Tecnología

Recubrimientos para proteger frutas y verduras en poscosecha

En América Latina se desaprovechan hasta 127 millones de toneladas de alimentos al año

Esta pérdida de alimentos ocurre dentro de los eslabones de la cadena alimentaria. Un 28 por ciento de estas mermas sucede durante la producción; otro 28 por ciento del desperdicio es causado por el consumidor; 22 por ciento se presenta durante el manejo y almacenamiento; 17 por ciento de las pérdidas está en el mercado y su distribución, y el resto ocurre durante el procesamiento.

En este contexto, la Estrategia Regional de Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos (PDA) de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) considera de gran importancia el desarrollo de tecnologías poscosecha para reducir estos índices.

Ante este panorama, científicos del Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA) desarrollan recubrimientos para la protección de frutas y verduras en poscosecha. Este desarrollo, trabajado por cerca de una década, tiene como finalidad contribuir a la reducción del desperdicio de alimentos de interés para México, generando a su vez el aprovechamiento integral de productos para el consumidor por medio del aumento del tiempo de vida y el fortalecimiento de la economía del sector agrícola nacional.

El uso de recubrimientos en poscosecha, como ceras naturales, es una tecnología que se ha aplicado desde hace siglos para conservar diversos frutos (minimizando la pérdida de humedad) y proporcionar brillo a la superficie. A partir de la aparición del quitosano, se detonó el uso de esta protección especial para los alimentos; sin embargo, su optimización continúa de acuerdo con las necesidades sociales, agrícolas y de los consumidores.

Los productos poscosecha, una vez que son separados de la planta “madre” buscan sobrevivir con las reservas que tienen. Durante esta etapa, el fruto pierde agua debido a su proceso de respiración. Esto trae como consecuencia la pérdida de peso y desencadena más rápido la senescencia (cambios debido al transcurso del tiempo) del producto y, por tanto, menor vida útil.

Los recubrimientos generados en el CIQA están elaborados a partir de alcohol polivinílico y una suspensión de poliacetato de vinilo, un polímero utilizado en la formulación de la goma de mascar y en algunos alimentos de forma limitada y regulada. Con estos elementos se forma una cubierta polimérica biocompatible, inocua para los humanos, que permite proteger diversos productos hortofrutícolas después de la cosecha.

Con la aplicación de los recubrimientos, los especialistas del CIQA disminuyen la respiración y la pérdida del agua, para lograr que el producto en poscosecha se mantenga durante más tiempo.

Durante cerca de diez años, estos recubrimientos han ido evolucionando, iniciaron con un látex únicamente de poliacetato de vinilo que no tuvo buenos resultados, posteriormente se le incorporó alcohol polivinílico. Actualmente, los especialistas trabajan esta mezcla adicionando otros compuestos para aumentar la efectividad del recubrimiento.

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