es el desarrollo de prototipos más elaborados”, narra la investigadora.

Ya se ingresó la solicitud de registro de patente de la formulación y del proceso de elaboración del bioplástico ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). Luego de esto, Sandra Pascoe aspira a conseguir más recursos de becas y programas de investigación en el ámbito federal, además que no descarta que la iniciativa privada pueda involucrarse de alguna manera.

Aparte de las bolsas, otra posible aplicación del bioplástico sería para reemplazar las materias primas derivadas del petróleo en platos y vasos desechables, pero en el proyecto también se plantea como meta hacer las pruebas necesarias para que con el bioplástico a base de nopal se pueda generar un material para impresoras 3D.

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