Tecnología

Mejorar suelos y nutrir cultivos, objetivos del yeso agrícola

Por: Dr. Eusebio Jr. Ventura Ramos*, Ing. Annuar Vega Abascal**
Foto: Cortesia Yesera Monterrey

En 2005, la agricultura de temporal en México ocupó un área de 11 millones 848 mil 65 hectáreas, que sumadas a la superficie de tres millones 908 mil 79 ha ocupadas por la agricultura de riego, conformaban la frontera agrícola de nuestro país, según cifras de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Ambas condiciones —riego y temporal— han estado sujetas a factores limitantes de la producción, entre los que se incluyen los climáticos, de manejo del suelo y agua, de manejo del cultivo y socioeconómicos.

Con la finalidad de crear un ambiente más adecuado para el crecimiento de los cultivos se han utilizado invernaderos, estructuras que en su caso más simple utilizan cubiertas para reducir temperaturas extremas, y que en el caso de los más sofisticados utilizan sistemas de control automatizados para el control climático, el riego y el manejo en general del cultivo.

Sin embargo, el suelo y el agua son los factores de mayor influencia en la producción agrícola del mundo, y como tal, un buen manejo de los mismos es condición indispensable para obtener rendimientos óptimos. En lo que se refiere al agua, tanto en México como en el mundo, la agricultura es el sector económico que más utiliza el recurso hídrico, con un 70 por ciento del total.

Sin embargo, el uso del agua tiene niveles de eficiencia tan bajos (alrededor de un 30 por ciento) que la implementación de prácticas que mejoren la infiltración del agua y disminuyan los escurrimientos superficiales, aumentando la capacidad de almacenamiento y disminuyendo la pérdida de agua por evaporación son importantes para incrementar el uso eficiente del agua.

Mejorar las condiciones fisicoquímicas de los suelos para aumentar los rendimientos es otro de los desafíos en la agricultura. Generalmente el mejoramiento de suelos tiene como objetivos principales aumentar la porosidad para incrementar la permeabilidad y crear un ambiente adecuado para el crecimiento de las raíces.

Empero, en general, las prácticas convencionales de manejo de suelos han deteriorado la estructura de los mismos, causando problemas de compactación y por lo tanto de un movimiento restringido del agua, aire y calor.

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