Tecnología

Producen biogás con residuos de queso y vino

Hidrógeno y metano, son biocombustibles gaseosos útiles para la producción de electricidad

Querétaro, Qro., 27 de abril de 2021.— Querétaro se caracteriza por su producción de queso y vino, dos agroindustrias que generan empleos, ganancias y residuos industriales que hoy están siendo aprovechados por investigadores del Instituto de Ingeniería (ll), Unidad Juriquilla, de la UNAM, para obtener hidrógeno y metano, ambos biocombustibles gaseosos útiles para la producción de electricidad.

Este equipo de académicos, liderado por Germán Buitrón Méndez, utiliza el zumo y cáscara de las uvas, así como el suero de la leche resultante de la industrialización del queso, para darles un valor agregado. Residuos que recolectan entre junio y noviembre en Tequisquiapan y Ezequiel Montes, zonas que congregan bodegas y viñedos, y el resto del año en el caso del suero de la leche, para así generar biogás, explicó el experto.

Una vez que cuentan con los residuos, son procesados con microorganismos en varios reactores y una planta piloto en una acción en serie.

Los residuos vitivinícolas tienen un pH ácido, por lo que la labor se lleva a cabo en dos etapas:

“En la primera producimos hidrógeno en condiciones ácidas en un reactor, y ácidos grasos volátiles. El material viene también con mucho etanol, parte del cual se oxida y se forma ácido acético, propiónico y butírico, e hidrógeno. Se cosecha el hidrógeno y los ácidos grasos se pasan al reactor formador de metano, en donde la materia orgánica ya está más fácilmente asimilable.

“En la etapa acidogénica, donde generamos hidrógeno, usamos bacterias que les gustan pH ácidos, que es como viene el efluente. En el reactor metanogénico están las arqueas, que también son microorganismos y les gusta el pH neutro. En el reactor podemos darles esas condiciones”, explicó el experto.

Es un modelo matemático el que utiliza este equipo de académicos para que el trabajo de los microorganismos sea automatizado y controlado, el cual sabe alimentar del primer reactor lo que necesita el segundo reactor, con el objeto de maximizar la producción de metano. Así, la aportación de Buitrón y sus compañeros es aprovechar al máximo la consecución de ambos gases.

Durante estos procesos, los expertos pudieron notar cómo en el primer reactor también se logran ácidos grasos, dentro de los cuales hay otros de cadena media como el caproico y caprílico, más valiosos que los combustibles gaseosos, cuya producción requiere de ácido acético y etanol.

La intención de este equipo de universitarios es poder utilizar estos biocombustibles gaseosos en las propias productoras de vino y queso para hacerlas autosuficientes sin la necesidad de transportar grandes distancias el biogás.

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